Capítulo 6

4.2K 766 144
                                    

Katsuki sabía perfectamente como batirse a duelo con alguien. Vamos, claro que sabía.

Lo que llevaba preguntándose desde hace diez minutos era si Izuku podía pelear.

El omega parecía una figura de porcelana que por cualquier toque brusco, se rompería en mil pedacitos.

Tiene base en pensar así. No lo conoce muy bien. Apenas sabe su nombre y su posición. ¿Qué debería pensar de un chico menudito y tranquilo que ni siquiera porta una minúscula arma que le sirva de defensa? No sabe si tiene siquiera un don de nacimiento como el suyo, o si alguna vez a empuñado una espada.

No sabe absolutamente nada de Izuku.

¿Cómo pretendían los dioses unir a dos personas desconocidas? Era por eso que odiaba en gran manera esas mierdas de leyendas. "Una mitad perdida...", claro que no. Él no sería mitad de nadie. No completaría nada.

Porque eso sería querer a medias, entregando solo la mitad.

Y si Katsuki ama, lo hace con todo. Nada de mitades, nada de complementos. Con todo, pues sus emociones y sentimientos fueron esculpidos en la ley de la intensidad furiosa. Odiar con todo, amar con todo. No hay termino medio.

No hay punto muerto.

Lo hará completamente.

Pero, mierda, ¿cómo se supone que va a amar a un tipo del que no sabe nada más que la estúpida unión "divina" y "celestial" de los dioses? ¡Pedían algo estúpido!

¡Y no, tampoco quiere conocerlo! ¡Para nada quiere saber que esconden esos jades hermosos ni quiere contar las malditas pecas de su maldito rostro y seguro su maldito cuerpo! ¡Mucho menos quiere ir y saber todos sus miedos y sueños! ¡Tampoco quiere acariciar su piel, soñando que es más suave que la de los dioses! ¡Y no, no quiere saber qué tan bien saben eso labios tan atrayentes ni besar y morder ese cuello impoluto, marcándolo como suyo una y otra vez! ¡No quiere nada de eso!

Sabe perfectamente que el autoconvencimiento solo es para débiles, pero aún así trata de decirse que no lo desea ni le atrae. Que no ha añorado verlo desde la última vez y que no sueña con tomarlo, hacerlo suyo y estar a su lado por el resto de la eternidad, en la tierra, en el cielo o en el más ardiente infierno.

Porque le gusta

Aunque no lo conoce.

Mierda, vaya que le gusta.

Es por eso que mira con odio al bastardo ojeroso que se atreve a poner sus manos sucias sobre la piel de Izuku que él solo sueña con tocar.

Lo ve ayudándolo quitarse la capa, dejándolo solo con una tela bordada de azul brillante en su torso, con los hilillos de lana entrelazados para crear una cinta que marcara su cintura delgada. Los pantalones de cuero se apegaban a la silueta de sus muslos, y vaya que muslos. Katsuki casi sentía como su saliva caía al mirarlo. Sin esa estúpida capa, podía ver mejor esa hermosa forma corporal que Izuku tenía.

Y los otros malditos alfas también. Pudo ver cómo más de uno le hacía ojitos al rey del bosque.

Buscaban su muerte, seguramente.

Alternó la vista con enfado entre esos alfas y el otro alfa que venía odiando desde que lo vio a un lado de Izuku, dedicando el odio en grandes cantidades.

Pero cuando miraba al omega, solo había claro anhelo.

Del que no se da cuenta, porque se niega a notarlo.

Observa atento que arma utilizará.  ¿Espadas? ¿Dagas? ¿Arco?

Él le era muy fiel a su espada.

Verde Jade (Katsudeku + Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora