10

128 21 1
                                    

Siempre me había considerado afortunado por tener como jefe a una persona sumamente comprensiva y sensata.

Nunca he abusado de mi posición como sobrino del presidente y dueño de la empresa, mi horario tiene las mismas horas que las de cualquier medio tiempo e incluso algunas veces más que el resto.

Nunca he tenido un fallo, me he mantenido organizado a veces con mucha dificultad por los deberes de la escuela pero a fin de cuentas siempre he cumplido como se debe.

Así que me pregunto si un regaño por pasarme a lo mucho cinco minutos ha valido la pena.

No me parece algo necesario.

No soy de quejarme y más cuando cometo un error, la retroalimentación es válida pero en esta circunstancia dudo que haya sido justo.

Termino mi horario de trabajo y apago mi computadora, pregunto para poder entrar y me asiente desde su silla.

─Tío, ya termine ─aviso desde el umbral─ mañana llegare a tiempo.

─De acuerdo, no vi tu auto en el estacionamiento, ¿Quieres que te lleve?

─No se moleste, puedo usar un taxi ─niego dando un paso atrás─ tenga buena noche.

No puedo esperar a que me diga algo porque estoy molesto.

No solo es por el regaño que siento no merezco, es por tener cerca a su ex después de lo que le hizo.

Quiero que esté con alguien que lo sepa valorar y aunque sé que no seré esa persona me gustaría que por lo menos lo trataran bien.

─Er, espera un momento yo te llevo ─avisa Zabdiel poniéndose su abrigo─ yo te hice dejar tu auto así que te lo debo.

─Sí, me lo debes ─permito caminando una vez él ya está listo para seguirme─ tengo mucha tarea, no les importa que sea el primer día.

─No, así funciona, te martirizan hasta que pidas piedad.

Zabdiel fue la primera persona además de mi tío que me ayudó en el trabajo, tiene una mente brillante aunque es algo torpe pero en la empresa es muy hábil.

Avanzamos esta vez siendo mucho más preciso porque ya ha venido a mi casa en ocasiones anteriores y bajo del auto una vez llegamos, me despido y entro a mi casa preparándome mentalmente para la avalancha de deberes.

No es queja, me gusta mi carrera y me gusta más que otra cosa ya estarla terminando porque un año más y me mato.

Pero ahora dudo un poco que me sirva mi puesto actual para desenvolverme y más después de aceptar que tengo que dejar ir a Joel.

El señor Camacho siempre me ha ofrecido un lugar a pesar de saber que trabajo para su competencia, es aliado mi mí tío pero igual mantienen una sana rivalidad.

No he aceptado, pero tal vez lo haga.

Aunque esa puede ser una mala idea porque pueden tomarlo a traición, creo que lo mejor es buscar desde cero cuando termine la escuela.

La semana va de lo más tranquila posible, pero puedo sentir algo de tensión hacerse presente cada que tengo que hablar con mi jefe.

A momentos está serio y otros cuantos intenta salir a relucir el Joel que yo conozco pero yo pongo mi barrera porque debo alejarme poco a poco.

No hay otra opción de lo contrario puedo volverme loco.

Lamentablemente para mí, Mónica ha seguido presentándose y me causa mucho conflicto que la reciba en secreto.

Si quiere que lo vuelvan a herir es su problema, lo lamento porque no estaré de vuelta para ayudarlo a salir porque ya es él quien se aferra.

Yo lo he hecho durante años y pago las consecuencias a la fecha.

─Erick, ¿Tienes algo qué hacer el sábado saliendo de trabajar? ─pregunta Zabdiel apoyándose en mi escritorio.

─Odiar mi vida y lamentarme de existir, ¿Por qué?

─Pues, hay una fiesta de mi hermano y me gustaría que me acompañaras.

─Tus ideas siempre tienen algo detrás, explícate ─pido mirándolo seriamente.

─Irá la persona a la que conozco desde lejos y no quiero estar solito ─confiesa con un puchero.

Ruedo los ojos pero accedo asintiendo con la cabeza, al menos servirá para distraerme.

─¡Genial! Paso por ti a tu casa para venir a la oficina y de ahí nos vamos juntos, ¡Gracias!

Regresa a su estación cuando termina de hacer su estúpido número y se concentra en el trabajo.

Trabajo con una bola de niños.

─Erick, ven a mi oficina por favor ─piden por el interfono.

No respondo y me pongo de pie, me dirijo a la oficina de mi jefe y me siento sabiendo la rutina de siempre.

─¿En qué puedo ayudarle?

─¿Cómo va la escuela?-—cuestiona volviendo a la actitud curiosa, últimamente es muy bipolar.

─Bien, afortunadamente he logrado mantener mis calificaciones arriba.

─Perfecto, por cierto ¿Tienes planes el sábado? Hay algo de lo que quiero conversar contigo pero quiero que sea privado, cuando terminemos labores.

La alerta en su teléfono interrumpe la conversación, es solo un mensaje pero desde aquí pude leer el nombre de Mónica.

─¿Este sábado? ─pregunto ignorando el timbre─ lo siento, de hecho tengo planes.

─Has salido bastante para ser tú, ¿Hay alguien de tu interés acaso?

─No exactamente, solo es un amigo ─informo levantándome de la silla─ ¿Quiere platicar otro día?

─Luego lo hablamos, debo contestar ─avisa sosteniendo el móvil─ termina tu trabajo.

Asiento y salgo para terminar con lo mío.

Creo que hago las cosas bien, poco a poco saldrá de mi corazón.


(Tengo una nueva historia en mi perfil, "Passion" , la segunda parte de ésta saga, por si gustan leerla)

Joerick: ParadiseOnde as histórias ganham vida. Descobre agora