🥀━━━𝐒𝐄𝐂𝐇𝐒𝐔𝐍𝐃𝐃𝐑𝐄𝐈ß𝐈𝐆

124 10 10
                                    

CAPÍTULO 36

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO 36

DE TODOS LOS MALES QUE NOS TRAJERON AQUÍ

MAXINE

No podía respirar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No podía respirar.

Mi tráquea se había cerrado sin problema alguno, haciéndome estremecer con violencia, aparte de la luz escasa que se colaba por el lugar no veía qué pasaba; estoy muy mareada. Mis brazos intentan apartar lo que sea que me está ahogando, pero no veo más allá del techo de un cuarto pintado de blanco, borroso, mientras mis brazos se estiran a más no poder buscando alguna forma de levantarme.

Me es imposible.

No podía gritar, sentía un gran peso en mi torso, las lágrimas no tardaron en salir de mis ojos y recorrer mis cienes hasta empapar en su totalidad donde sea que estuviera recostada. Sentí cómo despojaban de todo lo que tenía, incluso mi instinto de supervivencia, escuchando el sonido metálico de objetos metálicos al chocar con el suelo dejando un eco que reverberó en el ambiente. Me inquietó, pero seguía sin moverme y estaba completamente cegada. Todo era tan luminoso que mis ojos dolían.

No entendía nada, de lo único que estaba segura es estarme angustiando cada vez más. Sintiendo mis mejillas ardiendo, el corazón a mil por hora e intentando mover las piernas sin obtener resultado alguno, mi respiración se hace frenética. La sensación de ahogo me invade aún más, ya no puedo escuchar nada, es como si me hubiesen metido la cabeza en una cápsula. También el frío me recorre cada extremidad, a tal punto de doler. No me gusta esto, es como si mi cuerpo a tempranas horas de la mañana, con el magnífico sol entrando por la ventana se hubiera convertido en el mismo Polo Norte.

Deja de respirar.

Las voces en mi cabeza no ayudan de a mucho, no quiero obedecerlas, pero me han rodeado como un lobo feroz a un conejito indefenso. Definitivamente no tengo idea de cómo librarme.

Hazlo. Deja que te ahogue.

La sensación de ahogo es a tal punto de hacerme cerrar los ojos definitivamente, sumergiéndome en la oscuridad que brindan mis párpados. No quería hacer caso de los delirios, pero... ha sido suficiente, no puedo más. Pronto, dejo de sentir ese ahogo, pero se ve remplazado por una extraña sensación en mis brazos.

KLEIST - [Siniestros Pecados 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora