05

150 21 0
                                    

Despierto a la hora de siempre, me ducho y me arreglo para comenzar el día.

Enciendo la cafetera, preparo mi desayuno y me alimento para llegar a la oficina.

En vacaciones entro más temprano de lo normal pero no me molesta, es algo más de tiempo con él.

Me agrada que haya evolucionado adecuadamente las últimas semanas, es casi como era antes de terminada su relación.

Aunque aún hay momentos en los que siento que se pierde, imagino que recordando los momentos que tuvo con Mónica pero al menos va progresando, solo espero que con el paso del tiempo pueda volver a confiar al punto de encontrar a la persona que lo acompañará el resto de su vida.

Siendo envidia por la chica que logre conquistarlo.

Pero es algo que tarde o temprano va a ocurrir.

Termino mi desayuno, dejo los platos para lavarlos más tarde y salgo al trabajo en mi auto, hoy será un día tan igual como el resto pero con cada mirada.

Cada roce.

Cada palabra.

Cualquier gesto de gentileza que me regale me doy por bien servido.

Es hasta humillante la forma en la que pienso en él y si supiera lo obsesionado que estoy no me dejaría acercarme, afortunadamente no es así.

Y lo agradezco porque me encanta mirarlo todos los días.

Estaciono el vehículo y entro a la oficina siendo saludado por el personal, voy a mi área y noto por la puerta de cristal que mi tío habla por teléfono con alguien así que no entrare por ahora para no molestar.

En vez de eso enciendo mi equipo y comienzo con las tareas de hoy, archivo, contesto correos, mando unos cuantos.

─Erick, ¿Puedes venir? ─pregunta por el teléfono.

No espero ni respondo nada y entro a la oficina, me alegra que siga tan enfocado en sus deberes, ni siquiera parece que pasó por un feo rompimiento.

─Dígame, ¿En qué puedo ayudarle? ─pregunto sentándome porque señaló la silla.

─Es que, mira hay algunos números que no cuadran ─avisa mostrándome una carpeta con los papeles correspondientes─ me apena mucho tener que pedirte esto, sé que no está en tus funciones porque es de área de ventas y no de reclutamiento que es tu puesto pero me gustaría que me ayudarás a arreglarlos.

─No se preocupe, me los llevaré a casa y al terminar se los envío o los traigo mañana ─sugiero tomando los papeles─ ¿O le urgen mucho?

─No, puedo usarlos mañana pero me gustaría que los revisáramos juntos, de verdad es muy importante y dos mentes piensan mejor que una.

─Claro, ¿Empezamos ya?

─Ahora tengo otros asuntos y tú también, ¿Te molesta acompañarme a casa? Puedes quedarte a dormir porque seguramente terminaremos muy tarde, me encargare de pagarte más por esto te lo juro.

─No se preocupe, me gusta ayudarlo ─insisto levantándome del asiento─ saliendo de aquí lo acompaño a casa, entonces terminaré con lo que tengo.

─Gracias, no sé lo que haría sin ti.

Niego con la cabeza sonriendo y salgo de la oficina.

Yo tampoco sé lo que haría sin él.

El resto del día pasó volando y ahora vamos en su auto rumbo a su casa, el mío se quedó en el estacionamiento del edificio y mañana volveré con mi jefe así que está bien.

Entramos a su casa y vamos al comedor, mientras yo coloco los papeles en la mesa para comenzar a ordenar él fue a la cocina para traer algo de beber.

Recuerdo que mi primer día en la oficina trabajamos así, me ayudó a familiarizarme con los temas y me enseñó todo lo que sabía acerca de la empresa y sus funciones.

Casi no dormí y al siguiente día fui a la escuela pero valió la pena cada maldito segundo.

─Er, ¿Te gusta el vino, cierto? ─pregunta trayendo una botella y un par de copas─ lo siento, estuve bebiendo un poco más de lo normal y compré bastante.

─Me gusta ─accedo sacando mis lentes y limpiándolo son un paño antes de ponérmelos─ ¿Comenzamos?

─Sí, tú empieza por los del mes pasado y yo hago lo reciente.

Asiento y nos repartimos el trabajo para terminar antes, soy bueno con los números y no hay problema, ocasionalmente bebo algo de vino al igual que él y conversamos un poco.

Vaya que están chuecas las cifras pero afortunadamente avanzo más rápido de lo que tenía planeado y él también hace su parte.

Un par de horas más y ya tenemos todo listo, he mejorado bastante, la primera vez que lo hicimos me tomó toda la noche y ahora no da ni la media noche.

─¿Tienes algo qué hacer temprano? ─pregunta levantándose de la silla y vuelve a la cocina.

─Solo la oficina, aún no regresan las clases, ¿Por qué?

─Bueno, aún tengo una botella y ya que soy tu jefe y te doy permiso de entrar tarde pensé que podríamos pasar otro rato libre ─sugiere trayendo otra botella de vino─ hace mucho que no convivimos de este modo.

─Lo sé, desde lo de Mónica ─recuerdo arrepintiéndome al momento─ lo siento, no quise nombrarla.

─No, no te disculpes está bien ─asegura rápidamente y se sienta junto a mí─ tienes razón, te hice a un lado cuando comencé mi relación, lo siento.

─No debe hacerlo, yo estaba feliz de ver que usted lo era.

─¿En serio?

─Lo juro ─afirmo levantando la palma de mi mano─ aunque de verdad lo extrañaba.

─No tenía idea, éramos muy unidos y debió afectarte, lo siento, en serio eres muy importante y lo arruiné.

─Estoy bien en serio, está bien...

─No, no lo está porque siempre has estado conmigo y no lo valoré, perdóname...

─Está perdonado ─aseguro interrumpiéndolo y tomo sus manos entre las mías─ en serio.

No dice nada pero me mira fijamente, estamos muy cerca y no me había dado cuenta así que suelto sus manos e intento retroceder pero lo impide sosteniendo mi barbilla con su diestra.

─Er, no había notado lo bonito que eres con lentes ─halaga acercándome más hasta que sus labios y los míos de rozan.

Joerick: ParadiseWhere stories live. Discover now