28.

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El silencio parecía que sería eterno y la verdad era que en aquel momento era lo que deseaba. Acariciaba sus cabellos con delicadeza, mientras sentía su respiración tranquila y acompasada. Sus ojos cerrados y su cabeza apoyada en sus piernas en el sofá del living.

Lo observaba con atención y pensando. Pensando en cómo protegerlo. En cómo protegerlos.

Si, era algo difícil y casi imposible. Tenía la fuerza, pero no la voluntad. No cuando ya la había gastado toda para proteger y volver con Grayson. Ya no tenía energías. Ya no quería seguir con aquello. Quería que todo aquello terminara. Que Gray y sus hijos estuvieran a salvo, pero sabía que nunca sucedería aquello si él seguía con ellos, si seguían siendo parte de una vida que claramente no quería dejarlo en paz.

El aire aun estaba cargado con las feromonas que Grayson había expedido. Unas feromonas para nada normales y para nada el olor que él recordaba, que él anhelaba volver a sentir, que necesitaba. Lo ansiaba, ansiaba volver a oler a Grayson y no aquel olor que había dejado solo atisbos de lo que había sido alguna vez Grayson.

¿Y si quizás había perdido a su Grayson? ¿Y si quizás no había forma de continuar con aquello?

Fue entonces que dejó libres sus feromonas, para poder hacer desaparecer las de él, para evitar que los guardias que se encontraban fuera se sintieran mas que tentados a ingresar como había sucedido y él tuviera que terminar cortando varias cabezas, que la verdad, en aquel momento, parecía con ganas de hacerlo, pero no precisamente las de sus hombres. No de aquellos que aun continuaban a su lado a pesar del peligro que significaba.

Si, quizás no se había esperado aquello. Quizás sabia de la desesperación de Grayson. Quizás, si hubiese sabido que se trataba de otra persona lo hubiera terminado de raíz y hubiese terminado con el martirio que parecía ser para él, pero no podía, se negaba a acabar lo que él había creado. La persona frente a él había dejado de ser el Grayson que él había conocido y quizás nunca más lo tendría frente a sus ojos, porque, a fin de cuentas, él había sido el culpable de su caída.

La impotencia, un sentimiento que nunca había sentido, brotó dentro de él y dejó de acariciar sus cabellos. La impotencia de no poder hacer nada, de no haber podido impedir lo que le habían hecho.

Se había prometido protegerlo, ¿Qué había hecho entonces? Nada, solo arruinarlo más de lo que ya lo había hecho en su momento.

–Deberías dejar de culparte –le dijo entonces alguien detrás de él, sabiendo que se trataba de Brendan.

El mismo rodeo el sofá y se colocó frente a este, sabiendo que el alfa frente a él era el único que podía soportar las feromonas de Grayson, porque, a fin de cuentas, a él le habían cortado de raíz aquel problema de las feromonas. Solo las de un alfa puro le afectaba y él se había encargado de acabar con lo que lo habían transformado y por ello agradecía que Brendan se encontrara allí.

–Lo único que lograrás es tu muerte si sigues culpándote por lo que le pasó al cachorro –agregó y señaló a Grayson, sabiendo que las palabras que le decía eran ciertas.

Ethan lo observó impasible.

–Ha sido mi culpa, todo lo que ha tenido que pasar fue por lo que soy y por lo que me convirtieron –le contestó sin dejar de mirarlo –Es lo que siempre sabía que podía llegar a pasar y, aun así, decidí quedarme con él.

Brendan suspiró y se llevó una de sus manos a sus cabellos, tirándolos hacia atrás con cierta frustración dibujada incluso en sus facciones.

–Quizás sea cierto lo que dices, pero... Sigue sin ser tu culpa que... –intentó contradecirlo.

Un sentimiento entre amor y recuerdosOù les histoires vivent. Découvrez maintenant