Capítulo 18

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Después del partido de España contra Egipto, partido al cual empataron, el hotel en el cual nos hospedamos decidieron prepararnos una especie de fiesta en la sala libre.

Todos cantábamos a todo pulmón y bebiamos alguna que otra copa, desde hace tiempo necesitaba esto, despejar un poco del día a día.

– ¡Laia! – escuché mi nombre y yo me giré – después de esta canción vendrá la hora de la declaración, me voy a morir.

Pau estaba realmente nervioso, hace un par de días Valeria había llegado al hotel, el chico cada día estaba más nervioso y con miedo a que su chica le rechazase.

Le di un abrazo y le deseé suerte, estaba más que segura de que la chica le aceptaría, los dos se aman y se nota.

El volumen de la música fue bajando poco a poco, la mayoría tenían cara de confusión, yo sonreía con emoción, crucé miradas con el mallorquín, los dos habíamos ayudado a Pau con todo.

– Primero de todo, pido perdón por interrumpir este momento de fiesta – se disculpó Pau – antes de empezar debo darle las gracias a Laia y Marco por todo el apoyo y toda la ayuda – Marco y yo volvimos a mirarnos, nos sonreiamos con orgullo y con ilusión – Valeria... – dijo el chico – llevamos muy tiempo juntos, cada día me enamoras más, eres la mujer que toda persona querría tener a su lado, por eso... – hizo una pausa, se arrodilló y enseñó el anillo – ¿quieres aguantarme por el resto de nuestros días?

Valeria estaba en shock, sus manos tapaban su boca y sus ojos estaban cristalizados, después de unos segundos se lanzó a los brazos de su futuro marido, dándole un beso.

Me acerqué a Marco y le choque los cinco, luego nos dimos un abrazo.

– Es cierto que hacemos un bien equipo – sonreí con orgullo.

– La verdad es que si – contestó él con la misma sonrisa.

Sentí como un líquido caía sobre mi vestido, me di la vuelta y me encontré a Aurora con una sonrisa inocente.

– Perdoname... – sonrió – me tropecé.

Rodé los ojos y salí para irme a mi habitación, tendría que cambiarme.

Sentí como alguien rodeaba mis hombros con su brazo, giré la cabeza y me encontré con Pedri.

– Te acompaño – dijo mientras caminábamos.

Llegamos a la habitación, el canario cerró la puerta detrás de él y yo saqué un vestido nuevo de mi maleta.

Entré al baño y me cambié, volví al cuarto y me puse frente al espejo, viendo como me quedaba el vestido, hice una mueca y vi por el espejo como Pedri se acercaba.

– ¿Por qué esa mueca? – preguntó abrazándome por la espalda.

– Me queda horrible... – susurre.

– Te queda precioso, eres preciosa Laia, sé que como todos tendrás tus inseguridades, pero puedo decirte que para mí eres perfecta – apartó mi pelo para darme un beso en el cuello – te queda perfecto – se separó un poco y sonrió – pero si no te gusta siempre puedo quitártelo ahora mismo... – dijo con inocencia.

– Podemos disfrutar de la fiesta – reí ante la proposición de Pedri.

Volví a mirarme en el espejo, Pedri cogió mis dos manos y me obligó a que le mirase.

– Eres perfecta, ¿me entiendes? – me dio un beso fugaz – te quiero Laia, nunca te canses de mi, por favor.

– No seas idiota, Pedri – me puse de puntillas para darle un beso – yo también te quiero.

– ¿Y que pasará si te cansas de mi?

– ¿Por qué te creas ahora esa inseguridad? – crucé los brazos – me has devuelto la confianza que en algún momento me quitaron.

– ¿De qué hablas? – preguntó.

– Nada... – suspiré – personas que me fallaron.

– ¿Quieres hablar de ello? – preguntó preocupado.

– No ahora, bajemos, ya tendré tiempo para contártelo todo...

Volví a acercarme a sus labios, con mi mano acariciaba su nuca, sonreí en medio del beso y él me mordió el labio.

– ¡Oye! – me quejé dándole un pequeño golpe en el brazo.

El chico comenzó a reír, los dos salimos de la habitación y volvimos a la zona de la fiesta, estaban bailando canciones lentas, Pedri me invitó y yo acepté sin ningún problema.

Las manos de él se colocaron sobre mi cintura mientras que mis brazos rodeaban su cuello, apoyé mi frente contra la suya y cerré los ojos.

– Laia... – hice un gruñido, haciéndole entender que le escuchaba – te amo – sus labios volvieron a atrapar los mismos.

Pedri había dando un paso más, quizá el nuevo paso que ambos necesitábamos.

– ¡Brindemos por los chavales! – gritó Ceballos señalando a Valeria y Pau.

Todos nos acercamos a Ceballos, cogimos una copa y brindamos entre todos, Dani Olmo me abrazó por los hombros y le dimos el trago a la vez.

– ¡Os quiero, chavales! – gritó Unai un poco subido de copas.

– ¡Yo te amo! – gritó Ceballos que estaba en el mismo estado.

Todos nos reímos al ver la escena de esos dos, incluso se dieron un buen beso, haciendo que todos aplaudieramos.

[…]

¡Hola a tod@s! Primero de todo, seguir agradeciendo por todo el apoyo que recibí día a día, sigo sin saber como agredeceros todo el cariño, sois increíbles.

La idea de la historia es que no llegue ni a los treinta capítulos, lo que hace entender que el fin de la historia está por llegar.

Como veo que de momento está teniendo apoyo, la historia podría ser más larga, así que me gustaría que opinarais que es lo que preferis.

¿Preferís que la historia siga unos cuantos capítulos más o que el final se acerque?

Informo también que estoy planeando una historia con Frenkie de Jong, eso no quiere decir que dejaré de lado la historia de Pedri, intentaré hacer horarios para actualizar las dos.

¡Muchas gracias a tod@s!


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