12

202 22 8
                                    

No sé qué le suceda pero debe ser grave, no es el Joel que conozco, no es la persona que recuerdo.

Me preocupa su actitud, no tanto por mí, ya no me importa tanto que sea tan severo conmigo pero es algo antinatural en él ser amargado.

─Comienzan a entrar a la sala de juntas ─informo al notar que ingresan─ todo está acomodado para la presentación.

─Gracias.

Sale de la oficina y se detiene frente a mi escritorio, alzo la vista para mirar su rostro.

Parece que quiere decirme algo pero no se atreve, es como si no encontrara las palabras adecuadas.

─¿Pasa algo? ─cuestiono porque se le hará tarde.

─Es que, bueno, creo que tengo que explicarte algunas cosas y disculparme por otras ─dice rascando su cabeza nervioso─ pero, no lo sé...

─Señor, ya lo esperan ─Avisa Zabdiel.

Mi jefe suspira irritado y asiente, le ofrece una sonrisa falsa a Zabdiel y se dirige a la sala de juntas.

Lo que sea que quiera decir puedo esperar, lo que es raro porque antes de que todo esto iniciara cualquier palabra que pudiera decirme era bienvenida.

Creo que no he podido combatir lo que siento porque no lo intentaba, pero ahora que de verdad trato pintar una raya entre nosotros lo estoy logrando.

Un par de horas fueron suficientes para que las personas comenzaran a salir, honestamente no sé qué pudo haber de malo en mi anterior informe, todo lo hice como siempre.

Ni siquiera Joel se pudo dar a entender con el supuesto error pero fui más detallado en cuanto a los números para por lo menos hacer algo diferente y que no me lo vuelva a regresar.

El desagradable sonido de unos tacones que ya me parece tan familiar se hace presente, mi día acaba de empeorar.

─Vengo a ver a Joel ─informa seriamente.

─Aún no sale de la junta, puede esperarlo en su oficina si gusta ─accedo sin prestarle tanta atención.

Asiente y entra, lo que sea que estén haciendo espero que termine pronto, no soporto verla aquí.

─Hey, Erick ─me saludan viniendo hacia mí.

─Señor Camacho, un gusto verlo de nuevo ─respondo levantándome de mi asiento y me acerco antes de que llegue a mi escritorio─ ¿Cómo va todo?

─De maravilla muchas gracias, no me corresponde pero hiciste un gran trabajo con esa presentación, siempre tan detallista.

─Es mi trabajo ─respondo quitándole importancia.

─Aun así me gusta que seas así de perfeccionista, toma, es que cambié de número ─informa extendiéndome su tarjeta─ sigo buscando tu talento Er, piénsalo.

─Lo haré ─aseguro guardando la tarjeta.

─Richard, ¿Aún aquí? ─pregunta mi tío acercándose a la conversación─ ¿Quieres un café?

─No gracias estoy bien, solo vine a saludar a tu sobrino ─afirma dándome una palmada en el hombro— bueno, ya debo irme, gracias por todo Joel.

─No hay de qué, ve con cuidado.

El señor Camacho asiente y se aleja dejándonos solos, doy media vuelta y avanzo a mi escritorio para continuar con mis deberes.

Siento los pasos del rizado siguiéndome pero no me importa, si está serio conmigo haré lo mismo por él.

Aquí solo seré su empleado.

─Erick...

─La señorita Mónica lo espera en su oficina —interrumpo sentándome a mi área ─¿Quiere que les traiga algo?

No dice nada, me mira silenciosamente pero conozco ese brillo en sus ojos algo triste.

Es el mismo brillo que tenía cuando me hizo saber la muerte de mi gatito.

La misma que usó cuando no quedé en la universidad que quería.

Esa mirada que solo tiene cuando quiere darme malas noticias pero no cualquier noticia, es algo que me afecta a mí y de una manera muy dura.

─Er, creo que cometí un error ─susurra y camina a su oficina.

Es tan extraño.

Entra después de dar un fuerte suspiro y las cortinas se cierran, tiene que dejarse de tantos misterios conmigo.

Pero ya no quiero involucrarme, no es mi problema, no tiene nada que ver conmigo.

No pasaron ni treinta minutos y se empieza a escuchar algo de ruido venir de la oficina, no puedo ver nada por la tela pero parece que están enojados.

La gente comienza a prestar atención y eso no es bueno, lo que sea que estén haciendo debe parar o comenzaran a hablar.

Me pongo de pie y camino a donde ellos esperando que mi tío no se moleste conmigo, ha estado tan sensible y gruñón que la verdad es lo más probable pero deben ser discretos.

─Amm, Disculpen ─menciono abriendo la puerta─ su discusión puede oírse fuera de aquí, no quiero ser inoportuno pero podrían meterse en problemas.

─No tienes una idea ─se burla Mónica acercándose a mí─ esa persona que tanto admiras y quieres es una mala persona, no quiere hacerse cargo de lo que llevo en el vientre y no me importa llegar a las últimas consecuencias, haré que pague.

Amenaza y sale de la oficina.

¿Qué es lo que dijo?

Giro la vista para poder verlo, presiona sus puños con mucha rabia e intenta controlarse para no hacer una locura.

─Lo siento Er, creo que está embarazada. 

Joerick: ParadiseWo Geschichten leben. Entdecke jetzt