Capitulo Ocho.

155 13 0
                                    

Santana pov.

Brittany estaba actuando muy raro últimamente. Siempre salía sola sin mí, por lo que no debía necesitarme. Sé que me dijo que no la siguiese, pero después de tres días estando yo solo en su casa, sin poder cumplir mi misión decidí seguirla. Cuando salió por la puerta, esperé unos minutos y después salí yo. Ella iba con prisa, por lo que para no perderla me tocó andar más rápido. Finalmente, ella se paró frente a una casa. Espera, ¿justo esa? No, tenía que haberse equivocado. De repente, ella sacó unas llaves y abrió la puerta principal, no se había equivocado. ¿Qué hacía Brittany en mi casa? Mi madre  no estaba, eso estaba claro. ¿Pero por qué vendría ella aquí? Decidí intervenir, entrando en mi casa. Ella debía estar en mi habitación, por lo que me dirigí a ella. La observé desde la puerta, estaba colocando unos archivos.

— ¿Necesitas ayuda? —Pregunté. Ella se sobresaltó y tiró los archivos al suelo. Yo me acerqué a ella y la ayudé a recogerlos. Al terminar, se los entregué. Eran archivos de la comisaría.

—Gracias. ¿Qué haces aquí?- dijo ella.
—Podría preguntarte lo mismo, ya que esta es mi casa. Y respondiendo a tu pregunta, te he seguido. ¿Cómo voy a cumplir la tarea si por la mañana tenemos clase y por las tardes te escabulles?
—No me escabullo... voy a trabajar. —Yo la miré con las cejas levantadas, esperando una continuación a esa respuesta—Verás... ahora trabajo en el restaurante. —Esto fue como una jarra de agua fría.
— ¿Qué tú qué? ¿Con mi madre? Brittany, ¿por qué no me has dicho nada? —Pregunté ofendida.
—Porque sabía que ibas a reaccionar así. Cuando me dijiste que el sheriff era tu madre, decidí ir a hablar con ella. La está pasando mal y necesitaba ayuda, solamente había que verla. ¿Sabes qué no ha vuelto a entrar en tu habitación? Si no me crees, solo debes mirar tu habitación. Yo... quería hacer una buena acción, por lo que me presté voluntaria para ayudarle, sin cobrar nada.- dijo ella

Yo le hice caso y observé mi habitación. Todo estaba igual, a excepción de los cuentas de mi madre, que habían desaparecido. Brittany se había encargado de ellos.

—Tu misión es hacerme feliz. A mí me gustaría hacer feliz a tu madre. —Yo parpadeé perpleja.
— ¿Cómo... vas a hacer eso? No es como si yo pudiese volver a estar viva.- dije.
—No, pero puedo ayudarle a resolver tu caso. —Yo no entendía nada. —Verás, nadie sabe nada de la forma exacta en que moriste. No se sabe si pudiste tener un infarto, un accidente... o incluso un suicidio.
—Esa última la puedes descartar, nunca sería capaz de suicidarme dejando a mi madre sola. —Ella afirmó, mordiéndose los labios, estaba pensando en algo, había visto ese gesto anteriormente — ¿En qué piensas?- dije.
—En una idea que podría parecerte horrible y dolorosa y no sé si decírtelo. —Yo puse cara de circunstancias, creía saber por dónde iba. —Santana.
—No, no me pidas eso, Brittany.- dije.
—Aún no he hablado.- dijo Brittany.
—Lo sé, pero me vas a pedir que os ayude. —Ella me dio a entender que llevaba razón —Brittany, no puedo estar con mi madre investigando mi propio caso mientras ella se piensa que soy otra persona. ¿Quién le podría decir que soy?
—Podrías decir que te llamas Sandra y eres mi prima. —Yo puse cara de pocos amigos. —Bueno, ha sido lo primero que me ha venido a la cabeza, lo siento. Santana, sé de sobra que tú también quieres saber lo que pasó, quizá así puedas saberlo.- dijo Brittany.
— ¿Y qué ganas tú? Porque veo perfectamente que eres una buena chica y entiendo que quieras hacer de buena samaritana, pero... ¿por qué?- pregunte.
—Digamos que no lo sabes todo de mí. Es por el accidente, me cambió. Puede que algún día sea capaz de hablar del tema, pero no me pidas ahora que te lo cuente porque no puedo. —Dijo poniéndose nerviosa, parecía que le iba a dar un ataque.
—Hey Brittany, hey. Mírame. —Le dije, cogiéndola de la cara para que me mirase a los ojos. — No voy a obligarte a hablar de algo que no quieras, nunca. Si algún día me lo cuentas, será porque tú lo hayas decidido, ¿de acuerdo? —Ella asintió. Yo acerqué su cuerpo al mío y le di un abrazo, aunque ella parecía distraída. —Está bien, decido ayudar. Por mi madre  y por ti. Vamos al restaurante, espero no volverme loca.- dije.

— ¿Segura que estás preparada? —Preguntó Brittany, antes de abrir la puerta. Yo asentí lentamente. Ella entró dentro y yo la seguí, haciendo como si fuese la primera vez que entraba. Pero en realidad, conocía este restaurante  como la palma de mi mano, llevo viniendo desde que era un cría. Vi a los meseros, a los que por supuesto conocía y casi los saludo, pero entonces recordé que ellos no me conocen. Brittany  entró al despacho de mi madre y esperó que yo lo hiciese también. Tragué saliva e inspiré profundamente antes de entrar. Al hacerlo, vi a mi madre sentado en su silla, rodeado de papeles como siempre. Mi vista se dirigió al escritorio, para ver si seguía teniendo nuestra foto juntas, y así era. Yo sonreí tristemente.

—Maribel—Dijo Brittany. —Le presento a mi prima Sandra, se llevaba muy bien con su hija y está dispuesta a prestar su ayuda. —Ella entonces dirigió su mirada hacía mí, al igual que mi madre. —Presentate. —Me ordenó.
—Esto... sí, yo conocía a su hija. Lo que más me gustaba de ella era su personalidad y todo el sarcasmo que usaba. —Dije, ya que es una cosa que a mi madre le gustaba mucho de mí. Ella sonrió desde su sitio, dándome a entender que podía participar. Luego se me quedó mirando fijamente. — ¿Ocurre algo ma-señora? —Me corregí antes de llamarle madre, caray, esto iba a ser difícil.
—Nada, es solo que te pareces a ella. —Dijo mirándome. —Qué curioso el destino.
—Mucho. —Decidí mirar a Brittany, porque si seguía mirando a mi madre  iba a acabar abrazándole y diciéndole todo lo que le había echado de menos. — ¿Qué habéis descubierto?
—No demasiado. —Respondió Brittany. —Hemos descubierto que... Santana no estaba en casa cuando murió. —Yo intentaba recordar, pero no podía recordar nada del último día de mi vida.
—Quizás había salido a por algo con su coche. O había salido a dar una vuelta.- dijo mi madre.
— ¿Una vuelta andando? No creo. —Contesté. Tanto mi madre como Brittany me miraron expectantes. —Es decir, me acuerdo que no era mucho de andar, adoraba a su jeep. —Respondí ahora, intentando arreglarlo.
—Ay, su jeep. La de disgustos que se llevó por el maldito coche. Encima quería arreglarlo todo con cinta adhesiva, como si fuese a hacer algo. —Dijo mi madre. Él siempre me decía que un día tendría que deshacerme del jeep pero yo decía que no, que era muy importante para mí.

—Bueno, conozco a alguien que también soluciona las cosas de ese estilo. —Dijo Brittany  mirándome, a lo que yo respondí con una mala mirada y un mensaje en su cabeza.

Eso,tu intenta que mi madre crea que me estoy haciendo pasae por su hija muerta y me acabe odiando. Sigue así.

¿Quién casi le llama mamá?Recriminó ella.

—Chicas, ¿estáis bien? —Preguntó mi madre. —Parecíais pensativas.

—Oh sí. —Contestó Brittany. —Pensaba que podríamos investigar ahora. ¿Quizá preguntar a alguna persona?
—No creo, Santana era un chica solitaria.- dijo mi madre.
—Podríamos ir a los sitios que solía frecuentar, los conozco, estuve a veces charlando con ella —Sugerí, a lo que tanto Lydia como mi madre asintieron.
—Bien, pues no tenéis tiempo que perder.- dijo mi madre de nuevo.
— ¿No viene, Maribel? —Preguntó Brittany.
—No, debo quedarme aquí y resolver todos los demás casos. Cualquier novedad, llamadme. —Brittany  y yo asentimos y salimos de su oficina.

— ¿Qué sitios solías frecuentar?- pregunto Brittany.

Así que nos pusimos en camino a todos los sitios a los que yo iba más a menudo, andando. Cuando acabásemos, iríamos en el jeep, ya que me solía gustar salir de vez en cuando del pueblo. Podía sentirlo, pronto me enteraría de lo que de verdad me pasó. 

Heaven is a place on Earth. (Adaptación Brittana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora