Más mentiras

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Maia González

—Mi café esta frío—Le digo a Apolo, el me mira inocentemente

—Es que uso la jarra del agua del refri—Comento Ares partiéndose de la risa

Le lanzo una mirada asesina a Apolo:—¡Lolo!

—Ares me dijo que esa la jarra donde estaba el agua caliente—Volteo a ver a Ares y este esta muerto de la risa

—¡Gracias por arruinarme mi café matutino! Ahora estaré de malhumor todo el día por tu culpa—Ares no deja de reírse y por inercia se me escapa una a mí

—No seas dramática Mai, te comprare uno antes de dejarlos en la universidad—Sube su brazo por mis hombros y deposita un beso en mi frente—¿Feliz?—Asiento y le sonrió

—Bueno, vamos por mi café entonces—Digo inocentemente

—Voy por nuestras mochilas—Anuncia Lolo

—Gracias nene

Me quedo sentada en una de las sillas que están frente a la pilastra de la cocina, Ares se coloca al frente de mí, flexiona sus brazos de manera que cruza las manos. Me mira un momento, como si tratara de decirme algo, pero no sabe como, sus ojos azules me miran con preocupación.

—¿Cómo estás?—Es lo primero que sale, como para romper el hielo

Me pienso unos segundos su pregunta, ¿Cómo estoy? No se, ya no puedo sentir absolutamente nada.

—Bien—Digo finalmente y me inclino a la pilastra y adopto la misma posición que él—¿Y tú?

—Bien—Asiente y me vuelve a dar esa mirada extraña de hace un momento—Maia, solo quiero que sepas que estoy aquí—Hace una pausa—Eres la hermanita que nunca tuve y me detesto por no protegerte cuando pude—Siento que romperá a llorar, pero me levanto de la silla y corro a abrazarlo, el corresponde mi abrazo de una.

—Ares esto no es culpa tuya, ni de Apolo, esto es mi culpa por meterme con quién no debía—Intento calmarlo—Ni siquiera es culpa de Aegan lo que paso, todo esto es mi culpa y estoy asumiendo las consecuencias de mis actos

—Siento que pude hacer algo más para que no te humillara

Me separo de Ares y sus hermosos ojos azules están cubiertos de lágrimas, poso ambas manos en sus mejillas, una lágrima le salió y yo se la limpie. Me duele ver como mi relación con Aegan arruinó otras relaciones. El no lo demuestra pero se que también lo extraña.

—No te castigues por algo que ya paso, ¿Okay?—Le doy un último abrazo y un beso en la mejilla

—A partir de ahora, ni yo ni mis hermanos te dejaremos sola—Se aclara la voz y se limpia la cara—No importa si te cuido desde la otra punta del mundo o del país, ya no te dejaré sola—Se me hace tierno, pero, ya no soy una niña, me hacen sentir indefensa y débil y yo no soy nada de eso.

—Ares, agradezco mucho que quieras cuidarme, pero ya no soy esa niña indefensa la cual veía como le apuntaban a su papa con un arma. Soy una persona que puede valerse por si misma y no necesito que nadie me cuide—Ares me mira algo anonadado, pero asiente

—Se que eres fuerte, eso no lo niego, solo decía—Ambos reímos y nos volvemos a abrazar

—Chicos el auto esta listo—Anuncia Apolo desde el lobby de la casa

Ares sale después de mí, Apolo me da mi mochila y los tres salimos rumbo a un gran día después de la tormenta.

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𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭𝐨 𝐌𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫𝐨𝐬𝐨 [Completa✔️] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora