13.

252 48 6
                                    

Y he aquí al fin el siguiente capitulo de esta historia! Espero lo disfruten!!



Cuando se giró en la cama, observó con calma y tranquilidad su rostro sereno y alejado de las preocupaciones que parecían ajetrearlo. Sabía que nunca podría estar enojado con él, mucho menos, odiarlo, a pesar de que siempre intentaba ocultarle una verdad que podía afectar no solo a ellos dos, sino también a sus hijos. Siempre lo había sabido.

Fue entonces que llevó una de sus manos a su frente, quitando los rebeldes cabellos que caían y sonrió levemente al ver que comenzaba a despertar.

–Buenos días –le susurró y Ethan dibujó una leve sonrisa en su rostro aun sin abrir sus ojos, hasta que lo hizo, y sus ojos grises chocaron contra los suyos oscuros.

–Buenos días –contestó con voz algo pastosa y rostro adormilado –¿Quieres que prepare el desayuno?

Grayson negó.

–Quedémonos un poco más. Es domingo y los niños dormirán hasta tarde.

Ethan sonrió complacido y se acercó más a su cuerpo, abrazándolo y atrayéndolo hacia el suyo.

–Entonces durmamos un poco más –pidió y el silencio volvió a reinar entre ambos, pero él se sintió incapaz de cerrar sus ojos mientras sentía su respiración acompasada dando contra la coronilla de su cabeza.

Sentía que las preocupaciones de Ethan se disipaban como si nunca hubiesen estado allí, aunque la verdad era una muy diferente, pues sabía que incluso en sus sueños podían formarse aquellas sombras que, sabía, nunca lo dejarían en paz. Siempre había creído que nunca podía llegar a ser posible que algo como lo que lo asustaba podía llegar a hacerlo. Nunca creyó que Ethan podía llegar a sufrir de aquella forma por simplemente un sueño, pero en parte lo entendía.

Ethan había vivido toda su vida desligado a cualquier tipo de sentimiento hacia todos, incluso hacia su propia familia. Nunca había tenido a nadie por quien preocuparse, mucho menos por su hermana, quien era capaz de protegerse a ella misma, pero allí estaba, preocupado por el pasado que parecía querer perseguirlo sin tregua, incluso en aquel momento y que ambos sabían, no lo dejaría en paz incluso por ser uno de los pocos alfas pura sangre que quedaban.


***


Cuando despertó observó el rostro completamente dormido y en paz. Formó entonces una leve sonrisa en su rostro, que hizo que una sensación tranquila y placentera se instalara en su cuerpo.

Para él, desde la primera vez que había visto al más pequeño de los tres, supo que Nate sería omega. No sabía la razón, o quizás sí y no quería entender que al tener hijos sabría casi por seguro de qué género serían, pero allí estaba la evidencia. La evidencia de un dulce y débil olor que parecía desprender. Un olor que correspondía a un omega y aquello era algo que parecía poco a poco preocuparle, más sabiendo que el mayor era alfa. 

Nada bueno salía cuando en una familia había un omega y un alfa. Incluso en la suya no había sido algo bueno. Más aun así no iba a privar a dos de sus niños de tener una buena relación, como muchas otras veces sucedía en otras familias. No podía. No cuando sabía que Oliver no se lo perdonaría.

Fue entonces que estiró su mano hasta llegar al pequeño rostro y sonrió, embelesado por el gran parecido que tenía con Oliver y que sabía, que mientras fuera creciendo, más se parecerían, pues había tenido la dicha de admirar fotografías de un Oliver pequeño, dulce e inocente, y el parecido era admirable.

El niño se quejó, más aun así no se despertó, y fue aquello lo que le indicó que debía de levantarse y aprovechar el tiempo que sus niños se mantuvieran durmiendo para poder llegar a escribir algo de lo que le quedaba de la novela para poder entregarla.

Antes de bajar y comenzar con su trabajo en su despacho, se tomó la libertad de revisar la habitación que compartían, viendo a los otros dos dormir tranquilamente, y sabiendo que ya era momento de cambiar de espacio y darles a cada uno su propia habitación, que usarían hasta que lo dejaran y realizaran sus propias vidas.

Fue entonces que antes de ponerse a escribir, tuvo una mejor idea, que fue comenzar a buscar nuevas casas que le diera todas las comodidades que una familia de cuatro podía pedir, pues el dinero nunca había sido un impedimento para él, claro estaba, más aun así, siempre había preferido mantenerse con un perfil bajo y nunca consideró necesario ostentar de algo que había dejado atrás.


***


Las náuseas que lo despertaron fueron lo primero que lo alertó, como también un leve dolor en su parte baja del estómago y fue que sin pensarlo se levantó de un golpe de la cama y corrió al baño, donde devolvió lo que aún quedaba de la noche anterior.

Escuchó entonces, luego de unas fuertes arcadas, cómo la cama cedía y unos pasos se acercaban a él.

–¿Estas bien? –le preguntó con una voz preocupada.

Grayson tragó con fuerza, sintiendo el sabor amargo y asqueroso que aun sentía en su boca y garganta, haciendo a un lado a Ethan.

–Si –le contestó alejándolo y levantándose para poder limpiarse la boca.

Ethan por su parte frunció el ceño.

–No puedes decirme que si cuando acabas de devolver lo que cenamos ayer... ¿acaso tu...?

Grayson dio un fuerte golpe contra el lavabo y lo miró enojado.

–Más te vale que no porque si no te mataré con mis propias manos ¿has entendido?

Ethan levantó sus dos manos en forma de rendición.

–Deberíamos ir al médico para que te revise.

Grayson gruñó por lo bajo mientras se terminaba de asear y lo observó con cara de pocos amigos.

–Pediré un turno para mañana, pero tu llevarás a los niños y te harás cargo de ellos.

–Pero...

–Nada de peros, ya mucho que voy a tener que ir para ver si otra vez no hemos sido lo suficientemente estúpidos como para quedar otra vez embarazado.

Aun sentía su estómago revuelto y con demasiadas ganas de devolver lo que ya no quedaba en su estómago.

–Iré a ver cómo están los niños –le dijo entonces Ethan –Tu si quieres vuélvete a acostar. Pediré el turno con tu médico de siempre.

Vio la preocupación en el rostro de Ethan, pues a pesar de que podía llegar a ser una buena noticia para los dos, pues no lo era. No luego de lo que el médico le había informado cuando había tenido a Victoria, la más pequeña de la familia.

Y a pesar de que la preocupación poco a poco parecía apoderarse de su cuerpo por aquel tema, más lo hizo cuando su celular comenzó a sonar, dejando a la vista el número que esperó nunca lo llamaría. Pues que él lo llamara no significaba nada bueno y aparte, significaba que ya... no estaban a salvo.

–¡Kenji! –exclamó cuando atendió, sabiendo que Ethan ya no era capaz de escucharlo.

–Necesitamos hablar Grayson –fue lo único que le contestó el alfa del otro lado –Te enviaré una dirección y un horario, te espero allí.

Grayson tragó con fuerza, sintiéndose incapaz de cortar aquella llamada, aun sabiendo que del otro lado habían colgado ya. Nada bueno se avecinaba.

Un sentimiento entre amor y recuerdosWhere stories live. Discover now