Capítulo 16

5.4K 423 34
                                    

Damon

Tic tac.

El tiempo se mueve lento, como cada septiembre 4.

Mis párpados son pesados cuando trato de abrirlos. He estado sentado en mi auto por los últimos 45 minutos, incapaz de estar en casa pero incapaz de enfrentar a nadie durante este día.

La gente sigue llegando, ajena al huracán en mi mente. Apenas soy capaz de enfocar mi mirada en algo que vaya más allá de la imagen mental que sigue repitiéndose como si estuviera pasando otra vez.

Cierro los ojos con fuerza, pero el efecto es peor. En la oscuridad, puedo ver el rostro de Scott con más claridad, y cada perturbador detalle de ese fatídico septiembre 4 a las 5:46 PM se vuelve casi una realidad, y pesa tanto en mis hombros que siento que no soy capaz de moverme.

Cuando mamá había dicho que podía faltar a la escuela si quería, me había rehusado enérgicamente, asegurándole que estaba bien y que podía manejarlo, pero incluso mientras las palabras salían de mi boca sabía que eran una mentira.

—¡Damon! ¿Qué haces? Tengo algo que te animará.

Abriendo los ojos, veo a Eva asomada por la ventana. No tengo ganas de lidiar con nada, y tampoco con ella, menos cuando es la única que sabe exactamente lo que pasó y cómo pasó e incluso más que eso. No necesito una dosis de realidad, solo necesito que me dejen tranquilo.

Pero conozco a Eva, y quemaría la escuela si recibiera una negativa de mi parte. Justo ahora, no tengo fuerzas para lidiar con su mierda, así que le hago un gesto para que entre al auto.

Ella asiente y rodea el vehículo, ocupando el asiento del copiloto. Eva sabe mejor que preguntarme cómo la estoy llevando, y supongo que eso es algo bueno. La chica es tan frívola y calculadora que por el momento es el mejor de los males. No intentará hacerme sentir mejor, decirme que Scott está en algún lado mejor o que soy fuerte y podré superarlo.

—Sé que me dijiste que inventar rumores era ridículo, pero al menos Brooks se ha ido.

Hablar de Blakely es lo que menos quiero hacer en este momento. A esta altura, ni siquiera estoy seguro de que quiero volver a reparar en su existencia porque eso solo empeora todas las cosas, pero algo sobre lo que ha dicho pica mi atención: Blakely nunca se va, no importa qué tan fuerte la empujen fuera.

Además, no engañaba a nadie si me decía que podía dejar de reparar en su existencia.

—¿A qué te refieres con que se fue?

—Supongo que mi pequeña bromita fue demasiado —su sonrisa es cegadoramente blanca y cegadoramente maliciosa.

—¿Qué hiciste, Eva? Pensé que habíamos acordado mantener un perfil bajo con respecto al tema de Brooks.

—Y lo estoy haciendo —se ríe—, no le hice nada activamente malicioso. Bueno, no es como que le haya hecho algo a sus patines.

—¿Qué hiciste? —mi voz está desprovista de emociones, pero no sé si estoy preparado para saberlo.

—Míralo por ti mismo —me entrega una hoja.

Me demoro unos pocos segundos en leerlo, e incluso para mí es aberrante. No hay duda de que Blakely estaría enojada; este tipo de cosas destruirían a cualquiera.

—No sé qué quieres que te diga, Eva.

—Pensé que sería bueno que no tuvieras que lidiar con su presencia en un día como este —me mira, confundida por mi reacción.

Ni siquiera yo sé si sigo conociéndome. Digo que no me importa, realmente pienso que no me importa y luego voy y hago exactamente lo contrario. Con Blakely levantando piedras que yo mismo he estado amontonando estúpidamente, ya no me sienta bien nada de esto. No creo que alguna vez lo haya hecho, pero ahora es aun peor.

—Créeme, el último de mis problemas es ella en este momento —suspiro y arrugo la hoja, tirándola al suelo—. Además, esto es bajo, incluso para ti.

—Pensé que estarías agradecido —se cruza de brazos y deja de mirarme. Está enojada, pero no podría importarme menos.

—Sinceramente, Eva, estoy cansado y no quiero hablar del tema.

—Está bien, Damon. Cuando decidas dejar de ser un idiota podremos hablar —masculla y sale del auto.

No miro hacia donde se dirige. Tampoco me importa. Miro la hora y veo que solo quedan dos minutos para entrar a clases.

¿Ahora qué?

Miro el papel arrugado en el suelo y me pregunto cómo estará ella. Sé que no debería importarme, pero lo hace. Yo había empezado esto y le había dado luz verde a Eva para que hiciera todas esas cosas de las que estaba tan orgullosa, pero ahora estaban escalando a niveles extraordinarios.

Y yo sabía de lo que era capaz Eva.

Suspiro y miro la hora. Ya voy dos minutos tarde, no hay nadie en la entrada y si entro ahora seguiré llegando cuatro minutos tarde.

Cinco.

Seis.

Diez.

Mierda.



***

Por favor no me maten por lo corta de su narración, ya tendrán más :')

Stone cold touchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora