Capítulo 25

30 4 4
                                    

Resaca, la merecida resaca del año.

Así me siento, mejor lo digo como debo.

Este ratón me está matando pal tronco. —me quejo levantándome de mi cama abriendo mis ojos y casi llorando por la luz del día que me pega directo en los ojos.— ¡las clases! —me altero buscando mi uniforme pero al mirar mi celular para asegurarme de la hora leo un mensaje que me deja estática.

"Día libre, junta de maestros, no tienen clases"

Bueno, ese es el resumen del comunicado como tal de mi parte y lo poco que procesa mi mente, me prometo a mí misma que es la última vez que le hago caso a Wyatt de ir a una fiesta entre semana y me vuelvo a dejar caer sobre la cama.

—Auch.

Madrecita de las arepas.

Esa no es Lily.

—¡¿Qué haces en mi habitación teñido de pote?!

—Te das cuenta que son las seis de la mañana y quiero seguir durmiendo.

—Un coño e' la madre, me explicas o te ganas un trancazo. —gruñí empujándolo, él se quejó retirándose los mechones rebeldes de su frente con los ojos cerrados y una expresando su total cansancio con un suspiro.— ¡Gallagher!

—Estamos en la habitación de invitados, Agnesia.

¿Invitados?

—Estábamos muy ebrios para ir a casa, tú nos obligaste a quedarnos y a mí.—bosteza entreabriendo los ojos dejándome estática por su iris que ahora mismo se ve mucho más intensa y llamativa con aquel color verdoso— sólo puedo decir que tú...

—¡¿Pasó algo?! —interrumpí teniendo un flashback rápido de Venezuela y las fiestas cuando salía con mis amigos, el rubio negó de inmediato sacándome de dudas.

Prometo ser buena con mi odioso compañero de clases si nada paso, dejare que Carlos se coma mis arepas sin enojar...

—No. —interrumpe la cadena que ya estaba empezando a decir en mi cabeza mirándome brevemente.— ¿Tú crees que yo me dejaría hacer algo? —se burló alzando una de sus perfectas y rubias cejas riendo en un tono bajo, como si le causara la mayor gracia de la vida.— entraste y me tiraste de la cama diciendo que te estaba quitando todo el espacio, estaba durmiendo perfectamente, Agnesia. ¿Sabes el golpe que me di? —se quejó señalando su espalda y me encogí de hombros confusa, mi ceño no podía estar más arrugado que nunca, sin embargo me encogí de hombros.

—Quién te manda.

—No me queda duda alguna de que estás loca.

—¡Tú eres el loco!

—Puedes comprobar que... ¿esa es una pijama de Justin Bieber? —pregunta con una sonrisa burlona y me sonrojo, bajando la mirada a mi vestimenta.

La cara de dicho rubio está plasmada en la camisa con la palabra "BABY" en grande, tengo un pantalón de colores con la misma cara del cantante canadiense y me quiero morir de la vergüenza, no, enterrar mi cabeza en la tierra como una avestruz.

—No, estás ebrio aún. —con las mejillas encendidas carraspeó mi garganta por esa sensación de haber perdido mi tono normal y ahora que esté solo se escuche nervioso.— Ahora cámbiate que Carlos va a matarte.

Le escucho reír a carcajadas por mi pena, salgo casi huyendo de la habitación y entonces en la sala están acomodados a William y Parker, uno en el sofá y el otro en la otra parte que se abre del sofá, el sofácama, la alarma del teléfono aun sigue sonando, pero no se levantan.

La VenezolanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora