La mañana había pasado con lentitud, mis ganas por ver tanto a mi padre como a todos los jugadores hacia que los minutos no pasarán a la velocidad que yo deseaba.
– ¡Ya me voy! – grité para que me escucharán.
– ¡Ve con cuidado! — gritó mi madre desde el piso de arriba.
Cogí las llaves del coche y salí de la casa, quedaba poco más de una hora para que los chicos llegasen.
Caminaba de un lado a otro mirando mi móvil, las ganas de verles a todos me estaban consumiendo.
Escuché a un grupo de gente hablar, por lo que me dí la vuelta y allí estaban, sin esperar mucho corrí para abrazar a mi padre, él me aceptó con gusto.
– Hola princesa – habló él – están un poco desanimados – dijo refiriéndose a los chicos – ha sido un golpe bastante duro para ellos.
Me acerqué al primer chico que vi, Dani Olmo, quien miraba su móvil con una pequeña sonrisa.
– No se si darte la enhorabuena por el partido que te marcaste contra Italia o preguntarte quién es la persona que te hace sonreír de esa manera – comencé.
– ¡Laia! – me rodeó con sus brazos – si me venías a felicitar, muchas gracias y lo segundo te lo contaré más tarde.
– Espero que así sea – sonreí – ¿como te encuentras? – pregunté.
– Un poco triste por la derrota, pero muy ilusionado por lo que hemos conseguido – dijo con orgullo.
– Así me gusta – levanté el puño y él lo chocó.
Saludé a los demás chicos con alegría, no parecían tan derrumbados, pero les era difícil no pensar en otra cosa que no fuera la derrota.
Y por fin, mi mirada chocó con la de Pedri, él me regaló una pequeña sonrisa y yo se la devolví.
Me acerqué a él y pase mis brazos por su cuello, haciendo que él me rodeara con sus brazos, escondió su cabeza en el hueco de mi cuello y soltó un suspiro, haciendo que la electricidad recorriera todo mi cuerpo.
– Se acabó... – susurró él separándose.
– Todo esto acaba de empezar para ti – puse mis manos en sus mejillas, obligándole a que le mirase – te quiero ver con la cabeza bien alta.
– Me alegro tanto de verte... – dijo con su mirada clavada en la mía.
– Y yo a ti – le sonreí.
– Tortolitos, nos vamos – dijo Koke haciendo que me separara rápidamente de Pedri – tranquilos – guiño un ojo y se fue.
– Más tarde quiero hacerte una propuesta – informó el canario.
– ¿Que tienes en mente? – pregunté elevando una ceja.
– Más tarde lo verás – me abrazó por los hombros y comenzamos a caminar.
– Pedri, ¿quieres pasar la tarde con nosotros? – preguntó mi padre cuando estábamos frente al coche — Dani ha dicho que si, si quieres puedes decirle a tu hermano que venga también, me imagino que tendrás ganas de verle.
– Te lo agradezco mucho – dijo él cogiendo su móvil.
Se alejó un poco para llamar a su hermano, mientras tanto me acerqué a Dani, quien le volvía a sonreír al móvil como un idiota.
– Me parece que el gran Daniel Olmo está enamorado – comencé a burlarme.
– Me parece que la gran Laia Martínez, también – devolvió lanzandole una rápida mirada al canario.
– Buen ataque devuelto – comencé a reír – ¿quién es? – pregunté.
– Una chica estupenda – sonrió con orgullo.
– ¿La conozco? – pregunté.
– Creo que no, pero tengo pensado presentarla mañana a todos vosotros – hizo una pausa – estaba sonriendo porque justo me había dicho que si va a poder venir.
– ¿De verdad? – pregunté ilusionada – espero que se porte bien contigo, eres demasiado buena persona para este mundo.
– No digas tonterías – negó con la cabeza – pero si, se porta bastante bien conmigo.
– Tengo que darle el visto bueno – le guiñe el ojo.
– Yo ya se lo he dado a Pedri, ahora hazme el favor de darle el visto bueno a la chica.
Los dos nos sonreímos, él volvió su vista al móvil y se alejó para atender una llamada, me subí al coche y le informé a mi madre que en un rato estaríamos en casa.
– ¿Nos vamos? – preguntó mi padre junto a Dani y Pedri.
Los tres asentimos, el viaje fue bastante entretenido, mi padre y Dani iban bromeando constantemente, mientras que Pedri y yo solo nos reíamos por lo infantiles que parecían.
Al llegar a casa, mi madre se lanzó a los brazos de mi padre, le dio un beso y él sonrió con ternura.
Sira no había podido venir, estaba bastante ocupada con la mudanza, pero eso a papá no le importó, en cuanto tuviera tiempo, sería él quien fuera a visitarla.
– ¡Yo voy! – grité al escuchar el timbre.
– ¿Qué tal Laia? – preguntó Fernando cuando le abrí la puerta.
– ¡Fernando! – saludé con energía – pasa.
Los dos entramos en la casa, me acerqué a Pedri mientras que su hermano saludaba a Dani.
– ¿Estás bien? – pregunté.
– Claro – sonrió – Laia, sobre lo que te quería decir...
– ¡Niños! – llamó mi madre – venir para hacer una foto.
– Te lo diré más tarde – dijo él yéndose a donde mi madre.
Nos colocamos para hacernos una foto, después de eso nos sentamos en la mesa del jardín para charlar un rato.
– Luis Enrique, Elena – dijo Pedri – ¿os parecería bien si me llevo a vuestra hija una semana conmigo a Tenerife?
Yo abrí los ojos como platos, Dani parecía igual de sorprendido que yo, mientras que mi madre y mi padre cruzaban miradas.
– Los cuidaré bien – habló esta vez Fernando.
– ¿Una semana? – preguntó mi padre – me lo pensaré...
– Gracias míster – sonrió Pedri.
Miré a Fer, quien se rió posiblemente por mi cara en estos momentos, cuando miré a su hermano, éste me guiño un ojo.
– Pedri, ¿puedes venir un segundo? – pregunté.
Él asintió y se levantó, siguiendome hasta la otra punta del jardín.
– Estás realmente loco.
– ¿No quieres ir?
– Claro que quiero ir, pero... – hice una pausa – no quiero ser una molestia ni para ti, ni para Fer.
– Laia mírame – él levantó mi mentón para que lo mirara a los ojos – nosotros te estamos invitando, a mí hermano no le molestas y a mí mucho menos.
– Ahora solo nos queda esperar la respuesta de mi padre – sonreí.
Nos quedamos un rato mirándonos, y sí, tenía ganas de lanzarme y decirle cuanto le quiero, pero no quería apresurarme, me habían creado una coraza bastante difícil de destruir.
[…]
¡Hola! Espero que tod@s os encontréis bien, quiero agradecer todo el apoyo que le estáis dando a la historia, de verdad que sois increíbles.
Me gustaría que algun@ de vosotr@s participara en la historia, si queréis ser la pareja, herman@, mejor amig@... no dudéis en hacérmelo saber.
¡Muchísimas gracias por todo el apoyo!
![](https://img.wattpad.com/cover/275966075-288-k283324.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Sempiterno
FanfictionLaia Martínez es la hija de Luis Enrique, el técnico asturiano pide ayuda a su hija para tratar a algunos de sus jugadores de la selección española. ¿Surgirá el amor el amor entre la joven Laia y algunos de los jugadores? Sempiterno: Que durará siem...