Capítulo Dieciocho.

161 14 1
                                    

Brittany Pov.

Me desperté con Santana junto a mí. Sus brazos rodeaban mi cuerpo y se sentía extremadamente bien. Sin embargo, notaba un vacío en mi interior. Hoy era el día en que Santana me abandonaría definitivamente. No quería llorar, no ahora. Escuché un gruñido proveniente de Santana.

—Buenos días—la voz de Santana era ronca, pero extremadamente sexy. Aunque en aquellos momentos tampoco me importaba mucho.
— ¿Qué tienen de buenos? –Pregunté irónica.
—Que he amanecido abrazada a ti, eso ya es bueno para mí—. Me giré para quedar cara a cara con Santana. Ella mantenía aún los ojos cerrados y yo me acerqué y deposité un beso en la punta de su nariz—. ¿Podrías hacer eso de nuevo?
— ¿Esto? —Acerqué mis labios a su frente para dejar un beso allí. Luego continué dejando un beso en su mejilla izquierda, y después en la derecha. Por último, besé cortamente sus labios. Al apartarme vi que Santana estaba sonriendo.
—Dios, cómo te voy a echar de menos—. Miré con tristeza a Santana. ¿Por qué tenía que ser tan duro esto? —Bueno, solo nos quedan unas seis horas juntas, así que quiero aprovecharlas al máximo contigo.
—Sí, deberíamos levantarnos. ¿Te apetece un desayuno especial?- pregunte.
—Por supuesto. Pero lo haremos las dos.- dijo ella.

Nos levantamos de la cama y bajamos a mi cocina. Cogí las cosas necesarias del frigorífico y los armarios y me dispuse a preparar el desayuno. Serían unas tortitas, un zumo recién exprimido y una taza de café. Mientras yo vigilaba que las tortitas para que no se me quemasen, Santana exprimía las naranjas. Cuando se le acababa una, yo le tiraba otra, que cogía al vuelo.

—Hacemos un gran equipo, ¿sabes? —Preguntó y yo le sonreí. Tenía razón.

Cuando el desayuno estuvo preparado, nos sentamos para comer. En mis tortitas puse chocolate y nata, mientras que Santana puso fresa y nata. Eso me trajo recuerdos de nuestra cita, cuando escogimos nuestros batidos. Resultaba increíble pensar que eso había sido hace menos de una semana. Cuanto habían cambiado las cosas.

Yo estaba tan distraída en mis pensamientos que no noté que Santana se levantó de su sitio para acercarse a mí. Solamente lo noté cuando me manchó de nata la nariz.
— ¡Oye! ¿A qué ha venido eso? —Pregunté mientras me limpiaba la nariz, malamente.

—Bueno, estabas distraída. Ha servido para que vuelvas conmigo. Tienes un poco de nata aquí—. Ella señaló mi mejilla derecha y antes de que me pudiese limpiar, Santana me besó, manchándose los labios con nata, para luego relamerse. Yo levanté mis cejas y cogí un poco de mi sirope para manchar su mejilla izquierda. El chocolate se camuflaba con sus lunares, lo que me resultó gracioso.

—Tomaré eso como un ataque del enemigo—. Yo reí y le pasé mi dedo para quitar el chocolate. — ¿Estás desayunando la tortita o a mí?

— ¿No puedo ambos? —Tanto Santana y yo reímos. Nos manchamos con nata y chocolate mutuamente, para luego acabar limpiándonos nosotras mismas. Era muy gracioso, aunque estoy segura de que si mi madre hubiese estado aquí le habría parecido de todo menos gracioso. Santana manchó mis labios de chocolate y yo le miré impaciente—. ¿No piensas limpiarlo?

—Claro que lo haré—. Sin darme tiempo a responder, junto sus labios con los míos. Cerré los ojos para sentir más el beso antes de corresponderle. Puse mis manos en su cara, que aún tenía restos de chocolate, pero daba igual. Este era definitivamente el beso más dulce que había tenido en mi vida, y no solamente por el chocolate. Al besarnos, me olvidaba del mundo y de todo lo que estaba por venir, solamente éramos Santana y yo.

Miré el reloj. Había llegado la hora, el momento en que Santana se iría. Agarré su mano para acompañarle hasta el medio de la calle. Al llegar nos detuvimos para mirarnos. Había llegado el momento de la despedida y yo no sabía ni que hacer. Me prometí no llorar, pero mis ojos estaban encharcados ya. Una lágrima cayó de mi ojo, aunque Santana me la limpió rápidamente.

Heaven is a place on Earth. (Adaptación Brittana)Where stories live. Discover now