KLEIST - [Siniestros Pecados 1]

🥀━━━𝐏𝐑𝐎́𝐋𝐎𝐆𝐎: 𝐔𝐍 𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐑𝐔𝐎 𝐌𝐀́𝐒

Dos meses después.

31 de octubre.

¡Felices fiestas!

O debería decir... ¿Cumpleaños?

Bien, quien quiera que lea esta carta—en realidad sé quién eres, sólo me gusta jugar un poco— es algo que deberías considerar como un obsequio. Sí, la carta de un desconocido como yo a ti, alguien quien no me importa en lo absoluto, pero que ha escarbado muy profundo, ¿no es así?

Ay mi dulzura.... No sabes nada en realidad. Sólo migajas, pero deja te guio antes de que inicie la tan esperada celebración de pintoresca residencia en la cual estas como un humilde mundano habitándola por varios días.

El pueblo de Mittenwald está maldito.

No, no es un cuento para asustar a los niños, eso lo dejaremos para otra ocasión. Pero sé que ya lo sabes.

Centrémonos en Mittenwald, Alemania. Oh, la dulce Alemania. Cargada de tanta historia. Si pudiera tendríamos un conversatorio sobre ella, pero no me quiero ir por las ramas, hablemos de Mittenwald, en serio.

Mittenwald bajo su apariencia de perfección, de aquella utopía pintada como fantasía en las paredes de las casas de sus habitantes tenía cosas oscuras, turbias y sacadas del libro más retorcido en la humanidad. Dije tenía, ¿No es interesante? ¿No te diste cuenta ya?

Ignora mis distracciones, mejor... léeme.

Con costumbres, leyendas y creencias propias—nada del otro mundo, en realidad— han salido a flote comercialmente, pues el turismo en ese pueblo tan hermoso está más que descartado. Todo por las leyendas, aquellos mitos que rodean el origen de ciertos... ciertos... ¿Cómo decirlo? Ciertas ¿supersticiones? En fin, solo hay algo que debes saber de Mittenwald. Algo que tú decidiste ignorar, algo que te llevó aquí, hasta este punto sin retorno.

Dicen que, si logras ver maldad en sus ojos, estás muerto.

Ya lo viste y lo ignoraste.

Suena a disparate, algo estúpido, pero, hay que creer en las leyendas. Créelas, todas son ciertas, para tu mala suerte, incluso estoy temblando de miedo de sólo imaginarlo.

Dicen que, si logras adentrarte en los secretos de los siniestros, estás muerto.

Ya sabes un poco de sus pecados mortales cuando no debiste meterte en donde no debías, lo ignoraste.

Que, si intentas mirar a sus ojos más de lo debido, te encontrarás con todos tus miedos hechos realidad.

¿Qué tal el funeral? Supongo que ese miedo se hizo realidad para ti, de nuevo.

 Sobre todo, si intentas investigar sus orígenes, todo lo que hacen, pronuncias sus nombres sin temor alguno, algo malo pasará.

Y claro, lo ignoraste, imbécil.

Por todos los dioses, todos los caminos conducen a la muerte en Mittenwald. ¿Cierto? Dejemos los cuentos para no dormir en otra velada, me gusta mucho más hablar en persona, escribir, aunque me fascine en lo absoluto, me agota, hay tantos detalles que contar, cosas que no se pueden plasmar en papel y que es mucho mejor escucharlos de mi boca.

O de la de aquellos que han sobrevivido, como yo.

¿Has oído del cuento del Lago de los Cisnes? ¿Sí? ¿No? ¿No tienes ni puñetera idea? ¡Bien! Entonces déjame ilustrarte con esta versión macabra.

Tú versión. Una versión que yo mismo me encargué de seguir y escuchar desde las sombras, algo... fascinante. Ya sabes cómo termina la historia, que este cuento de hadas tiene un final feliz. Pero no, en realidad no. Hay tantos caminos que conducen a la muerte.

No entiendo cómo es que no moriste antes, cisne blanco.

Pero... me fascina. Me fascina la historia del pequeño cisne blanco que se metió en donde no debía y halló la muerte en el cisne negro. ¿Te suena dónde se habrá metido el pequeño cisne? Si acertaste, te felicito, si no.... Te diré el porqué.

El por qué es que Mittenwald está maldito.

Y no de la forma en que tú crees.

Nos vemos pronto,

—Un monstruo más.