Capítulo 47. Madre mía

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Despierto acalorada, Christian duerme pegado a mí, me enreda en sus brazos y nuestras piernas están cruzadas. Me muevo tratando de liberarme, necesito ir al baño. Es temprano, pero me parece raro que siga durmiendo, beso la comisura de sus labios y me safo. 

Cuando regresó noto su erección bajo las sábanas. Leí sobre eso, es un mecanismo fisiológico señal de una buena oxigenación, en qué rayos estoy pensando, río y sacudo la cabeza. Me recuesto a su lado intentando dormir otro poco, pero la tentación es mucha, muerdo mi labio y levantó la sábana, lleva puesto el bóxer y eso me desilusiona.

- ¡Basta Ana! -  pero mis hormonas parecen no dar tregua, me aseguro que esté completamente dormido acercándome a sus labios y lo beso suavemente. No despierta, solo se acomoda cual largo es y dejo pequeños besitos en su cuello,  bajando rumbo a su pecho y lo escuchó roncar, se que está en un sueño profundo. Retiró la sábana lentamente y lo observó a detalle, Dios este hombre me encanta, bajo la palma de mi mano para sentir la fina capa de su vello  pectoral, ¿la depilara? No lo imagino, mi mano sigue bajando acariciando el camino que marca la línea central de su abdomen y lo acaricio con mis dedos, quisiera pasar mi lengua por el lugar donde tocó, ¿y que te lo impide Ana? Me habla mi subconsciente, trazó el camino que marca su boxer sobre su cintura y levanto mi cara para saber si despertó, no lo hace, jalo con cuidado del elástico. Dios, ¿qué me pasa?, dejalo dormir Ana, me regaño a mi misma, pero ahora lo que más deseo es que despierte y hagamos el amor. ¿Y porqué no tomar la iniciativa yo? ¿Qué pensará? No creo que se niegue. Mi nuevo debate interno se interrumpe cuando siento que su respiración cambia. 

- ¡Hola! - dice adormilado.
- ¡Hola!, perdón yo - se que estoy roja al ser descubierta - no quise despertarte. 
- ¡Ana! - me sujeta del brazo y la cintura, haciéndome subir sobre él. 
- ¡Chis! - le digo pero no pongo mucha resistencia. 
- ¿El requisito solo es ir en ayunas?  - ambos nos reímos y me acomoda para que sienta su erección. 
- Pero no hay que tardar mucho ok. - él suelta una gran carcajada y el sonido me encanta.
- ¿Quiere explorar o sentirme Señora Grey? - pregunta mientras se recuesta sobre el respaldo de la cama, mi sangre hierve y me siento totalmente húmeda. - ¡Ana! - levanta y saca mi camisón, baja su cabeza y instintivamente arqueo mi cuerpo para dar total acceso a mis pechos. Acepta mi invitación empezando esa succión lenta que creó a ambos nos encanta, chupa uno y pasa al otro mientras con su mano libre me hace subir y bajar sobre su miembro. 
- ¡Christian! - jadeo, pero no se detiene. 
- ¡Dime lo que quieres Ana!. - dice jadeante y sus palabras hacen temblar mi cuerpo por completo. 
- Besame, besame, amor. -  Me besa marcando con su lengua el ritmo con el que se frota en mi centro. - ¡Lobito!. - digo por que mi cuerpo entero se tensa, mientras me sigue besando. No se cuanto tiempo pasa y no se que quiero, la sensación me encanta y cuando nos separamos por falta de aire apoyo mi frente en la suya. Con su pulgar hace que deje de morder mi labio y yo busco su boca nuevamente. - Quiero besarte, más- gimoteo metiendo mi lengua en su boca, lo beso a mi ritmo jalando su cabello para echar su cabeza hacia atrás, bajo una mano a su cuello, bajó a su pecho y luego a su abdomen, junto su frente con la mía una vez más y me armo de valor, dejo mi cordura de lado para meter mi mando dentro de su boxer, tomo su miembro y siento sus piernas tensarse, jadea aún más agitado y muevo mi mano, hace una mueca de dolor pero me besa de nuevo.
- Sigue Ana.
- ¿Te duele? - pregunto y él sonríe.
- No mi amor, esto me encanta - me siento una tonta por mi pregunta y lo veo bajar su boxer dejando su miembro expuesto. - Sigue Ana - dice pero en un impulso me paró sobre él y bajó mis bragas, quiero sentirlo sin la tela. 
- ¡Ups! - ¿que hice?, me ve desde abajo e intenta subir su cara, puedo leer sus intenciones por lo que me siento sobre él rápidamente y sujetó sus hombros. 
- ¡Estamos en ayuno! 
- ¿Qué? - me pregunta confundido.
- Leí que tanto tú semen como los, mis … los fluidos tienen calorías - él ríe muy fuerte. 
- ¿Sí? - afirmó con la cabeza - 25 a 30, ¿Qué tonta verdad?
- ¿Por qué te pones tan nerviosa Ana? Yo soy tuyo, como tú eres mía y esta vez quiero que me tomes muy despacio Anastasia - dice y estoy apunto de estallar al escuchar mi nombre de la forma que sale de su boca. Me levanta y sin aviso me penetra despacito, muy despacito, hasta el fondo. Su miembro se extiende y gimo fuerte, lo siento más profundo que nunca y es delicioso, vuelvo a gemir cuando a un ritmo lento traza círculos con las caderas, retrocede y vuelve a penetrarme. Me vuelvo loca, sus provocadoras embestidas, deliberadamente lentas provocan en mí una embriagadora sensación de plenitud. - Se siente tan bien estar dentro de ti - me dice al oído y mi interior empieza a temblar, se que puede sentirlo por qué retrocede y espera. - No Annie, todavía no - cuando dejó de temblar, entra por fin y retoma su ritmo lento, dentro y fuera, cada vez que sale es frustrante, pero la sensación de volverlo a sentir penetrarme es adictiva. 
- No podré aguantar mucho Christian. 
- Quiero que me desees Ana, que extrañes esta sensación, iremos al pueblo y seguro no me dejarás tocarte - sigue con su dulce y pausado suplicio. 
- Por favor. 
- ¿Qué quieres Ana? 
- Por favor, Christian - continúa moviéndose lento, dentro y fuera. 
- Dilo, dime. 
- A ti, por favor - y soy yo la que acelera el ritmo sobre él sin que me lo impida, me siento temblar por dentro y sé que él también está cerca, mi cuerpo se convulsiona mientras gritó una balbuceante versión de su nombre, me embiste un par de veces más y siento ese líquido caliente derramarse en mí. Me siento más sensible que otras veces y puedo concentrarme en cada movimiento y acto de su liberación, se queda quieto mientras se derrama por completo en mi interior y puedo sentirlo como nunca antes. Grita mi nombre y pone su cabeza en mi pecho, haciéndome subir sin perder nuestro contacto, él levanta sus caderas y aún en mis espasmos siento como me tenso y mi interior lo aprisiona. Besa la unión de mis senos y sonríe sin poder hablar, solo respira agitado y tratamos de normalizar nuestro ritmo cardíaco. - No llegaré a los 30 's si continuamos así - digo y lo siento sonreír  - Eres totalmente mío, ¿cierto? - y se mueve aún dentro de mi - ¡Auh! No, no salgas. - digo y lo acomodo, Dios quiero más. Muerdo mi labio y él sonríe.
- ¿Más? 
- ¿Podemos? 
- Espero que sí - ambos reímos y se clava de nuevo hasta el fondo. 
- ¡Ahh! - me arqueo sobre él y buscó su boca mordiendo sus labios. 
- ¿Que Ana? - pregunta cuando lo miro y no me muevo. 
- ¿Cambiaste de opinión? ¿Algo te molesta? - Me canse grandulón  - digo batallando para que salga mi voz - Te quiero sobre mí - digo en su oído y lo siento salir para en segundos estar bajo su cuerpo. 
- ¡Te amo Ana! 
- Y yo a ti, quiero que te muevas como en la casa del abuelo - digo tímidamente y él sonríe. 
- ¡Meteme! - y lo guio a mi entrada, se que puede hacerlo pero me doy cuenta le excita que yo lo haga, extiende sus brazos sobre la cama, a un costado de mi cabeza y separa mis piernas por completo, observa cómo entra en mi de nuevo. 
-  ¡Woouu! Esto es …. - tan erótico, me podría correr al ver su cara. - Empuja un poco, quieres - ¡Ups! - eso salió en voz alta. 
- ¡No!, levanta la cadera Ana y hazme entrar - dice y me observa. 
- Diablos Christian. 
- ¿Te gusta? 
- Sí, ¿tú?, digo ¿a ti? 
- ¡Mucho Annie! 
- ¡Vamos! - me sale como una orden y él sonríe arrogante ante mi petición, pero empieza a moverse como lo recuerdo y pongo mis manos en su cuello. 
- Te quiero escuchar Ana, vamos nena - dice estimando sus brazos por completo y clavándose en mí, un grito sale de mi garganta y él continúa. - Si te incomoda debes decirme.
- ¡Cállate Christian! - y se mueve, Dios como se mueve, mis piernas dobladas chocan a los costados de su cadera, ese ruido que me encanta sale de su garganta una y otra vez. Baja su cabeza a mis pechos y mete uno a su boca, lo chupa, lo chupa fuerte y lo jalo del cabello, siento no poder con ambas sensaciones a la vez, pero es peor, su lengua en mi boca traza pequeños círculos y no puedo - ¡Christian! - muerdo su labio y bajo mis caricias a su mentón, luego a su cuello, creo que lo mordí fuerte, el sonido de satisfacción que sale de su garganta me hace repetir la caricia. Dios va partirme, pero no hago más que jadear y gemir, esto me gusta, muerdo ligeramente sus hombros intentando tener mayor control de mi cuerpo, pero se que no podré aguantar mucho. - ¡Christian! 
- Vamos amor, juntos. - dice y estalló de forma intensa. 
- ¡Ah! ¡Ah! Christian. 
- ¡Ana! ¡Wouu! - dice y  sonríe, regando pequeños pesos de mi mandíbula a mis pechos, mientras intenta controlar su respiración, pasa su lengua por mis sensibles pezones y la caricia quema. 
- ¡Auch! - chupa despacio y baja su vista para verme bajo su cuerpo. 
- Estás completamente roja, me encanta tu piel Ana. 
- Necesito ir al baño grandulón.
- ¡Ana! 
- ¡Ahh! Christian - me quejo y gimo. 
- ¡No se!, siento que me haré pis, ¡déjame!  - mete la punta de su miembro nuevamente dentro de mi. 
- ¡Basta Christian!, tenemos que ir al laboratorio. 
- Me tiemblan las piernitas Ana - río por su comentario.
 - Recupérate mientras me doy un baño, nené ¡quítate! - lo empujo. 
- Me baño conmigo.
- Christian tenemos que irnos ya, me bañaré rápido y sigues tú. - Me observa atento y por Dios, me levante desnuda y camino al cuarto de baño. - ¡Ammm! - me doy la vuelta y casi corro. 
- Excelente vista Señora Grey. - y lo veo de reojo tirarse sobre la cama. - Soy el cabrón más suertudo del mundo. 
- ¡Christian!. 
- ¡Lo soy Annie!. 

Vamos rumbo al laboratorio para hacernos los análisis, siento el estomago revuelto y a la vez tengo hambre. Supongo estoy nerviosa, voy a casarme. Christian parece de lo más tranquilo y tararea la canción que va en la radio. 

- Nunca he ido a un concierto Ana, me gustaría ir a uno. 
- ¿A quién te gustaría ver? ¿Jennifer Lawrence?, ella no canta - bromeo con él y lo veo acusadora, él cabrón se ríe. 
- Me gusta un grupo, bueno varios, Intocable, la Leyenda y me gusta Shakira, porque se que te gusta a ti, de los qué le entiendo, esa puede ser una opción. 
- ¿Por qué me gusta a mí? ¡Seguro! Escuchemos a Shakira, ¿La leyenda?¿La canción que me dedicaste? 
- Y qué más quieres de mí, ya te di todo el cariño, ese que a nadie le di, que día y noche mi amor, yo guardaba desde niño - solo puedo reír como una tonta al escucharlo cantar, me encanta relajado - Solo a ti te voy amar, como se quiere en verdad a una mujer de deveras, solo te quiero decir, sin ti no puedo vivir, ya me has hecho a tu manera. Llegamos mí señora. - se estaciona y baja para abrirme la puerta, no sin antes darme un rápido beso. - Te amo Ana. 
- Eres totalmente correspondido besucón. 

Cuando entramos al lugar el olor me produce náuseas, nunca me han gustado los hospitales. 

- ¿Todo bien? - pregunta Christian. 
- Sí, creo que tengo hambre. 
- También estoy hambriento, ¡Vamos! para después ir a desayunar. 
- No soy muy amiga de las agujas, solo porque te amo grandulón. 
- Será un piquetito. - dice poniéndose a mí espalda y me abraza. 
- Vas a tumbarme. 
- No. 

Nos toman la muestra y nos piden venir en unas horas por los resultados. Vamos a desayunar y le pido que esperé en la mesa mientras voy al baño. 

Retoco un poco mi maquillaje antes de salir y busco en mi bolsa un cepillo. 

- ¡Oh Dios mío! - digo cuando veo el paquete de mis almohadillas sanitarias. 

Te quiero a ti.Where stories live. Discover now