Capitulo 4

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La pregunta en estos momentos era;

¿Cómo termine con pintura amarilla en mi rostro y un montón de brillantina en este?

Oh sí, tengo la respuesta perfecta al que este como un adorno de navidad en la oficina del director cruzada de hombros.

Con una sola persona la cual tiene el cabello naranja, mirándome de mala manera haciendo que su rostro también verde parezca el de el grinch.

Un solo responsable a todo esto, señores.

Sebastián Gallagher.

Horas antes.

Había pasado toda la noche anterior pensando que broma le devolvería a aquel rubio que me hacía la vida imposible.

Sí, Gallagher sufriría las consecuencias de meterse con la venezolana.

En especial de haberme dejado como una naranja quemada.

No era vengativa, solo que la situación ameritaba que hiciese algo y ese algo era darle la misma cucharada de su propia medicina al chico.

Eran las cinco de la mañana y apenas me había levantado, hoy daba la casualidad que sí me caí de la cama temprano. Y literalmente sí me caí de la cama por soñar con un mundo de chocolate.

Lamí mis labios para así no sentirlos tan resecos, cerré mis ojos un poco dormida por lo temprano que era.

Lily me había mensajeado justo hace unos minutos avisándome que tenia lo que le había pedido.

—Bromas y regresos. —murmuré con suavidad recogiendo mi cabello en una coleta, lo que fue una misión imposible porque igual tuve que volver a soltarlo. —Bueno así te quedas, fido.

Tome mi bolso metiendo un paquete de galletas de mi pequeña gaveta en lo que salía de mi habitación.

—¡Carloooos! —lo llame como la chica decente que soy, nah, ¿A quién engaño?, grite su nombre desde la cocina.

Nuestros padres no estaban ya que habían ido a llevar a los morochos pequeña hermana al pediatra y mi otro hermano pequeño estaba quedándose con una tía.

Los morochos estaban separados pero no porqué quisieran, sino que Trevor había querido irse con la tía Ana y pues hoy lo traerían.

Eran las seis y cuarenta.

Teníamos que estar ahí a las siete y cuarto pero aún así necesitaba llegar temprano, así podría lograr todo.

Tras la tardanza de mi hermano igual logramos llegar temprano, mucho más de lo que tenía pensado.

—¡Agnes! —Lily chilla mi nombre en forma de saludo y luego suelta una carcajada después dándome una bolsa con las cosas. —hagamos esto, vampirita.

Reí ante su apodo asintiendo caminando al vestidor de los chicos el cual estaba vacío, nuestro buen amigo William me había revelado la ubicación del casillero de la victima de hoy.

Haría un clásico de Matilda.

Abrimos el casillero y saque un shampoo vaciando la mitad en un envase limpio, coloque la mezcla de tinte naranja en la botella de shampoo para después repetir el mismo procedimiento pero con el jabón de cuerpo.

Lily llevaba el tiempo en lo que yo terminaba de dejar todo en su sitio, salimos silenciosamente del vestidor sin ser vistas gracias a que ella conocía la zona libre de gente.

Pobre Sebastiana que sufrirá las consecuencias después de su entrenamiento.

Ambas reímos chocando las palmas, después cada una se dirigió a su clase no sin estar pendientes del momento que el troll tuviera su pago.

La VenezolanaWhere stories live. Discover now