CAPÍTULO 8

265 45 26
                                    

LIAM

Emily me dijo que estaría en casa de April y que les recogiera sobre las nueve de la noche.

Probablemente April se enfadaría conmigo por lo que iba a hacer, pero sino no tendría gracia ¿no?

Le vendamos los ojos, pero como se negaba le tuvimos que atar la mano con una esposa a la manilla de dentro de la puerta del coche.

Que conste que la idea no fue mía, si no de Emily, y pobre de ella cuando April se enterase.

Sabía que tenía mal carácter pero no sabía que tanto, joder no quería ni imaginar que iba a pasar cuando la soltásemos. Esperaba que después de que viera lo que habíamos organizado se tranquilizase.

—Pero sois imbéciles o que ostias, Liam te vas a cagar, te voy avisando de que no vas a tener suficiente tierra como para correr. —me dijo ella, lo siento pero cuanto más se cabreaba más me descojonaba yo.

—Diablilla tranquila, sigues igual de guapa hasta con una venda en los ojos. Cuando veas lo que tenemos preparado ya verás como te alegras. —le dije pero era inevitable reírme por la situación.

—Bua chaval, de ti me lo podría esperar, pero de ti Em, sí, sé estás también en el coche, no me jodas, tu perfume huele a kilómetros.

—Más os vale, que mínimo, me hayáis traído a Harry Styles. Si no, ya sabéis a quien no debéis cabrear, más aún, si eso es posible, esta noche.

APRIL

Por fin llegamos, noté como me quitaban la venda y las esposas, cuando estaba a punto de ponerme a gritar y a golpear todo lo que estuviese lo suficiente cerca de mí, alcé la mirada y vi lo que tenían organizado para mí.

Habían alquilado un yate, estaban todos mis amigos (hasta con los que no hablaba desde hace años) y todos iban de blanco.

—Joder… ¿l-lo habéis organizado todo vosotros? Haber no voy a mentir, ya echaba de menos las fiestas y bueno no está tan mal. —claro que no estaba mal, era la ostia, me habían organizado todo eso a mí, la fiesta era una pasada.

Era un pequeño yate de color marrón ubicado en la bahía, cerca de la casa de Em. Parecía pequeño, pero una vez dentro era lo suficientemente grande como para organizar una fiesta. Había camareros por todos lados, los invitados iban con una copa de champagne en la mano y estaba toda la superficie llena de globos, que no fue muy buena idea que se diga. Mis amigas y otras conocidas, que ni me acordaba de sus nombres, íban con tacones de aguja y claro, eso les pasó factura a los globos.

—Diablilla tienes demasiado ego como para reconocer que está de puta madre, pero ya te conocemos lo suficiente como para saberlo. —me dijo Liam, me costaba reconocerlo pero tenía razón.

—A veces te odio capullo pero...

—...no puedes vivir sin mí.—Liam terminó la frase por mí, se inclinó lo suficiente para estar a mi altura y me besó, supuestamente estaba cabreada con él, pero me lo ponía muy difícil.

Fue uno de esos momentos cuando estás enfadada y alguien te hace reír, es horrible pero inevitable. Ese beso fue tan bonito y pasional que todo el mundo se nos quedó mirando y seguidamente se pusieron a aplaudir.

—Luego yo era la del ego subido eh.

LIAM

—¿Sería tan amable de venir al yate conmigo diablilla?. —le dije, sabía que le gustaba que la trataran como una princesita y me esforzaba lo suficiente para que se sintiera así. O al menos, lo intentaba.

Creo que el por qué del apodo era más que obvio, cuando se enfadaba se volvía otra persona, el diablo en persona, pero si estaba conmigo se le pasaba rápido, o al menos mi presencia le ayudan a calmarse, y no sabéis lo jodidamente bien que se sentía eso.

APRIL

No podía pedir más. Tenía todo lo necesario para ser feliz, lo tenía a él.

—Con mucho gusto capullo.
—me acerqué a él y fuimos de la mano a saludar a los invitados.

Que por qué le llamaba capullo, pues la verdad creo que es de tantas veces que me he enfadado con él y le he llamado capullo y pues se ha quedado con ese apodo.

Todo era demasiado bonitoWhere stories live. Discover now