CAPÍTULO 36

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Parte 1

EMILY

¿Por qué todo empezaba y acababa con una palabra?

¿Por qué todo en mi miserable y jodida vida acababa en dolor?

Una palabra, cinco letras, fácil de sentir, difícil de expresar.

Decidido.

No lo soporto, no lo aguanto. Lo he intentado, me he esforzado, intenté creer sus palabras.

Fingí. Hui. Lo perseguí. Me aferré a algo que a fin de cuentas sabía que iba a doler, aun sabiendo que aquello podría acabar como lo que haría a continuación, nunca sería capaz de controlar mis impulsos.

Me duele joder. Odio todo cuanto me rodea. Odio el mundo, odio esta puta vida, y odio a todos los que residen en ella. Odio que nunca sea yo, que nadie me elija, que a nadie le importe si estoy bien de verdad.

Me odio a mí misma por haber dejado que todo esto me afecte. Pero así ha sucedido, el dolor ha ganado la balanza.

Perdí.

Me rindo.

Transito el bosque a buen ritmo, aún así, la ira me puede antes de llegar a mi objetivo, hago una breve parada y suelto todo lo que llevo dentro, acumulado, contra uno de los árboles más cercanos a mí. Lo golpeo, me clavo unas cuantas astillas en el intento, pero me es igual, ese dolor es inexistente en comparación al del amor. Le arrojó varias piedras pesadas que cojo en el camino, lo vuelvo a golpear hasta que termino por apoyar mi frente contra el tronco y las lágrimas brotan sin cesar. No sé por qué lo he hecho, no tengo una razón válida para explicarlo. No me entiendo ni a mí misma.

Me tiemblan las manos, intentó calmarme sosteniendo mi abdomen, y meciéndome en el suelo. Me maldigo a mí misma por haber sido tan ilusa e inocente de creerme sus palabras, aún tenía un ápice de esperanza en que April se equivocase, pero con el paso de los minutos cada vez todo cobraba más sentido.

Todas aquellas noches acurrucada a su lado, esas en las que sus brazos apresaban mi torso y sus antebrazos tapaban mi vista con el fin de que no viese una escena excesivamente sangrienta, ya que, odiaba esas secuencias... A fin de cuentas, él se preocupaba por mí, él reía junto a mí, él dormía junto a mí...

Éramos él y yo.

¿Todo aquello había sido irreal?

Si así fuera, sería la farsa más jodidamente bonita que había vivido.

Y la que más daño me había causado. Puntualicé, aunque me costó admitirlo.

Acopio de todo mi coraje y me pongo nuevamente a caminar. Bajo el silencio sepulcral del bosque. Llego a la valla que separa el arcén del bosque, una vez ahí, escucho el ruido del viento, de los vehículos, del tráfico, de mi último aliento, de mis últimos latidos.

Justo cuando voy a saltar la valla, segundos antes miro atrás y susurro palabras que me veo obligada a decir para irme en paz:

— Liam, eres muy fuerte, puedes con todo grandullón, nunca te rindas. Mucha gente te quiere, solo tienes que dejar que te ayuden. Ah, y cuida de April, ella te ama, de verdad.

Todo era demasiado bonitoWhere stories live. Discover now