Capítulo 88. Él y yo.

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No puedo más, Christian ha llevado mi cuerpo al límite, hemos hecho el amor tantas veces que perdí la cuenta, solo se que falta poco para amanecer y no me dejo dormir básicamente nada. Estoy sentada sobre él, hecha bolita sobre su pecho, con mi cabeza en su cuello, completamente agotada y él insiste en volver entrar en mi.

- Uno más Ana, sólo uno más y te dejaré descansar.
- Casi amanece Christian. - digo con un hilo de voz - no puedo moverme.
- Si puedes, anda Ana y te dejaré descansar, tomaremos un baño y dormiremos un poco. - entra en mi nuevamente, pero no llega tan adentro.
- Estas exitada Ana, tan lubricada, no dolerá. Después de lo de hace un rato. - Dios lo de hace un rato fue algo fuera de este mundo, como todo el sexo con Christian, pero hoy mi cuerpo respondía sin ningún pudor. Me pasó algo extraño y estoy tan mojada que se que Christian está obsesionado con que vuelva a repetirse.
- No puedo, no se como hacerlo, siento que mi cuerpo no da más. - pero lo siento empezar a moverse.
- ¡Vamos greñuda!
- ¿Christian cómo puedes?, ¿no estás cansado? - pero sigue, golpe tras golpe es acompañado de una caricia, me come los senos, muerde mi cuello y mi cuerpo reacciona. Dios me muerde delicioso, me duele un poco como clava sus dientes en mi cuerpo, pero me encanta. - No dejes marcas lobito.
- ¡Vamos Ana! ¡Tú eres mía! - siento sus músculos tensarse, pero se controla, él cabrón quiere qué sea intenso y mi cansado cuerpo no sé cómo rayos responde. Me corro, me corro gritando su nombre y buscando su boca, me corro y mis espasmos aún no terminan cuando siento esa presión de su eyaculación en mi interior, su cuerpo brinca sin control bajo el mío y es delicioso, está sudado, se que está agotado y tiene sus ojitos cerrados completamente descontrolado, su liberación es intensa y prolonga la mía, me sujeta de las caderas y hace que mi interior absorba por completo los movimientos de su cuerpo sin control, sus espasmo y la forma en que mueve las piernas, clavándose profundamente.
- ¡No podré caminar Christian! ¡Sal! - digo al recuperar la voz y no sé después de cuantos minutos.
- ¡No Ana! ¡Espera!
- ¡Lobito!. No estoy cómoda.
- ¡Quiero dormir! - dice en un susurro.
- ¡Por fin! - él sonríe apenas. - No te iras verdad, dormiremos un poquito. - Y se deja caer sobre la cama tan largo es.
- ¡Lo siento! Creo que me pase un poco.
- En unas horas te diré si pienso levantar cargos, por ahora esto se siente muy bien. - confieso sonrojada y lo siento sonreír.
- ¡Te amo Ana!
- Y yo a ti lobito, ¡mírame! - me acomoda en su pecho y yo busco su mirada. - ¡Christian!
- ¡No puedo estar despierto Ana!
- Eres el hombre de mi vida, el único y más importante. ¿Lo tienes claro?
- No te dejaré a solas con él Ana, prometelo.
- ¡No se si golpearte Christian! ¡Eres un terco!
- ¡Promételo, al menos hasta que lo conozca mejor y no me haga ideas!
- Ok, pero pondrás de tú parte.
- ¡Tan importante es para ti! - siento que se tensa nuevamente.
- ¡Es un amigo Christian! Jamás lo pondría por encima de ti, pero me cae bien y me ayudo en mi carrera. Tiene una editorial, me envía libros antes de su publicación, respeta mi opinión. No sé, algún día me podría dar trabajo.
- ¡Ana! No necesitas - se que esta molesto nuevamente.
- No arruinemos esto, vamos a dormir.

Casi es medio día y escucho a Christian hablar por teléfono cuando el sol que entra por la ventana me pega en la cara y despierto.

- ¡Woouu! - me duele todo - creo que si pondré una demanda. - me estiró y me levanto en busca de una de sus camisas, no tengo fuerzas de más. Creo que habla con Óscar y llegan a un acuerdo.

- ¡Hola! - dice al entrar.
- ¿Te irás?
- Tengo que, pero no tardo, no tardó mucho Ana y quiero que me esperes aquí.
- ¡Ok! - me mira sorprendido por mi disponibilidad sin protestar, pero estoy agotada.
- ¿Sí? - no lo cree y sonrió.
- Ok, me daré un largo baño, haré algo de comer y te esperaré aquí grandulón, así qué no tardes. - el sonríe.
- Bien, ¡te amo! ¿Estás?
- Si tengo moretones muy visibles te mato y te demandare por exceso de sexo y agotamiento físico - muero mi labio - pero viviré, aunque me duele todo Sr. Grey.
- También estoy cansado, así qué no tardó. Quiero que estemos aquí Ana, te quiero para mí.
- Me tienes que dar un descansó grandulón, pero quiero veamos una película y nos abrazamos en esa mecedora.
- Anastasia, no tardó.
- Aqui lo espero mi señor.
- ¿Andamos de buena?
- Mucho - me cuelgo de su cuello - no lo arruines, no te conviene. - lo beso.

Se va y yo tomo una larga ducha, tengo pequeñas marcas de sus mordidas y besos por todo el cuerpo, mis pezones están rojitos

-¡Aahh! - no me pondré sostén. - No tengo nada en el cuello ¡Nop! Escoté. Te salvaste Grey, qué rayos pasó anoche - cambió las sábanas y fue intenso. Dios Ana nos encanto, me dice mi diosa interior.

Muero de hambre y veo en el refrigerador y la alacena qué puedo hacer - ¡Macarrones! Christian los amará - también una ensalada y pollo. Manos a la obra Sra. Grey, me pongo unos boxer de mi esposo, me encanta, me siento cómoda y empiezo a cocinar cuando mi teléfono suena. No conozco el número.

- ¡Hola!
- ¡Annie!
- ¡Luke! ¡Hola!
- ¡Hola hermosa!, ¿Todo bien con el cavernícola? ¿Nos podemos ver?
- Todo bien Luke, pero no puedo, preparo algo para Christian y pasaremos la tarde en casa.
- ¿Te causa un problema? ¿Yo? Quiero decir.
- ¡No! Bueno viste a Christian, pero es un buen hombre, se le pasara y se conocerán mejor.
- ¡Eres un gran talento Anastasia! ¡No dejes todo por amor! Ponle límites a ese chico.
- Estamos recién casados Luke, vamos poco a poco.
- Ok, nunca me imaginé encontrarte casada, jamás.
- Lo siento Luke, pensé en pedirle a papá qué te invitara o llamarte, pero todo fue tan rápido.
- ¡Annie! ¿Nos vemos mañana?
- ¡Sí! Le diré a Christian nos lleve a dar un paseo por el lugar, sirve pueden conocerse.
- No te dejará más platicar a solas conmigo.
- Luke, es un chico de pueblo, solo deben conocerse.
- ¡Te desconozco yo a ti mujercita!
- Buen día Luke.

¡Rayos! ¿Cambié?

Christian llega tres horas después y devora lo que preparé, le encantaron los macarrones, lo sabía. Vemos una película pero se queda dormido y yo me acurruco junto a él. Es calientito y su corazón me arrulla.

Casi son las 6 cuando lo escucho hacer ruido y maldecir, está en la cocina.

-¿Qué haces? - solo lleva su pantalón, está descalzo y algo hierve en la estufa.
- ¡Quería sorprenderte con la cena! Pero creo que no. ¡Ve! - lo que esté en la sartén está quemado.
- ¿Te ayudo? ¿Qué es esto? - señaló lo que hierve.
- ¡Si Ana! Patatas y esto era carne.
- ¡Te amo grandulón! ¡Eres lindo!, ¡pero sal de mi cocina!

La cena no quedo mal y hora descansamos en el porche, me acomodo en su pecho y aunque se que no es muy tarde muero de sueño, platicamos un ratito de las cosas que haremos mañana y siento como me levanta en brazos y me lleva a la cama.

- ¡Christian!
- Solo quiero abrazarla y dormir Sra. Grey. - me besa muy tierno mientras se desviste, yo pase todo el día en su camisa y sus boxer y así dormiré. Me besa muy despacio y me recuesta en la cama.
- ¡Duerme Grey!

Te quiero a ti.Where stories live. Discover now