CAPÍTULO 35

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CONNOR

No podía estar pasando.

No estaban en el yate.

Ni en el muelle, pero habían estado ahí, lo sabía porque en uno de los bancos April se había dejado el móvil. Lo encendí, y en la pantalla aparecieron ellos dos; Liam y April. En la playa, Liam cogía a esta por la espalda, mientras que April, estaba reclinada sobre los brazos de él y sus manos estaban posadas alrededor de su cuello. Mirándolo de una manera tan especial, sus ojos parecían brillar desde la pantalla, yo lo único que veía en esa imagen eran dos personas completamente enamoradas.

A Liam y April.

Sonriendo, felices, sin preocupaciones, en el hogar que habían construido ellos dos. El hogar de cada uno era el otro. April necesitaba de Liam, al igual que Liam de April y sobraban palabras para saberlo.

Por un momento, sonreí, era la primera vez en toda mi vida en la que me alegraba por ellos. Pero esa foto se fue tan rápido de mi mente cuando regresé a la realidad.

Emily.

Empecé a pensar lugares en los que podría estar, hasta que decidí comenzar por lo obvio; por su casa.
De camino a esta, opté por ir corriendo, joder que si iba corriendo, el calor me estaba invadiendo por completo, así que, tiré la chaqueta de cuero a la arena (ahora mismo eso era lo de menos), y me quedé en la camisa negra entreabierta que llevaba debajo. El tiempo apremiaba y no podía permitirme que algo le ocurriese por mi culpa.
Antes de llegar al destino planeado me topé con April.

Y solo habían dos opciones. Una, que me insultase en todos los idiomas posibles hasta que se diese por satisfecha o dos... No, no había dos. ¿April? April había dejado bastante claro que no me quería cerca.

— April, April, por favor, tienes que decirme dónde está Emily —dije mientras posaba mis manos en sus hombros con firmeza, con una mirada suplicante—. April por favor, tienes que ayudarme —me miró incrédula, como si me viese por primera vez.

— ¿H-has v-venido...?

— ¿Acaso no me ves? —solté con brusquedad, no estaba para bromas ni mucho menos para perder el tiempo con alguna de sus rabietas.

— ¿P-pero c-cómo te atreves a venir después de lo que le has hecho? ESTÁ HECHA PEDAZOS CABRÓN, POR TU CULPA —lo que decía, solo había una opción. Me apuntó con el dedo índice en el pecho para después darme un pequeño empujón, pero no lo suficientemente fuerte como para que me moviese del sitio. Hizo aquello mientras me miraba a los ojos, y en aquellos solo veía rabia. A veces, me asustaba lo mucho que conocía a April, bueno en verdad, la conocía desde que éramos pequeños, lo cual tenía más sentido.

— ¿Y en qué cojones pensabas al drogar a Liam? Estás pirado Connor, dime ¿qué coño se te pasaba por la mente?

Me toqué las sienes y me froté el pelo exasperado, cerré los ojos y suspiré hondo, sin saber qué hacer para que April me ayudase, solo por esta vez. Ella merecía una explicación, pero ahora no había tiempo para aquello.
Todo dios merecía una explicación, la verdad, y Liam la sabía. No podía negar lo que en un principio tenía pensado hacer, pero, aún así, merecían saber toda la historia para al menos entender mi posición y mi desesperación por comprobar que Emily estuviese bien.

Aun contándole que me arrepentí casi desde que la vi salir por la puerta y me acogió en sus brazos con esa dulce sonrisa tan característica de ella, aun abriendo los pedazos de corazón que conservaba, aun declarando que aquel abrazo había sido el primero que no me producía rechazo y angustia, aun afirmándole que en sus brazos me sentía inefablemente feliz, aun rogándole que me diese otra oportunidad, aun suplicando que al menos pudiese verla una vez más y decirle todo lo que nunca fui capaz de decir sobre ella.

Todo era demasiado bonitoWhere stories live. Discover now