Capitulo 143. Lobito

818 73 14
                                    

Christian no deja de besarme, se que está cansado y apunto de dormir pero continúa moviendo sus labios sobre los míos.

Me ha hecho el amor de una forma tan dulce y descansó sobre su pecho mientras él está sentado apoyado en el respaldo de la cama y me tiene entre sus piernas.

- Me duelen los labios lobito - digo pegada a su boca, estoy cómoda, él es mi almohada y no deja de besarme dulcemente mientras me arropada entre sus brazos - ¡Voy a dormir! - sigue besándome sin contestar - ¡Lobito! - tiene los ojitos cerrados y mete su lengua de nuevo en mi boca, yo le correspondo, pero ya no puedo más, muero de sueño - ¡Mi amor! - digo cuando nos separamos por falta de aire, pero de inmediato vuelve a besarme - ¡Me va doler el cuello Christian! - le digo muy despacito.

- ¿No estás cómoda? - la verdad, estoy bastante cómoda.

- ¡Mmmm! - me acomodé moviendo mi trasero.

- ¿Me mientes? Yo diría que sí estás cómoda.

- Me duelen los labios besucon - digo mientras acaricia mi vientre, estamos por alcanzar los ocho meses y ya soy toda una ballena, me empiezo a sentir muy pesada, pero nada comparado con mi vientre durante el embarazo de Teddy.

- Me gustaría ir con Grace Ana. ¿No deberías tener una pancita más grande a estás alturas?

- ¡Todo va bien amor! ¡Mmmm! - me dejó caer entre sus brazos - ¡Teddy era enorme! - bostezo somnolienta y me acomodo en el hueco de su cuello.

- ¡No, no es verdad! Era pequeñito.

- ¡Tres kilos Christian! Tres doscientos, este bichito seguro será más chiquito y solo espero que tenga algo de mí, no sólo servirte de incubadora de nuevo.

- ¡Es mi greñudita amor! Yo lo sé y Teddy tiene tus ojos - él me besa otra vez - ¡La voy encerrar Ana!

- ¡Christian! Si es niña tienes que darle el mismo trato que a Ted, seguro algunas cosas serán diferentes, pero sabes a lo que me refiero.

- ¡Será mi niña Ana! Ella no tendrá novio hasta los 30, pero no haré distinciones.

- ¡Tengo 24! Casi dos hijos y me haces de todo desde los 22, mi niña no será una monja Christian, bueno si ella quiere sí, pero no vas a influir.

- ¿Quieres que mi hija encuentre a alguien como yo? Y no serás su cómplice Ana, me dirán todo.

- ¿Un pervertido adicto al sexo? - lo digo tranquila, bromeó un poco y me mira aterrado - ¡Bromeó cabezón! - mi marido nunca ha sido bueno para el sarcasmo.

- ¡Ana! - dice consternado.

- ¡Deja de preocuparte Christian! Aún no nace.

- Una parte de mí quiere que sea un niño.

- ¡Mmmm! Supongo que mi padre también debió sufrir, pero tranquilo grandulón falta mucho para eso - suspira soltando el aire.

- ¿Y si se encuentra un pervertido como yo? ¿Soy pervertido?

- ¡Mmmm! Que rico - le doy un piquito - ¡Poquito!

- ¡Ana! - me regaña y sin palabras le pido ayuda para acomodarme sobre él a horcajadas. Sonríe cuando adivina mis intenciones.

- ¡Copera! - me froto sobre él, lo quiero dentro de nuevo, soy consciente que muerdo mi labio.

- Pondré una queja por abuso - su cuerpo reacciona - ¡Mmmm! Lo pienso muy seriamente - dice el muy cabrón - ¡Ahhh!

- No procede cuando está panza la hiciste tú - digo jadeando, lo deseo y se que le gusta diga eso, sonríe de ladito como me gusta.

- ¡Ahhhhh! - aplastó sus bolas al mover mi trasero, eso lo leí en una revista - ¡Ana! - dice ronquito y mis locas hormonas se encienden.

Te quiero a ti.Where stories live. Discover now