Capítulo 10

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Cuando llego a casa, puedo finalmente llorar en paz.

Esta vez no estoy llorando de pena, y menos de impotencia. Hace mucho tiempo que había dejado de llorar por esas estupideces. Hoy estoy llorando de rabia y vergüenza, las únicas emociones que nunca me dejé sentir por culpa de Damon. Él podía meterse conmigo como quisiera, enviar a toda la escuela en mi contra, pero si había algo que no estaba dispuesta a darle era mi orgullo y mi dignidad. No me sentiría avergonzada por lo que decían de papá o mamá en la escuela, y menos me sentiría avergonzada de los rumores estúpidos que inventaban sobre mí.

Hasta hoy.

Ahora sí podía sentir esa vergüenza y esa culpa comiéndome por dentro. Damon había sabido exactamente qué hacer para doblegarme, y yo había caído como si no hubiera estado bajo los brazos de mi mayor tormento. ¿Cómo había podido ser tan tonta? ¿Cómo pude haber creído que Damon diría eso en serio? Pero lo había sido; había creído por un momento que el chico que conocí en el lago estaba de vuelta y todo este año no había sido más que una larga pesadilla.

No solo estaba completamente avergonzada, también estaba mortificada por las sensaciones y emociones que Damon había producido en mí. Cuando me tocó, y sentí su cuerpo tan cerca, olvidé como respirar, y no en el sentido usual. Olvidé cómo respirar porque Damon intoxicó mis sentidos y de alguna forma mi corazón convenció a mi cerebro de que se sentía demasiado bien como para ser una trampa, que la química era real, que la tensión sexual no estaba en mi imaginación

No solo estoy enojada con mis traicioneros sentimientos, sino que también estoy enojada por sentirlos. ¿No me bastaba con ser el saco boxeo personal de Damon? Eso debería ser una bandera lo suficientemente roja como para no sentir por él nada más que repulsión, y aun así en el vestidor había sentido exactamente lo contrario.

Y me odiaba por eso.

El resto de la tarde y gran parte de la noche me quedo pensando en lo sucedido. La mayor parte del tiempo siento frustración, pero en algunos momentos mi juicio se nubla y siento deseo, uno muy parecido al que había sentido cuando Damon estuvo tan cerca. Uno pensaría que luego de ese terrible desplante, ya habría aprendido mi lección, pero claramente yo era más estúpida de lo que me daba crédito. Podría sobrevivir pensando que lo que sentí en el vestidor fue solo un lapso temporal de demencia, pero mientras sigo pensando en las manos frías de Damon contra mi cuello y sus ojos azules enredados con los míos estoy segura de que la temporalidad no viene al caso, porque han pasado horas, y sigo reviviendo el momento como si hubiera sido la mejor cosa que me hubiese pasado en la vida.

Antes de que Damon lo arruinara todo.

Me desvelo pensando en todo, y me pregunto constantemente qué pudo salir mal entre el viaje de la fiesta, luego de que Damon se hubiese ofrecido a llevarme a casa. En ese momento, sabía que algo extraño le había pasado cuando llegamos a mi casa, pero no le tomé demasiada importancia, porque... nada había realmente pasado.



Hace un año.

Es muy tarde en la madrugada cuando mamá decide llamarme para saber si estoy bien. Le explico que sigo en la fiesta del lago, conversando con un nuevo amigo. Mamá por supuesto no se preocupa; Wolf Lake es más seguro incluso que la mayoría de Canadá.

Damon me mira con atención mientras le digo a mamá que estaré bien y que me encargaré de tener cuidado de vuelta. En medio de la conversación, Damon se ofrece a llevarme, y mamá queda más tranquila cuando le digo que un chico de mi futura escuela me llevará a casa en un rato.

—Gracias por ofrecerte —le digo cuando la llamada termina—. Espero que no sea un problema.

—Para nada, Blake —se encoje de hombros—. Estaré encantado de llevarte. ¿Cuál es la dirección?

Stone cold touchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora