16.

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–¿En verdad no quieres que me quede? Puedo decirle a... –Gray colocó una de sus manos sobre los labios de Ethan.

–Ve, que sino puede que suceda una catástrofe sin ninguno de los dos allí. Aquí se queda Meg hasta que vuelvas por la noche, asi que no tienes de que preocuparte. Podremos dos contra los demonios que tenemos por hijos –le dijo sonriendo y Ethan le devolvió la sonrisa, para luego depositar un casto beso en sus labios.

–Volveré temprano, lo prometo.

Gray dibujó una sonrisa torcida en sus labios.

–Siempre dices eso cuando sabes que llegarás tarde.

Ethan sabía que no podía negarlo, pues el alfa lo conocía demasiado bien.

–Lo intentaré, lo prometo.

–Ve –le dijo entonces Gray acomodando a Victoria entre sus brazos.

–Cuídate.

–Igual tu –le contestó y cerró la puerta detrás de él, aun teniendo un muy mal presentimiento, un presentimiento de que algo malo iba a suceder y cuando tenía aquel tipo de sensación sabía que significaba algo, pero no sabía qué.


***


El timbre de la casa sonó dejándole en claro que su representante había llegado, por lo que sin más fue a abrir la puerta, encontrándose así a un pequeño omega, con rostro preocupado y miedoso.

El aroma del omega llegó a sus sentidos de una forma abrumadora, de una forma que no esperaba. ¿Desde hacía cuando el aroma de aquel omega era tan dulce y tentador?

–Cody, hacía tiempo que no te veía –dijo y se hizo a un lado –Pasa... ¿quieres algo para tomar?

El omega con cierto temor ingresó y comenzó a mirar hacia todos lados.

–La verdad es que me sorprendió que me llamaras e incluso pidieras que viniera, ¿qué sucede? –preguntó mientras ambos se encaminaban al living, donde Cody se sentó en el sofá individual.

Ezra parecía incapaz de concentrarse con el olor que desprendía el cuerpo del omega y sin poder evitarlo, preguntó.

–¿Tu celo está cerca?

Cody se le quedó mirando y llevó una de sus manos a su nuca, donde se rascó.

–En unos días –confesó –la verdad es que iba a quedarme en mi casa por estos días, pero parecía urgente tu llamada.

–Podrías haberlo dicho, no pasaba nada si dejábamos pasar unos días –le contestó Ez mientras se sentaba frente a él.

–No hay problema, tomé un supresor antes de... venir –Ezra era capaz de ver cómo poco a poco las mejillas del omega iban tomando un color rosado e incluso sentía cómo el olor que desprendía se hacía cada vez más intenso y más provocador.

Ezra tragó con fuerza, sabiendo lo que aquello significaba.

–No creo que haya sido buena idea que hayas venido –dijo entonces viendo la agitación del omega frente a él, como también el miedo y el pavor que poco a poco se mezclaba con el olor dulce que desprendía.

Sentía su miembro casi despierto por debajo de sus pantalones y sabía que quedarse por un tiempo más con aquel omega entrando en celo no era algo que quisiera y estaba por irse a la cocina a encerrarse en ella si era necesario, pero el omega pareció haber sido más rápido y en cuanto se levantó sintió unas manos rodeando una de sus muñecas. Fue entonces que miró hacia abajo encontrándose con la mirada del omega completamente ida y con un solo objetivo, saciar sus deseos sexuales.

Un sentimiento entre amor y recuerdosWhere stories live. Discover now