Capítulo 31 - Parte 2

6.2K 426 136
                                    

—Blake... si no estás lista...

—No quiero hablar de eso ahora —lo interrumpo—. Es una fiesta.

—¿Qué fue lo que te dijo Eva? —pregunta en cambio.

—Nada que valga la pena recordar —me giro para encontrarlo, y no sé si es por la cerveza o porque no quiero darle el gusto a Evangeline cediendo a mis inseguridades, pero decido que esta noche no pensaré en nuestro pasado—. Jugaste muy bien hoy.

Damon frunce un poco el ceño.

—Pensé que no sabías nada de hockey.

—No, pero hasta yo sé que es bueno meter el disco en el arco.

—Entonces ya eres toda una experta.

—Mira eso, alguien se tiró a la piscina —comento con el ceño fruncido y Damon de pronto está a mi lado.

—Toma unas cuantas cervezas más y lo seguirás de cerca.

—No estoy muy segura de si quieres emborracharme para reírte de mí o no emborracharme para no tener que lidiar conmigo.

—Puedo lidiar contigo en cualquier estado sin problemas.

—¿Cómo lidio contigo en cualquier estado sin problemas, Damon? Me vendrían bien unos consejos—pestañeo inocentemente y sé que en este momento me he olvidado de los dramas de nuestra relación. Ahora estoy pensando en lo único que se siente correcto entre nosotros.

—Tendrás que averiguarlo, Blake —sus ojos azules se ven casi negros a través de sus pupilas dilatadas.

Diablos, estoy demasiado en las nubes con la bebida feliz como para pensar en otra cosa que no sea montármela con Damon, así que apagando todas mis alarmas, me acerco a él y lo beso. Damon me encuentra a mitad de camino y sus manos son demandantes mientras aprietan mi cintura, llevándome contra él.

Casi como si hubiera olvidado cómo tener vergüenza y ser una persona decente, me apresuro en desabotonar sus jeans, ansiosa por sentir algo más que culpa y miedo. Cuando lo toco, todas esas cosas quedan en el olvido.

Nuestras manos son ávidas en nuestros cuerpos, y no estoy segura de en qué momento toda mi ropa desaparece de la escena, y solo recuerdo que la tenía en primer lugar cuando me tropiezo con una de mis botas y Damon me afirma antes de que pueda caerme.

Mi calzado era un peligro público para los lugares con poca luz.

En algún momento, estoy tan excitada que apenas puedo respirar. Damon sigue jugando conmigo y tocando en todos los lugares correctos de mi cuerpo, hasta que ya no puedo más.

—Por favor —suplico, y ni siquiera sé qué estoy pidiendo.

Cualquier cosa, sinceramente.

Damon me gira y me obliga a doblar mi espalda contra la mesa de vidrio que adornaba el centro de la sala. Mis pechos y mi estómago apretados contra el frío vidrio.

—¿Por dónde empiezo contigo, gatita? ¿Te cojo así para poder ver ese magnífico culo en exposición o te doy vuelta para ver ese bonito rostro que pones cuando te estoy follando?

Mi única respuesta son alaridos que apenas suenan humanos. Sus palabras obscenas y su erección rozando contra mi piel expuesta me han dejado en un estado en el que solo soy capaz de sentir. No me importa cómo lo haga, solo quiero que lo haga.

Pero Damon quiere torturarme.

—Respóndeme, Blake. ¿Qué quieres?

¿Qué quiero? En este momento quiero todo, de la forma que sea que Damon quiera entregármelo.

Stone cold touchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora