14

153 21 3
                                    

Guardo mis cosas en mi mochila ante la atenta mirada de todos, la idea de que el sobrino del jefe además de su mejor empleado se vaya a buscar suerte por otro lado les ha pegado de peso.

Hasta Zabdiel que la mayor parte del tiempo está en lo suyo me mira sin saber que decir, solo me observa sin soltar palabra alguna.

─Er, no te vayas ─pide haciendo un puchero─ ¿Quién me ayudara con mis planes?

─Lo siento, ya renuncie ─aviso riendo por su actitud tan infantil.

─¿En serio? ¿Con carta y todo?

─Sip ─confirmo terminando de guardar mis cosas─ con carta y todo.

─Pero, pero, ¿Él aceptó?

─Sin dudar.

─Eso no puede ser, ¿Por qué te vas?

─Quiero intentar en otro lugar, estaré bien ─aseguro golpeando amistosamente su hombro─ ¿Me acompañas al estacionamiento?

─Sí ─accede asintiendo aun con su cara triste.

Caminamos hasta abajo pero sigue sin decir nada, es la única persona a la que me volví cercano y hasta voy a extrañarlo por más desesperante que sea en ciertas ocasiones.

Llegamos fuera de mi auto y me abraza antes de que entre, sonrío y correspondo el gesto, me separo y ahora él me regala una sonrisa.

─¿Me visitarás, cierto? ─pregunto bromeando.

─Iré a verte a tu escuela y lo usaré como excusa para espiar a mi chico.

─¿No era conocer desde lejos?

─Bueno, eso.

Ruedo los ojos y entro al vehículo, me coloco el cinturón de seguridad, bajo el cristal para ver a mi amigo por última vez y me despido con la mano antes de avanzar.

Pensándolo bien creo que debí hacer esto desde hace mucho, el que mi tío me tratara tan mal últimamente solo me abrió los ojos para darme cuenta de que lo que hago está mal.

No es un mal hombre y merece ser feliz, ya sea que decida casarse o solo hacerse responsable de su bebé quiero que esté alegre.

Tengo que volver a verlo en algún momento, somos familia y eventualmente nos encontraremos.

Pero mientras más tiempo pase para que eso suceda mejor.

Llego y me estaciono, salgo del auto y entro a mi casa.

Tal vez deba hablarle a mamá y contarle lo que acabo de hacer, podría hablar con el señor Camacho y aceptar la propuesta de trabajo de una vez.

Pero por primera vez en mucho tiempo quiero dejar todo para después, por ahora estoy bien.

Quiero descansar.

Me siento en mi pequeña sala y enciendo el televisor, debe haber alguna buena película o puedo continuar una serie.

Veo la filmación pero pienso en él, en mi tío, cuando renuncie esperaba que se enojara pero aceptó de lo más tranquilo.

Sé que no estaba feliz pero parecía sereno y con eso me conformo, no quiero lastimarlo, suficiente tiene con lo que debe pensar después de la noticia de ayer.

Pasan un par de horas, vaya, me quedé dormido sin saberlo ya hasta es de noche.

Apago el televisor y voy apagar las luces cuando escucho mi timbre sonar.

Es muy tarde como para recibir visitas.

Bostezo un poco cubriendo mi boca con mi mano y me acerco a la puerta para ver de quien se trata, observo por la ranura porque me da desconfianza.

¿Qué?

Abro la puerta encontrándome con mi tío, tiene la cabeza agachada y su cabello cubre su frente por lo que es difícil mirar su expresión.

─¿Tío, está bien?

─¿Puedo pasar? ─pregunta ignorando mi cuestión.

─Claro, adelante ─permito haciéndome a un lado.

Entra y se sienta en el sillón, no me da la cara pero no es de extrañar que denote tristeza por su lenguaje corporal.

─¿Quiere un té o un café?

─Qué bueno que me dejaste ─vuelve a interrumpir.

─Bueno, tío ─mi corazón no podría estar más roto─ creo que debo crecer profesionalmente y...

─Lo digo de verdad Erick, que bueno que te fuiste, gracias.

Trago grueso al escuchar su profunda voz regañándome, me siento a su lado estando muy separados.

─Gracias a usted por la experiencia que me regaló.

─¿Fue por lo que pasó esa noche? ─supone girando para verme y al fin noto que ha llorado.

─No, le juro que no, no sucedió nada porque se detuvo justo a tiempo...

─No mientas, sé que no me detuve, lo hiciste tú ─confiesa levantándose del sillón─ no he podido vivir con eso en mi cabeza, sé lo que estuve a punto de hacerte y estuvo mal, si es por eso que te vas dímelo, necesito saber la clase de mierda de persona que soy.

─No, no es eso ─insisto levantándome para acercarme a él─ usted no tuvo la culpa.

─Yo lo inicié, recuerdo todo, solo fingí porque temía que te alejaras de mí pero eso fue lo que sucedió, creí que querías seguir, continuaste los besos y me acariciaste tan desesperadamente que pensé que querías lo mismo pero luego... luego, te detuviste y lo hice también porque no quise forzarte, no quería obligarte a hacer algo que no querías.

¿Qué demonios?

¿De verdad quería seguir con eso?

─Lo sé, soy un enfermo y lo lamento pero no pude evitarlo ─continua ocultando su rostro entre sus manos─ perdóname pero debías saberlo, por eso es bueno que te hayas ido, mantente alejado de mí porque soy una mala persona.

Exclama preparándose para salir de la casa pero lo detengo de la mano.

─No, no digas eso, no eres una mala persona yo de verdad... ─me interrumpo porque no sé si sea prudente decirlo ahora.

Me mira curioso sin hacer un solo movimiento, da la vuelta para quedar frente a frente y busca mis ojos.

─¿Sí? ¿Tú qué?

─Yo, yo quería continuar.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 03, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Joerick: ParadiseWhere stories live. Discover now