Capítulo 54. Planes

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Capítulo 54. 

Por Christian. 

No puedo creer que este día esté pasando, es increíble, domingo por la tarde y estábamos viendo televisión en la cabaña. Mi mujer me abraza apunto de quedarse dormida, fue un duro día, desde ayer trabajamos en reparaciones de la cabaña. Tuve que rogar para convencer a Ana de no ir a Guadalajara, no tenía ánimos de manejar y menos de ir y hacer compras como era su plan, a cambio la deje seleccionar el acabado en el barniz de la cabaña, yo hubiera aceptado hasta que la pintara de colores, pero eso ella no lo sabe, y me da gusto que solo selecciono un barniz, la madera se ve mucho mejor. Hicimos un buen trabajo, junto con el televisor, una mesa de centro y un bonito sillón, las compras pasaron de una tarde completa, a menos de una hora, bajo el argumento de apoyar el comercio local. En el pueblo tenemos una sola tienda, cosas rústicas y bien hechas, más madera para la cabaña y Ana parece satisfecha. ¡Soy un genio!, pero algo me dice que solo compre tiempo, tiene una lista enorme de cosas que según ella vamos a necesitar. La observo y sigo sin creer mi maldita suerte, es un ángel, su piel blanca y suave, sus labios rosados, me gustan sus manos, son pequeñas y encajan en las mías, sus hermosas piernas. 
- ¿Qué haces? - dice muy despacito, mientras juego con su mano. 
- ¿Para eso quería el televisor mi señora? 
- Tú película no me gusta, y en este lugar no agarra mi internet. Ése será un problema a resolver Christian. 
- No tengo idea como Ana y ¿para qué necesitamos internet aquí? 
- Por ahora basta con el del pueblo. - dice acomodándose a mi costado. - ¿Qué hora es? 
- Aún es temprano . 
- Yo tengo que llegar temprano, además muero de sueño, ¿puedes llevarme de una vez? 
- ¡No quiero!. 
- ¡Christian! 
- Cenemos algo.
- Es temprano para cenar y no tengo mucha hambre. 
- ¿Te quieres deshacer de mí? Te casarás conmigo, eso va ser imposible. 
- Quiero dormir grandote, no dormí bien el viernes por esperarte de tu borrachera, ayer dormimos tarde Christian, estoy muerta. 
- Vamos un ratito a la cama y en un rato más te llevo. 
- ¡Ja! No confío en ti. - sonrió. 
- Dormir Ana, claro que si tu quieres otra cosa. 
- ¡Lobito! - se esconde en mi cuello y eso no ayuda a sus intenciones de dormir. - ¡Ohhh por Dios Christian! - se levanta de inmediato y me jala del brazo - ¡Levántate! 
- ¿Qué pasa Ana? - pregunto confundido, mientras me pongo de pie y ella hace una revisión de mi cuello. - ¿Qué tengo? 
- ¡Te hice un chupete!, - dice sonriente -  ¡Espérame!. - corre por su bolso y toma un espejito - ¿Lo ves? - da pequeños brinquitos sobre sus pies, ¿está feliz por hacerme un moretón? - Mi primer chuletón, ¿no es tan grande cierto? ¿Estás enojado? Me haz hecho más de uno Christian, ¡Te hice mi primer chupete! ¿porque no te había hecho otro cierto? - dice aplaudiendo ligeramente y sigue dando saltitos. - ¿Estás molesto? 
- No se ve mucho Ana, ¿o sí? - digo viendo el espejo. 
- No, ¡Rayos! Déjame ver, haber, anduvimos así por el pueblo, ponte la camisa. 
- ¡Ana! - me lanza la camisa que traje durante el día. 
- ¡Ponte la camisa porfa! - le hago caso y me ayuda a abrochar los botones. - No, no se ve, abajo y atrás, Kate lo hubiera visto, uff. 
- ¿Te hace feliz hacerme un moretón? 
- Perdón, ¿es una tontería verdad?, pero creo acordarme cuando fue - dice y se sonroja y no puedo evitar soltar una carcajada
- ¿Quieres hacerme otro? ¡Discreta marcadora! - digo y la abrazo. 
- ¡Christian! No lo hice intencionalmente, además tú eres peor. 
- Solo para tus ojos, que tu piel te recuerde que eres mía. 
- ¡Te mato si me haces uno visible! 
- ¡Aja! - señalo mi marca. 
- ¡No se ve! ¿Vamos por una nieve? 
- ¿No te estabas durmiendo? 
- Ya no - salta a mis brazos y se cuelga de mi cintura y mi cuello. - Vamos a la camioneta, quiero un helado, después me llevas a casa. 
- ¡Sí señora! - bromeó poniendo mi mano en mi frente en señal militar. 
- ¡Serás un estupendo esposo! 

No logré convencer a Ana de quedarme con ella, fuimos al pueblo, comimos un helado y se obsesionó con ocultar la marca en mi cuello. Caminar de la mano con Ana por el pueblo sigue siendo de la atención de todos, no podemos evitar sentirnos nerviosos, somos algo así como la novela del momento, dice Ana, la gente nos saluda y no se atreven a preguntar nada, pero podemos sentir sus miradas, eso es bastante incómodo. No pude evitar ponerme nervioso cuando nos topamos con Cynthia, ella y Ana se saludaron amigablemente, básicamente ignorándome durante su plática, lo que fue bastante raro. En fin, seré un hombre casado en un par de semanas y me alegra que Cynthia dejó de llamarme después del accidente y lo del hospital, siento que no fui totalmente honestos con ella, no puedo decir qué teníamos un relación formal, pero creo que di lugar a que esperará algo más de mí y agradezco que eso no sea un problema. 

Te quiero a ti.Where stories live. Discover now