Capítulo Dieciséis.

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Santana Pov.

Me encontraba en mi jeep, completamente sola. No estaba haciendo nada, simplemente pensar. En menos de tres meses me había enamorado de una chica, la chica que acabó con mi vida. Pero las cosas podían ir aún peor. Ella se odia a sí misma ahora más de lo que lo hacía anteriormente. No quería verme, supongo que debe de ser difícil ver a una persona que vas a dejar de ver en cualquier momento, que va a desaparecer completamente de tu vida. ¿Por qué me tenían que haber asignado esta misión a mí? Frustrada, golpeé el volante de mi jeep varias veces, hasta que mis nudillos acabaron ensangrentados. Sin embargo, no dolía.

Un golpeteo en la ventana de mi jeep me hizo volver a la realidad. Me giré con mala expresión, para empeorarla al ver quien estaba ahí. No eran nada más ni nada menos que mis ángeles, Will y Emma. Salí del coche enfadada, no entendía que hacían aquí.

—¿Qué hacéis aquí? ¿Venís a empeorar aún más las cosas? Porque me parece que es imposible—. La ira en mi voz era palpable desde lejos, pero no me importaba. Quería mostrarles lo enfadada que me encontraba.
—Estamos aquí porque es necesario. Esto se ha ido de las manos, Santana—respondió tranquilamente Emma. ¿Cómo podía estar tan tranquila?
—¿Lo dices en serio? ¡Esto fue idea vuestra! ¡Todo esto ha pasado por vosotros! —grité. Me da igual sí podía pasar alguien y verme así, no me importaba.
—Ahí te equivocas. Fuiste tú quien se enamoró de ella—contestó Will. Yo apreté los puños. La ira recorría todas y cada una de las venas de mi cuerpo.
— ¡Tú me dijiste que pasaría aunque lo evitase! Y lo intenté, pero no funcionó. ¿No hablaste de un hilo del destino o algo así? -respondí.
—Así es, el hilo rojo del destino. Pero no hace que las personas se enamoren, simplemente las conecta-. Yo no podía dar crédito a lo que mis oídos estaban escuchando. —Pero el problema no surgió con tus sentimientos.
—Surgió cuando Brittany empezó a desarrollar los mismos sentimientos por ti—terminó de decir Emma.
—Un momento. ¿Brittany me corresponde? —mi voz sonó esperanzada, cosa que no tendría que ser así.
—Así es, Santana. ¡Os besasteis! Pero eso es un grave problema.- dijo Will.
—Estás muerta, Santana. No puedes hacer que Brittany sufra más al perderte ahora. Tenemos que acabar con esto-Yo dejé salir el aire por mis fosas nasales lentamente. Me hacía una idea por donde iban los tiros. —Tu misión debe terminar.- dijo Emma.
—Pero Brittany no es feliz... —mi voz estaba completamente rota, al igual que yo.
—Ahora mismo no, pero lo ha sido contigo. Has logrado tu misión, Brittany es una nueva persona. Una mejor—explicó Emma. De los dos ángeles, era la que tenía más compasión y empatía con los demás.
—No has conseguido solo su felicidad, si no su tristeza. Por eso debes alejarte de ella ya —agregó Will. Cada palabra era como un puñal clavado en mi pecho. —Así que si de verdad quieres a Brittany, la dejarás ir.
— ¿Qué decides entonces? Prefieres dejar a Brittany vivir su vida para que pueda ser feliz...- Dijo Emma
—O prefieres destruirla completamente.- completo Will.

Yo miré a los dos ángeles, considerando la propuesta. Quería a Brittany y no quería dejarla, pero no podía verla sufrir más por mi culpa. Saber que Brittany no alcanzaría la felicidad por mí era algo que no podía soportar. Si de verdad la quieres, la dejarás ir... Brittany  no merece sufrir más. La decisión, aunque dolorosa, estaba tomada.

—Escojo su felicidad, aunque sea sin mí —Los ángeles suspiraron aliviados. -Pero quiero pedir una cosa antes.

—Lo que sea. Bueno, siempre y cuando sea tolerable—respondió Emma.
—Quiero tener tiempo para despedirme. Un último día con ella. Luego me iré para siempre. Lo prometo.- dije yo.

Will  y Emma se miraron, pensando si aceptar o no. Will se acercó a mí y me tendió una mano.

—Trato hecho. Tienes lo que queda de día de hoy hasta mañana a la misma hora. Cuando se acabe el tiempo, irás al cielo.- dijo Will
—Hasta mañana, Santana—se despidió Bianca.

Monté en mi jeep y puse camino a la casa de Brittany. No tenía ni un minuto que perder. Mi tiempo en Lima Ohio estaba terminando.

...

