Capítulo 21

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Abrí la puerta de mi habitación para encontrarme con Unai con su bañador ya puesto, hoy decidimos pasar el día en la piscina del hotel.

– Ahora voy, un momento – avisé dejandole pasar – ¿ya estáis todos preparados?

– Si, menos tú y Marco – rió.

Asentí y coloqué algunas cosas de la habitación, cuando terminé, me acerqué a Unai y sonreí, ambos caminamos hacia la piscina.

Coloqué la toalla entre Dani y Unai, algunos ya que se estaban bañando, mientras que los otro tomaban el sol.

– Ponemos un poco de música, ¿no? – preguntó Rafa Mir.

Eric, Pau y Rafa fueron los encontrados de preparar toda la música, le pedí a Dani que me ayudase a echarme crema por la espalda, yo hice lo mismo con él.

– ¿Has hablado con Ferran? – le pregunté una vez tumbados en las toallas.

– Sí – contestó – intenta recuperarse, pero ha sido un golpe duro para él – hizo una pausa – y tú que, ¿has hablado con Irene?

– Sí, ella está intentando hablar con Ferran, pero dice que ni siquiera le puede mirar a los ojos después de todo, dice que se da asco a ella misma – suspiré.

– Si estuviera allí intentaría hacer cualquier cosa, los dos están destrozados...

– ¿Y tú como vas con Iris? – pregunté con una pequeña sonrisa.

– No hemos vuelto a hablar – informó – unos amigos me dijeron que ella solo buscaba fama, es más, me lo dijo Pau, Iris intentó tener algo con él.

– Asquerosa... – murmure algo molesta.

– ¡Laia, Dani! – los dos giramos al escuchar nuestros nombres – ¡venir al agua! – gritó Rafa.

– ¿Tanto nos echáis de menos? – preguntó Dani con una gran sonrisa – normal, somos los que damos vidilla a este grupo – bromeó.

Ambos nos acercamos al agua y nos tiramos, me acerqué a Pedri y le abracé, él no dudo en corresponder.

Estábamos pasando un buen rato en el agua hasta que vi como una rubia, más específicamente, Aurora, se caía al suelo, algunos se rieron pero yo salí del agua con rapidez.

– ¡Marco ayúdame! – grité el primer nombre que se me vino a la cabeza – ¿Aurora? – le di unos pequeños golpes en la mejilla para ver si reaccionaba – me cago en... – hice una pausa – ayúdame Marco.

El mallorquín cogió a la chica y ambos caminamos hasta la habitación, abrí la puerta y entramos.

– Déjala en la cama – ordené – ten, ponle esto – le pasé una almohada, llamaré a un médico, ahora vuelvo.

Bajé rápidamente a recepción, allí le explique lo que había pasado a la mujer, que sin dudarlo, llamó a un médico.

Le guié hasta la habitación, allí seguían Marco, sentado en el borde de la cama mientras miraba su teléfono.

El médico nos ordenó salir de la habitación, le hicimos caso y los dos suspiramos.

– ¿Qué es lo que le habrá pasado? – preguntó Asensio.

– No lo sé – hice una mueca – estaba andando bastante tranquila...

– Quizás fue un mareo por el calor...

– Debemos llevarla a un hospital – informó el médico.

– ¿Es algo grave? – preguntó Marco.

– Necesito hacerle una eco grafía – informó – no puedo decirles mucho más.

Marco y yo fuimos los encargados de cambiarnos y acompañar a la rubia al hospital, ella ya se había despertado, pero su estado de ánimo era pésimo.

La ayudé a sentarse en la sala de espera, ella tenía su mano en la frente con una mueca de dolor.

– ¿Quieres que te traiga algo? – pregunté colocando una mano en su pierna.

– ¿Puedes traerme agua, por favor?

– Claro – sonreí.

Me acerqué a una de las maquinas, metí el dinero y saqué tres botellas de agua, volví a donde estaban y le di una botella a Aurora, otra a Marco y otra me la quedé yo.

– Aurora García Moran – dijo un señor con bata – acompañeme, por favor.

Marco y yo nos quedamos esperando, ambos hablábamos sobre lo extraña que había sido de tarde de hoy, pero que lo que más importaba era que la rubia estuviese bien.

– Me está llamando Dani – dije enseñándole la pantalla de mi móvil – ahora vuelvo.

Me levanté y contesté la llamada, le expliqué todo lo que habíamos hecho para ayudar a la rubia y que ahora, estábamos esperando en el hospital para ver que era lo que le decían.

Colgué la llamada, esperamos un rato más y vimos como la rubia salía de la consulta, nosotros nos acercamos algo preocupados.

– ¿Qué te ha dicho? – pregunté poniendo una de mis manos en su hombro.

– Estoy embarazada... – dijo echándose a llorar.

Sin esperar esa reacción, la rubia me abrazó, dejándome algo descolocada, acepté el abrazo y mire a Marco, él mantenía su mirada en los papeles que le rubia tenía en su mano izquierda.

– ¿Podéis llevarme de vuelta al hotel? – preguntó entre sollozos.

Los tres volvimos al hotel, dejamos a Aurora en la habitación y le explicamos a algunos de los chicos lo ocurrido.

Me alejé un poco de la multitud y me senté en un banco, observando como empezaba a anochecer.

– ¿Como estás, mi niña?

Pedri se sentó a mi lado y paso uno de sus brazos por mis hombros para atraerme a él, le abracé con fuerza y alcé mi cabeza para darle un beso.

– Algo cansada, ¿y tú? – pregunté escondiendo su cara en su cuello.

– Me llevé un buen susto, pero bueno...

Ambos nos quedamos en silencio, pero no necesitábamos nada más, de vez en cuando unimos nuestros labios y para que mentir, cada vez tenía más ganas de sentir a Pedri, quería que nos unieramos de la forma más especial, pero tampoco quería forzar nada.

– Laia.

– Dime.

– Te quiero, te quiero mucho, más de lo que crees – dijo antes de juntar nuestros labios una vez más.

[…]

Sempiterno Where stories live. Discover now