01

236 24 0
                                    

Una taza de café americano, dos terrones de azúcar y un frasco de crema.

Qué fácil es hacerlo feliz.

─Buen día, tío ─saludo entrando a su oficina y dejo su taza en el escritorio.

─Hola Erick, un segundo ─pide con una sonrisa pues está ocupado con el celular.

No sé de qué tanto habla, cuando entré a trabajar en su empresa no esperaba que me pusiera de su asistente personal pero supongo que es un buen puesto tomando en cuenta que ni siquiera he terminado mi carrera.

─Claro, como le decía nuestro paquete incluye hotel así que no tendrá que preocuparse por el hospedaje ─dice levantándose de la silla y va al ventanal para seguir con su conversación.

Siempre hace eso, tiene que estar en movimiento constante, es como un niño con hiperactividad.

Sostiene el móvil con su mano derecha mientras la izquierda juega con su corbata, extraña manía de alguien que no sabe mantener las manos quietas, de un momento a otro suelta una risa pero esa es fingida, seguramente es un potencial cliente y tiene que reírse de un mal chiste.

Se acerca al escritorio de nuevo, me guiña un ojo y hace una señal para que salga, seguramente va a tardar así que le hago caso, de todas formas tengo que terminar con algunos pendientes.

Salgo de su oficina y voy a mi escritorio, tomo una carpeta donde tengo anotados los pendientes del día y tacho los que ya hemos terminado.

No es tanto que hacer tomando en cuenta la paga, realmente es muy buena, a eso añadiéndole ser su sobrino favorito la verdad el dinero no es problema.

Dejo la carpeta y veo un par de documentos de los que tengo que tener respaldo así que los tomo y me dirijo la fotocopiadora.

─Hola Erick ─saludan por el pasillo y respondo de igual modo.

No todos saben que somos familia, quise que fuera así para evitar comentarios diciendo que me contrató solo por eso.

Podremos ser cercanos pero eso no significa que no me esfuerce en el trabajo, doy todo de mí para hacer que esté contento con mi desempeño.

Tomo los papeles y voy introduciéndolos uno por uno, me gusta tener respaldos de cosas importantes, así como lo hago en los trabajos impresos lo hago con el disco duro, cualquier cosa podría pasar y necesito estar preparado.

Al terminar de imprimir todos regreso a mi puesto dando cordiales saludos a quien me haya hecho falta, en más de una ocasión han intentado entablar conversaciones conmigo y no es que me moleste pero me gusta tener todo en orden antes de tomarme un tiempo libre.

─Er, ya puedes pasar ─permite desde el teléfono que conecta su oficina con mi escritorio.

Me levanto de mi asiento, observo por el cristal de la puerta que esté impecable antes de entrar, abro y accedo.

Él revisa su celular mientras toma un sorbo de su café, podrá no tener espuma porque no le gusta pero no evita lamer sus labios saboreando el dulzor que deja el exceso de azúcar.

─Dígame, tío Joel ─lo saludo cordialmente.

─Lamento haberte hecho esperar, estaba cerrando un trato pero ven, siéntate ─me pide señalando la silla frente a su escritorio y le hago caso─ ¿Cómo va la escuela?

─De hecho acaba de terminar la temporada de exámenes y creo que lo hice bien, me ha servido bastante la experiencia que he tenido trabajando para usted y afortunadamente no hay escuela hasta que termine el verano.

Joerick: ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora