Capítulo 134. Nuevas

851 64 15
                                    

Mañana es mi cumpleaños, mi tercer cumpleaños al lado de Christian desde qué regresé de España y no puedo creer lo que hemos construido.

Suspiro al ver a los hombres de mi vida jugar su juego favorito en nuestra habitación, a las escondidas. La risa de Ted es contagiosa y me encanta verlos mientras termino de arreglarme.

Christian me tiene una sorpresa, me pidió estar lista a las nueve de la noche. Creo que iremos a algún lugar, pero no tengo idea a donde, corrí a cambiarme cuando lo vi entrar en traje a la habitación de Ted, no pensé que fuera algo tan formal. En fin, me puse un lindo vestido rojo regalo de Kate, que seguro lo sabe todo, me preguntó qué trama.

- ¡Mam! ¡Mam! ¡Eta tú! - eso quiero decir cuanta tú. Es la forma que mi niño me reclama porque yo no juego. - ¡iez! ¡Mam! ¡Mam! ¡iez! - eso es diez, los últimos días Teddy es un periquito.
- ¡No amigo! Mamá no juega hoy, se pone aún más bonita, papá le tiene una sorpresa.
- ¡Eta mam! - insiste Ted.
- ¡Cuento una vez ok!
- ¡Sí! - Teddy corre a esconderse, sus pequeños pasos ya son bastante firmes - ¡Ete! ¡Ete! ¡Pa! - eso es una orden a Christian para que se esconda también.

Christian lo obedece y la dinámica es encontrar a Teddy, para qué juntos encontremos a papá.

- Uno, dos, tres, cuatro, más les vale que estén listos. - escucho su risita - cinco, seis, siete, ocho, si no lo están ya voy, nueve, diez. Los encontraré. - busco a Teddy que está tras la cortina. Su risa cuando lo encuentro es maravillosa, lo cargó y lo llenó de besos.

- ¿Pa? - pregunta con sus manitas.
- ¿Dónde está? - lo bajo y corre a buscarlo.
- ¡Pa! - Christian siempre da una pista de donde está, para que Ted lo encuentre rápidamente, pero ahora no lo veo. - ¿Pa?
- ¿Dónde está papá? - hace la señal con sus manos de no saber.
- ¡Pa! - grita Teddy.
- ¡Christian! - caminamos ambos por el pasillos. - ¿Dónde está?.
- ¡No! ¿Ta pa? - mi niño grita preguntando dónde está.
- ¡Debes encontrarme tramposo! - escuchamos su voz en la entrada, escaleras abajo. Ted corre y cae, pero se levanta de inmediato.
- ¡Espera Ted! Mami te debe ayudar en las escaleras. ¿Te dolió? - niega con la cabeza. Tomo a mi niño de la mano y bajamos las escaleras, vamos a media escalera y la música suena. - ¡Christian!
- ¡Aún no son las doce! Pero tú eres mi reina todos los días amor. ¡Feliz cumpleaños!
- ¡Lobito! - se me nublan los ojos.
- ¡Tamos! - dice Teddy.
- ¡Lo encontramos! - beso a mi marido. - ¡Mi amor! ¡Gracias! - lo beso mientras los mariachis tocan mi canción, la canción de mi primer cumpleaños, serenata sin luna.
- ¡Te amo Anastasia! - me entrega un ramo de rosas.
- ¡Siempre!
- ¡Siempre!
- ¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! - canta Teddy.
- ¡Pero qué bonito canta usted! - beso a mis dos hombres.

Escucho mi serenata abrazada a ellos y veo llegar a Rosita, llega en compañía de su novio y otra amiga.

- ¡Felicidades Ana!
- ¡Gracias!
- ¡Te quedarás a cargo! No están solos, tú te vas a más tardar las once. - le dice de forma intimidante al chico.
- ¡Christian! - lo golpeó - Confiamos en ti Rosita, muchas gracias. También a ti Juan, por traerlas. Tienen comida en el refrigerador, películas, se quedan en su casa. A las 12, - le digo al chico - pero portense bien y les encargó a nuestro lobito.
- No te preocupes Ana.

Christian despide al mariachi y cuando termino de hablar con los chicos les doy las gracias también.

- ¡Muchas gracias! ¡Muy bonito!
- ¡Feliz cumpleaños señora!
- ¡Gracias! - todavía no me acostumbro a qué me llamen así, solo cumplo 24, pero a Christian le encanta.

Nos vamos después de convencer a Ted, quien lloró un poco, pero Christian y Juan lo convencieron jugando carritos.

- ¡Iso Ma! - lo que me faltaba. Mi hijo controlador me da permiso.
- ¡Te portas bien! ¡Ok!
- ¡Ben! ¡Yo! - dice
- ¡Sí! - le doy muchos besos.
- Vámonos Ana. - Christian me toma de la cintura.
- ¡Mam! Idas pa. - sonrió.
- ¡Es mía, cabrón! Claro que la cuido.
- ¡Mam! ¡Mí! ¡Mam, mí! - lo ve ratador. Christian me besa.
- Va llorar y nos iremos nunca. - lo regaño.
- ¡Eres mía!

Te quiero a ti.Where stories live. Discover now