CAPÍTULO 41

58 4 0
                                    

APRIL

Pero mis palabras eran ciertas, había una remota posibilidad de que me hubiese alejado de su vida por... por mí. Porque era perfectamente reemplazable.

Pero ese no era el Liam que yo conocía, el Liam del que me había enamorado nada más mirarlo a los ojos, al sentir su mirada sobre la mía, y al sentir aquel repentino cosquilleo dado a sus caricias sobre mi cuerpo.

Dejé acompañarme por Ben hasta mi casa. Me despedí cordialmente de él y conté los minutos para que Liam, furtivamente, mandase a Emily a mi casa. Bien, si en los próximos minutos la rubia aparecía por la puerta principal eso me llevaría a dos conclusiones. La primera de ellas me haría confirmar que todo aquello había sido otra de las fantásticas ideas de mi capullo para protegerme. Ironía, claramente. Y la segunda y última conclusión, atada de cierto modo a la primera, sería que Emily sabría la verdad, toda la verdad. Y debía comenzar a cavilar información sobre todo este embrollo mediante ella, sería mi única posibilidad, lo único que tendría para hacerme llegar hasta Liam. La única persona de la que me podría fiar, y la única que me ayudaría dado el caso.

Pero los minutos pasaron, y me dieron qué pensar. Aun así, seguí esperando. Ni siquiera recordaba mi encuentro con Connor y sus desesperadas ansias por ver a Emily, tan solo hace unas tres horas. Nunca entendería a ese chico, era todo un enigma la verdad. Impredecible diría.

Rememorando aquello pensé que finalmente, ninguna de mis cavilaciones serían ciertas, pero... Ajá. Alguien tocó la puerta de mi casa.

Miré por la mirilla y..., en efecto, era ella. Mi mejor amiga. Y se veía extrañamente mal; ojos rojizos, su vestido hecho trizas, su melena se asemejaba a la de una leona, ya que se había desecho de su recogido para dejar todo su cabello rubio suelto.

Abrí, y fingí. Lo mejor que pude —lo peor que pude más bien, aquello de actuar no se me daba nada, pero nada bien— y me apresuré a abrazar a esta. Notando cierta frialdad y ausencia en ella. Le costó lo suyo reaccionar ante mi abrazo.

Estaba como... ida. Ausente, como nunca la había visto. Tenía la mirada perdida y observaba cada rincón de mi casa, cada detalle de esta, cada detalle de mí, de mi rostro y después alzó la barbilla y reprimió una lágrima. Y lo supe porque comenzó a pestañear con rapidez para que yo no lo notase.

Fue un encuentro de lo más extraño, la situación se estaba volviendo incómoda y yo no sabía cómo debía actuar o qué debía hacer. Y para colmo, había perdido mi móvil y ya ni siquiera podría contactarme con Liam a través de mensajes o mediante llamadas telefónicas.

— Em..., estás... ¿Estás bien? ¿Ha pasado algo con Connor? —pregunté analizándola con la mirada, buscando algún tipo de...

Entonces bajé la mirada y vi que su rodilla estaba envuelta por una tela negra cubierta de sangre. Sangre seca. Me alivió aquello, al menos ese asunto estaba medianamente controlado, ya que no se desangraría más puesto que alguien, o ella misma había taponado la herida. Cual no creo que fuese de mucha gravedad ya que de ser así hubiese acudido al hospital de inmediato. O eso me hice creer a mí misma.

— ¿Por qué tienes la rodilla vendada...? —aun así, la curiosidad se asomó silenciosamente. Segundos después comencé a pensar el porqué de ello. ¿Acaso alguien le había provocado aquel golpe?

— No es nada April.

— ¿Él..., él te ha hecho daño? Como te haya tocado un solo pelo juro que no tendrá suficiente tierra para correr —dije con los ojos absortos de una furia inexplicablemente gigante, cual sólo salía de lo más hondo de mí si se trataba de mi mejor amiga.

— N-no..., n-no... De hecho él me ha salv... — esta iba a contar algo, pero se arrepintió al momento y negó con la cabeza repetidas veces para después decir—. Eso... eso ahora no es importante pequeña. ¿T-tú..., tú cómo te encuentras?

Todo era demasiado bonitoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang