Capítulo Catorce.

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Brittany Pov.

El día de ayer había sido perfecto, no cambiaría nada de él. Hasta un día más tarde me duraba la felicidad, y eso se sentía extremadamente bien. El instituto no me resultó tan aburrido como de costumbre, probablemente porque comenté absolutamente cada detalle de la cita doble con Rachel. Se podría decir que ella estaba aún más emocionada que yo, si era posible. Me contó que Quinn le pidió salir justo antes de que ella llegase a casa y ahora eran novias. Me alegré por ellas, hacen buena pareja. Casi no vi a Santana en el instituto, hoy no coincidíamos en clase. Tampoco me preocupaba mucho, porque hoy tocaba día el restaurante con Maribel así que estaríamos juntas.
—Mierda, Santana. Ir a la comisaría hoy las dos juntas no es una buena idea.- dije.
— ¿Por qué, Britt? —La confusión de Santana era más que evidente, se preguntaría por qué motivo no podía ir a ver a su madre.
—Pues no sé si te acuerdas pero ayer tú y yo... - iba a decir.
—Nos besamos. Puedes decirlo Brittany, parece que te avergüenza que haya pasado eso.- dijo Santana.
—No, no, al contrario. Me encanta y no he podido parar de pensar en ello en todo el día y deseando que vuelva a pasar—. Santana me miraba con una sonrisa y yo no sabía dónde meterme. Cogí un cojín de mi sofá y me tapé la cara con él. —Ignórame, estoy desvariando, no sé lo que digo—. Respondí avergonzada. Escuché a Santana reírse y levantarse del sofá.

—Yo tampoco he podido de pensar en ello, no te preocupes—Santana cogió el cojín y lo apartó de mi cara, dejándome completamente descubierta ante su mirada. Ahora me sentía extremadamente pequeñita, como si estuviese siendo examinada en un microscopio.

Santana tomó mi cara con sus manos y juntó sus labios con los míos, tomándome totalmente por sorpresa. Aunque esta sorpresa no impidió que le correspondiese, la sorpresa logró darle un toque distinto al beso. Acerqué un poco la cara de Santana hacia mí. El beso era lento y suave, no había ningún signo de prisa o agresividad en él. Cuando nos separamos, yo abrí poco a poco los ojos para encontrarme el rostro de Santana frente al mío, completamente sonriente. Su sonrisa era de esas que consiguen alegrarte el día o por lo menos el momento en que la ves, una de esas sonrisas que solo alguna gente privilegiada tenía. Y Santana era una de esas personas. Aunque no me gustase mi sonrisa, no pude hacer otra cosa que sonreír tímidamente.

—Lo que quería decir... —comencé a decir, después de haberme recompuesto del beso con Santana, cosa difícil. —Es que a tu madre le hemos dicho que somos primas y no sé tú, pero yo nunca haría con mi prima lo que acabo de hacer contigo—. Santana soltó una carcajada auténtica, no había ninguna pizca de ironía en ella.

—No, yo tampoco lo haría. Pero no te molestes, no voy a ir al restaurante —Santana pasó de estar completamente sonriente a extremadamente seria. Tenía un gran control sobre sus emociones, no había duda de ello.

— ¿Qué? ¿Por qué? Yo lo decía a modo de broma, claro que podemos ir las dos —Puse mi mano en su hombro y la miré fijamente, quería que supiese que no me molestaba en absoluto que viniese —Al fin y al cabo vamos a ver a tu madre y a averiguar cosas sobre tu muerte, que nos interesa mucho a las tres —Agregué. Sin embargo, Santana no parecía a gusto con mi proposición.
—A mí ya no me interesa—respondió secamente. ¿Estaba escuchando bien?
— ¿Cómo que no? Santana, eres la principal afectada, por supuesto que te importa.- le dije.
—Eso no lo sabes— Ella se deshizo de mi agarre, lo que me molestó un poco. No entendía su cambio de actitud tan repentino. —Además, investigar sobre mi muerte no va a hacer que vuelva a estar viva. No merece la pena.
— ¿Qué ha pasado contigo? No lo entiendo, Santana.- dije.
—No hay nada que entender—Santana se puso de pie y cogió su abrigo del perchero, pero no cogió el mío. —No quiero saber nada de mi muerte. Y Brittany, tú también deberías dejar de investigar. Es lo mejor para todos, nadie más debe sufrir—. Abrió la puerta de mi casa y se fue, dejándome sentada en el sofá, sola.

Mi cabeza estaba llena de preguntas sin respuesta. Tenía una cosa clara: me gustaba Santana. Y cómo ella me ha besado, supongo que por lo menos atracción siente por mí. Lo que no entendía era su actitud frente a su muerte ahora, ya que antes no parecía importarle, hasta bromeaba por ello. Deberías dejar de investigar. Cuatro palabras que muchas personas harían caso, pero yo no soy muchas personas, soy Brittany. Siempre me gustó hacer de detective y un detective nunca deja los casos a medias, sin ni siquiera haberlo intentado. Lo siento Santana, pero no te haré caso esta vez.

—Brittany, creo que tengo una fecha—comentó Maribel, revolviendo entre sus papeles. —No sé el día exacto, pero tenemos el fin de semana en que ocurrió. 22, 23 y 24 de enero. En uno de esos días sucedió. ¿Algún acontecimiento o algo que te suene por esa fecha? —Yo enmudecí. Claro que había algún acontecimiento que recordase por aquella época, el sábado 23 de enero. Fue la fiesta en mi casa, en la que acabé con la vida de una persona. Pero no podía ser... — ¿Brittany?
—Eh no, no Maribel. ¿Tiene alguna información más?- pregunte.
—Estoy trabajando en ello. ¿Cómo es que no ha venido Sandra?- ella pregunto.
—Oh, ella... tenía cosas que hacer—La inseguridad de mi voz dejó intrigada a Maribel. Se me daba fatal mentir.
—No suenas convencida del todo.- dijo ella.
—Es que no me especificó de qué se trataba, pero no podía venir. Quizá otro día —Sabía que esto no sería así, que lo más probable fuese que Santana no volviese a pasar por aquí. Pero Maribel no tenía que enterarse, no aún.
—Lástima, su inteligencia nos habría ayudado. Tres cerebros piensan más que uno.- dijo ella.
—Lo sé, una pena. ¿Puedo ayudarle en algo? - pregunté.
—Sí, sí puedes. Quiero que revises estos dos expedientes, tiene notas a bolígrafo del médico forense con alguna descripción. Esto normalmente lo hago yo, pero no puedo. No si se trata de Santana.- dijo ella.
—Tranquila Maribel, yo lo haré. Mi objetivo es encontrar alguna pista, ¿no? —Ella asintió. —De acuerdo. Me sentaré en el sofá y miraré los expedientes.
—Gracias, Brittany.

Hice exactamente lo que había dicho que haría. La letra del forense era bastante desordenada y podía resultar un poco ininteligible, por lo que tuve que poner los cinco sentidos en el trabajo. Mi móvil comenzó a sonar haciéndome perder la concentración que había logrado. Era Santana. Instintivamente, colgué, no quería hablar con ella. Bueno, en realidad sí, pero no quería que supiese que estaba en comisaría. Volví a concentrarme en los informes.

El cadáver de Lopez se encontraba golpeado, con numerosos moratones a lo largo del cuerpo. No poseía ninguna deformación en el cerebro, descartando así problemas cerebrales. Nos encontramos con una serie de huesos rotos, como la tibia izquierda. Algunas costillas también estaban rotas. Su garganta y fosas nasales estaban completamente limpias, por lo que problemas respiratorios quedan totalmente descartados. Se pudo notar cierta presión cerca del pecho.

En conclusión, atraco, secuestro y similares quedan eliminados. Debido a la presión en el pecho, es probable que la señora Lopez se encontrase en un vehículo y saliese el airbag, aunque no es del todo fiable.

Al terminar de leer el informe del forense, mi corazón latía rápidamente. Aunque pusiese que no estuviese claro, era probable que Santana hubiese tenido un accidente de coche. Y un accidente de coche y por esas fechas solamente me hacía pensar que yo podía ser la culpable de la muerte de Santana . Mi respiración comenzó a agitarse, llamando la atención de Maribel.

—Brittany, ¿estás bien? —Preguntó Maribel, acercándose a mí. Yo negué con la cabeza, me encontraba de todo menos bien. Si yo había matado a Santana realmente, ¿Qué iba a hacer con mi vida? ¿Cómo podría contárselo a ella? ¿Qué le diría a Maribel? Tantas preguntas revoloteando en mi cabeza provocaban más nerviosismo en mi cuerpo. Pensé que podría superar el accidente pero no, era una pesadilla real, que me perseguía constantemente. 

Heaven is a place on Earth. (Adaptación Brittana)Where stories live. Discover now