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— ¿Podrías dejar de huir? —demanda Taehyung arriconando al pelinegro. Habían pasado tres días desde el encuentro que habían tenido en la puerta de la habitación del menor. Taehyung como no se rendía tan fácil, persiguió al chico durante esos días buscando lograr su cometido, pero cada vez que se le acercaba el pelinegro escapaba haciéndole las cosas un poco más difíciles.

Jungkook estaba siendo acorralado contra una de las paredes del pasillo, el castaño lo aprisionaba a tal punto en que no había casi espacio entre ellos haciendo que sus respiraciones a la par de sus corazones se agitarán.

El pelinegro no respondió, simplemente se mantuvo en silencio evitando la penetrante mirada del castaño, trataba de buscar una nueva forma de escapar de su agarre.

— ¿Me vas a decir que te pasa? —sigue Taehyung con la travesía de hallar una respuesta.— ¿Por qué me ignoras?

— Me va a hablar de ignorar a las personas cuando usted fue el primero en evitarme. —declara el menor dolido.

— Nunca te evité. —asegura con firmeza.

— Ajá, ¿En serio? Y que paso con esos "Ahora no puedo tengo que salir con Hobi". —reprocha recordando todas esas veces en la que fue rechazado.

—  Y en tal caso que te estuviera evitado ¿En que te hubiera afectado? Que yo recuerde, no me querías cerca de tí. —espeta indignado por los reclamos del chico.

— Una cosa es que no acepte sus coqueteos y otra es que me evité y si me disculpa me tengo que ir. —empuja al castaño siguiendo con su camino.

— ¡No tan rápido! —lo vuelve acorralar.

— ¡¿Que quiere?! ¡Déjeme en paz! —trata de volver a empujarlo pero el mayor lo sujeta con más fuerza.

— ¡Hey! ¡Calmate! Solo quiero disculparme. —aclara.

— ¿Eh?

— Admito que no me porte muy bien contigo pero entiéndeme se me era muy difícil estar cerca de ti. —explica pausadamente.— Entonces dime, ¿Cual fue la causa de que ese brillo tan especial que había en tus ojos fuera reemplazado por esa tristeza?

El pelinegro ante la pregunta se sonroja sintiendo como la timidez  apoderarse de su ser.

— Jungkookie... ¿Cuál es la causa de tu tristeza? —le susurra con su ronca voz en el oído.

— No tiene importancia. —tartamudea.

— Claro que si la tiene. Dime Jungkookie... —deposita un suave beso en su cuello.

— Es usted. —confiesa con la voz temblorosa.

— ¿Yo que-e? —no creía lo que estaba escuchando.

— Usted es la causa de mi tristeza. —era como si su cerebro se hubiera desconectado y ahora su corazón era el que había tomado el control.

— ¿Por qué? —estaba confundido.— ¿Por qué yo sería la causa de tu tristeza si te molesta tanto mi presencia?

— Usted no me molesta. —dice mirandolo atentamente.

— ¿No? ¿Entonces?

— No se lo puedo decir. —declara dirigiendo su vista hacia el suelo.

— Si puedes. —toma la barbilla del pelinegro para que lo mirara.

— No, no puedo.

El castaño observaba aquellos dos enormes ojos con intensidad, su pulso estaba acelerado, estaba desesperado quería una explicación. Ya se había cansado de jugar a este juego, sentía que se volvería loco si no aclaraba toda está situación de una buena vez, así que, actuó sin pensar.

Tomo la cintura del pelinegro acortando la distancia que había entre ellos comenzando a esparcir húmedos besos a lo largo de su definido cuello subiendo hasta el borde de su mandíbula. Jungkook no hacía más que retorcerse trantando de ahogar sus gemidos.

— Dime...

— No puedo. —susurra débilmente.

Taehyung ante la negativa del menor atrapó entre sus dientes su piel; saboreandola, memorizando la textura de aquella piel tan cremosa que tanto había deseado probar.

— Dime. —insiste.

— ¡Me gustas! —habla sin darse cuenta cuando su hyung le mordió el lóbulo de la oreja, no había podido con tanta tortura.

— ¿Qué? —había quedado perplejo.

— No lo voy a repetir. —exclama avergonzado al caer en cuenta lo que había dicho. Haciendo el cuerpo del castaño aún lado, se larga de allí a paso apresurado.

Taehyung estaba conmocionado, no podía creer que aquellas palabras hubieran abandonado la boca del pelinegro; cuántas veces había soñado e incluso anhelado que aquel momento sucediera y ahora que lo hacía parecía irreal. El chico que siempre había amado había confesado que sentía algo por él, eran tan indescriptible. Sin duda alguna, aquellas palabras habían motivado al castaño a que no debía darse por vencido tan rápido con el menor, haría todo lo que estuviera a su alcance para restaurar su hermosa sonrisa y el brillo de sus ojos que le fue arrebatado por su culpa.

 Sin duda alguna, aquellas palabras habían motivado al castaño a que no debía darse por vencido tan rápido con el menor, haría todo lo que estuviera a su alcance para restaurar su hermosa sonrisa y el brillo de sus ojos que le fue arrebatado por s...

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No te dejes consumir por el miedo, vive, sé libre y disfruta de lo hermoso que puede llegar a ser el amor.”

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