Brittany Pov.

Todo el mundo había venido a verme al hospital, Rachel  y Quinn incluidas. Me preguntaron por Santana y yo les dije que se había marchado ya. Me dieron el alta y debería estar feliz por ello, pero no podía. El recuerdo del accidente no salía de mi cabeza. ¿Cómo ser feliz? Feliz era una palabra fuera de mi vocabulario últimamente.

Les pedí a todos que se fuesen a casa, que me encontraba bien. Totalmente mentira, pero no quería preocuparles más, especialmente a mi madre. Maribel decidió acompañarla a casa y yo me alegré, al menos así no tendría tiempo a pensar que me había pasado.

Salí del hospital y decidí caminar un poco, hasta un parque relativamente cercano. El sol estaba empezando a esconderse, por lo que era el momento perfecto para ver el atardecer. Me senté en la hierba del parque para mirar la puesta del sol, aunque al final acabé tumbándome. El parque estaba completamente desierto, aunque si hubiese alguien tampoco me importaría mucho. El cielo estaba precioso. Era una mezcla de tonalidades que por separado quizá hubiesen resultado extrañas, pero juntas eran perfectas. Se trataba de una mezcla entre naranja y lila, adquiriendo las nubes este último tono. No sé cuánto tiempo estuve tumbada mirando el cielo sin decir nada, simplemente dando rienda suelta a mis pensamientos. Una lágrima escapó de mi cara, pero no me importó.

Era curioso. Cualquiera que conociese la situación pensaría que estamos actuando al revés, que Santana debería ser la enfadada y no yo. Y no se equivocarían, pero nosotras somos diferentes. Lo que más dolía no era el hecho de haberla matado, que también. Tampoco mi amor por ella, ese no dolía. Lo que más dolía era la persona en la que me había convertido gracias a ella. He hecho muchas cosas en la vida que no han sido las adecuadas, nunca fui ese tipo de persona modelo del que todo el mundo quisiese tomar de ejemplo. Tampoco he sido la peor persona del mundo, pero estaba más cerca de la maldad que la bondad. Con Santana había cambiado. Necesitaba una razón para cambiar, para ser mejor. Y la razón había sido Santana. No solo me ha conseguido alegrar el día a día, con ella he aprendido a valorar a los demás, directa o indirectamente. A pesar de todo lo que le ha ocurrido por mi culpa, sigue ahí para mí. No merezco a alguien como ella, aunque haya cambiado ahora.

— ¿Está este sitio ocupado? —No dejé de mirar el cielo, no lo necesitaba para saber que se trataba de Santana. Yo me encogí de hombros, no quería hablar, no con ella. —Fui a tu casa y no estabas. Entonces se me ocurrió que con lo bonito que está el cielo, habrías querido quedarte a observarlo.

—No te equivocaste, entonces—. Sentí como Santana se tumbó en la hierba junto a mí. Yo cerré los ojos antes de volver a hablar. —Lo siento. Por todo, Santana. Por hoy, por el 23 de enero... —No pude terminar la frase.
—Tranquila, está bien—. No lo estaba, nada estaba bien. —Simplemente veamos el atardecer, ¿te parece? - dijo ella.

—Gracias —No me salían las palabras con Santana , aunque intentase sacarlas.

Estuvimos calladas observando el cielo, como se movían lentamente las nubes. En cierto momento, dejé de mirar el cielo para mirar a Santana. Parecía hipnotizada, no podía dejar de mirar el cielo. Y yo no podía dejar de mirarle a ella. Era una bella persona, tanto por fuera como por dentro. Dejó de mirar el cielo para mirarme a mí. Yo normalmente habría apartado la mirada, pero no ahora. Quería decirle tantas cosas... Era el momento.

—Tenemos que hablar—Para sorpresa para mí, yo no fui la única que pronunció estas palabras, porque Santana  también lo hizo. Estaba impaciente por contarle todo, pero quería que hablase ella primero. —Habla tú, Santana. Lo mío puede esperar.

—Lo mío en realidad no. La misión ha terminado—. Sabía perfectamente lo que sus palabras querían decir, pero no quería creerlo. —Han venido a verme los ángeles y me lo han dicho. Mañana sobre estas horas estaré en el cielo de nuevo. Me voy a ir para siempre, Britt —Yo me senté y cerré los ojos, aguantando las lágrimas. Santana se sentó también y pasó sus brazos a lo largo de mi cuerpo, atrayéndome al suyo. Apoyé mi cabeza en su pecho y dejé que las lágrimas acumuladas en mis ojos fluyeran, estaba completamente destrozada. Estaba pasando mis últimas horas con Santana no podía estar bien.

Heaven is a place on Earth. (Adaptación Brittana)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें