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En lo que restó del mes Harry se encargó de cocinar.

Ambos chicos habían vuelto a trabajar, y no hablaron nada sobre su cita, ni sus sentimientos.

Por miedo tal vez, por inseguridad, o por no sentirse suficientes, no lo sé.

Febrero había comenzado, en unos días sería el día de los enamorados, y los chicos tenían el día libre.

—Ey Harry ¿Qué vas a hacer el 14?— Preguntó Draco mientras desayunaban.

—Seguramente mirar películas de romance típicas, comer chocolate, y lamentarme porque no me sucede nada de lo que le sucede a la protagonista— Respondió el ojiverde, luego murmuró algo sobre lo patético que era eso.

—¿Quieres ir a una cita?— Preguntó Draco tratando de no sonreír tan estúpidamente, Harry lo miró y sonrió antes de asentir.

—Eres todo un cursi Malfoy, esperaste hasta el día de los enamorados para invitarme— Molestó Harry todavía sonriendo, el rubio solo rió y le tiró la servilleta.

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—Esperó que no me estés llevando a unos de esos lugares que sirven té y son todos color rosa— Murmuró Harry mientras era, prácticamente arrastrado, por Draco hacia un lugar que desconocía.

El 14 había llegado más rápido de lo que esperaban, y ambos estaban nerviosos por lo que podía llegar a pasar.

—No soy un cursi barato Potter— Respondió Draco riendo— ¡Llegamos!

Ambos chicos estaban parados frente a un gran centro comercial. Harry confundido miró su ropa y luego a Draco.

—Pudiste decirme que mi ropa no era linda— Murmuró haciendo un puchero, el rubio solo rió mientras tomaba su mano y lo llevaba dentro.

—No vamos a comprar ropa, tu ropa es muy bonita, vamos a otro lugar— Dijo mientras entraban.

Por todo el lugar habían parejas, besándose, riéndose, abrazándose incluso peleándose.

—¡Mira! Aquí es— Draco corrió hasta un pasillo en especial, donde estaba lleno de consolas de juegos.

Ambos chicos pasaron el rato riendo, jugando, y compitiendo.

Luego de muchos intentos Harry pudo sacar un peluche de la máquina del demonio (apodada por el rubio) y se lo regaló mientras sonreía, ya que decía que se veía muy tierno.

Más tarde, ambos comenzarían a jugar un videojuego contra un nene pequeño, y luego de perder dignamente contra el niño, la madre se lo llevaría a otro juego.

Cuando se aburrieron fueron a recorrer el centro comercial.

En un lugar había una fuente de la fortuna, así que tomaron asiento solo para estar.

—Me estoy divirtiendo mucho— Murmuró Harry mientras acariciaba la mano de Draco, y jugueteaba con sus dedos. Luego le dio un pequeño beso en los nudillos, haciendo que el rubio se derrita por tanta ternura.

—Es algo informal y poco original — Dijo el rubio avergonzado, él solo quería pasar tiempo con Harry, pero no sabía dónde llevarlo.

—No importa donde, mientras estemos juntos disfrutando el momento, todos felices— Harry sonrió mientras miraba el dedo meñique del rubio, sus manos eran muy suaves y pequeñas.

—Luego dices que el cursi soy yo...— Draco estaba sonriendo, y cuando Harry lo miró sonrió el doble.

Pero el rubio notó algo en la mano de Harry, la tomó y allí apenas perceptible tenía una frase "no debo decir mentiras" algunas letras eran menos legibles que otras, pero la cicatriz allí estaba. Con su pulgar la acarició y luego la besó.

El derrumbe de la mansión Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora