48 | AD2

3.3K 425 232
                                    

Chase

Se sentía bien ser yo mismo, estar en mi cuarto, rodeado de mis cosas, de mis viejos libros olvidados, de mi cómoda cama, de mi escritorio algo desordenado, con mis hermanos rondando por la casa, con mi madre siendo feliz otra vez. Cuando esos cambios de humor eran constantes, me sentía tan perdido y solo, que no me daba cuenta de que en realidad tenía muchísimo por lo que seguir adelante. Había veces en las que sí quería morir y que mi alma desapareciera. Después de ir al infierno y regresar, después de ser un esclavo de mis propios actos oscuros, hoy era yo mismo otra vez, hoy sentía que todo eso que una vez tuve, volvía a ser a mío, y no podía estar más agradecido con ello.

Mi familia, los Rice, Blake, ese chico Mason, la bellísima Skyler, y hasta la brujita de Jason se merecían el cielo. Realmente llegué a pensar que moriría en las llamas, como las brujas me dijeron, pensé que mi familia ya se habría resignado a ayudarme, que preferían que me tuvieran cautivo antes de seguir siendo un problema para ellos, pero todos fueron a buscarme, arriesgaron sus vidas y me ayudaron a salir.

Skyler me tenía bastante sorprendido, la forma en la que su magia había evolucionado, la seguridad que tomó para sacarnos de ese lugar, incluso cuando yo ya no quería. Dios, la extrañaba tanto, tenía tantas ganas de besarla y de al fin pasar tiempo juntos, que el impulso de ir a su casa casi me ganaba. Pero quería tener un par de días para reponerme del todo antes de verla, todavía estaba débil y muy cansado.

—¿Cómo estás? —preguntó mamá, asomando la cabeza por la puerta—. ¿Necesitas que te traiga algo? ¿Tienes hambre?

—Creo que mis ganas de beber sangre no se irán hasta dentro de un mes —respondí, dejándole un lugar en la cama para que se sentase. Sabía que ella quería hacerlo.

—Pero, ¿estás bien? ¿Sientes algo extraño? ¿Algún pensamiento oscuro...? —se sentó a mi lado.

—Estoy bien, no hay nada oscuro en mi mente. Pero ahora la pregunta es tú cómo estás. Nate me ha dicho que desde que morí no has estado bien, remontaste cuando les hice creer que era bueno y podían confiar en mí, pero decaíste cuando te enteraste de que era mentira.

Madeline soltó un suspiro y me regaló una sonrisa triste y nostálgica. Me acarició la mejilla, asintiendo.

—Es que no ha sido fácil, Chase. Nos fuimos del pueblo cuando tu padre te asesinó. —Cierto, ella no sabía el verdadero motivo por el que morí—. Durante muchos años me he acostumbrado a verlos, a tenerlo vivos, sanos y fuertes, y cuando Caleb y tú murieron fue una bomba emocional para mí, no podía parar de pensar en ustedes, pero sobre todo en ti... porque Caleb era un hijo de puta, y tú, a pesar de todo, eras como eras porque no tenías control. Te eché mucho de menos, eso me dejó en la cama por meses. Luego volviste y te juro que algo en mí volvió a vivir, mis ganas reaparecieron instantáneamente.

—Y después te enteraste de que no era el Chase de siempre, que era un mentiroso —proseguí.

—Y entonces volví a recaer —finalizó ella—. Pero ya estás aquí, con nosotros otra vez. No hay nada que me ponga más contenta que tener a mis cinco hijos cerca —me sonrió de una manera tan sincera, tan plena, tan feliz, que me contagió una a mí también.

—Me alegra. Siento mucho todo el dolor que atravesaste.

—No fue tu culpa. ¿Sabes? Estaba pensando que, quizá, sería lindo que invitaras a Skyler a cenar uno de estos días, así puedo conocerla mejor. La única cena que tuvimos juntos no salió tan bien como esperábamos. ¿Qué te parece?

Con tal de tener una excusa para pasar un tiempo con ella, por supuesto que sí. Además, Skyler y yo necesitábamos este tipo de normalidades en nuestra relación.

Atracción destructiva +18Where stories live. Discover now