Capítulo 16

4.6K 187 51
                                    

Los días iban pasando y ahora me encontraba haciendo la maleta para ir a Kobe, serían unas cuantas horas de viaje, por lo que tendría que ir bien preparada para no aburrirme.

– ¿Ya estás listo, papá? – pregunté mientras bajaba la maleta.

– Si, desde hace un buen rato – informó – nos vamos a ir yendo hacia el aeropuerto, ¿vale?

– De acuerdo, déjame despedirme de mamá – dije yendo hacia la cocina.

(...)

Tras unas trece horas de viaje, por fin habíamos llegado a nuestro destino, me había pasado las horas viendo películas y hablando animadamente con los chicos.

– ¡Me pido esta cama! – dijo Lara tirándose en ella.

– De acuerdo, toda tuya – reí.

Coloqué mi maleta al lado de la cama en la que yo dormiría, mientras que Aurora se instalaría en la única cama libre que quedaba.

– Voy a arreglarme – habló Aurora entrando al baño.

Mi mirada no debía de ser la más amigable, ya que Lara me dio un pequeño codazo.

– Cambia esa cara – susurró – no quiero estar presenciando peleas durante estos días.

Cuando la rubia salió del baño, entré yo, me di una ducha y me puse ropa cómoda, ahora la tocaba entrar a Lara al baño, antes de ello, me lanzó una mirada suplicante.

Me acerqué a la puerta para salir de la habitación, sentí los pasos de la rubia acercarse a mi.

– ¿Vas a abrir o qué?

Ni siquiera me pare para contestarle, salí de la habitación con un paso ligero, aún así, ella le seguía.

– ¿Me vas a decir que narices es lo que quieres? – pregunté algo molesta.

– Solo quería decirte que he quedado ahora con Pedri – informó – no me gusta que te acerques a él, le quiero para mí.

– ¿Y a mi que me importa?

– Se que estás coladita por él y todas esas cosas – sonrió con arrogancia – no quiero que intentes separarnos.

– Se acabará separando de ti por sí sólo, víbora – escupi con rabia.

– No seas tan mala – hizo un puchero – como te jode que Pedri esté enamorado de mi.

– Que te den.

Me dí la vuelta y salí de allí, no quería verle más la cara, si me seguía hablando con ese tono, no dudaría en utilizar mis puños.

La rabia recorría todo mi cuerpo, ni siquiera me paraba a mirar a la gente que pasaba por mi lado, tampoco pare cuando choqué contra alguien.

– ¿Acaso no oyes?

Por fin reaccioné, me di la vuelta y me encontré con Dani Ceballos, suspiré y me acerqué a él.

– Lo siento, no estoy de muy buen humor y ni siquiera te vi – expliqué.

– ¿Necesitas hablar? – preguntó él con un tono preocupado.

– De momento no, pero gracias – le sonreí.

– ¿Sabes cuál es el mejor remedio para quitar el mal humor? – preguntó con diversión – unas buenas partidas al FIFA, ven conmigo, con Puado y con Oyarzbal.

Caminé junto a Dani, llegamos a una de las habitaciones y los otros dos chicos ya se encontraban allí sentados.

– Hola chicos – saludé para después sentarme junto a Javi – hago equipo con él.

Javi me chocó los cinco, Ceballos nos pasó un mando a todos y en equipo, competimos.

Javi y yo habíamos ganado dos de tres partidas, habíamos decidido que siempre haríamos equipo.

– La única vez que habies ganado es porque nos dejamos – dijo Javi con cierto tono de burla.

– Venga ya Puado, ¿por qué no te vas a tomar por el culo? – dijo Dani medio molesto.

– Cuando quieras, mi amor – le guiño un ojo.

Ese gesto consiguió que Ceballos comenzará a reír y por hacer la coña, se tiró encima de Javi.

(...)

– Esa tía es tonta – dijo Lara cuando le conté todo lo que había pasado con Aurora en el pasillo – solo intenta meter mierda.

– Algo de verdad habrá en esa mierda – señalé con la mirada a la rubia, quien estaba con Pedri.

– Laia, debes descansar un poco de estos temas, hace nada estabais peleados por unos celos idiotas que os habían surgido a los dos – dijo ella para después darle un trago a su café – exagerais las cosas demasiado, ¿pero sabes por qué?

– ¿Por qué? – pregunté con curiosidad.

– Porque tenéis miedo de perderos, sabéis que os necesitáis, cuando estáis juntos creáis un ambiente de calma, parece que nada puede ir mal – relató – aún con vuestros roces, os coméis con la mirada.

Miré a Pedri, el canario me estaba mirando, pero cuando nuestras miradas conectaron, él la desvió rápidamente.

– No se que hacer – suspiré – le quiero, pero no quiero hacerle daño.

– ¿Sabes como realmente le harías daño? – hizo una pausa antes de seguir – pasando de él por una estúpida como lo es ella.

Mi cara cambió completamente, no se como lo hacía, pero Lara siempre solía tener razón en todo lo que decía, te decía las cosas sin ningún tipo de rodeo.

– No quiero estar todo el rato despegandome de Pedri solo por Aurora – confesé.

– Pues ya es hora de que empecéis a madurar un poco en esas cosas – contestó – le quieres, te quiere, no veo ningún problema en eso.

Terminé de beber la botella de agua que había pedido, le lanzaba algunas miradas al canario, pero él estaba demasiado concentrado prestandole atención a la rubia.

Por la cabeza solo me pasaba la idea de que la rubia tenía razón, ¿por qué Pedri no iba a querer algo con ella? Es jodidamente perfecta.

Al contrario, yo soy una chica con bastante carácter y con la impulsividad encendida todo el rato.

– ¿Nos vamos a la habitación? – preguntó Lara.

– Si...

[…]

Sempiterno Where stories live. Discover now