71

12.2K 1K 581
                                    

Skyler

Chase me desnudó por completo y me dio besos por todas las partes de mi cuerpo. Esa noche me perdí en él. La pasé incluso mejor que la primera vez. Esta vez la disfruté completamente y dejé los nervios y la vergüenza a un lado. Me encantaba la manera en la que me hacía suya, en la que me penetraba con fuerza y luego lento. La variedad que le ponía al acto dejaba a la vista que tenía mucha cancha, que sabía perfectamente cómo hacérmelo, cómo hacerme gemir y cómo hacerme perder en sus ojos azules.

Me tomaba de las muñecas para no permitir que me moviera y, Dios, en serio, adoraba que hiciera eso y no hacía falta que se lo contara porque Chase lo podía ver en mi iris. Con él teníamos conexión, tal vez no fue instantánea, pero el tiempo nos llevó a darnos cuenta que nos queríamos y podíamos llegar a ser más que simples conocidos que se llevaban pésimo.

Desde que llegué a Hasser, el destino sabía perfectamente qué camino sería el que yo pisaría, sabía que ese chico que me trataba mal hoy iba a estar en mi cama, encima de mí, jadeando, y penetrándome con intensidad. Sabía que yo estaría perdidamente loca por esos ojos azul oscuro, ese cuerpo, esa voz, esa actitud que por fuera parecía ser de lo peor pero que cuando veías bien qué había dentro de ese corazón, notabas que realmente sí existía uno.

En eso concordaba con el destino. Con esto no me quejaba. Chase estaba conmigo y nada podía ser mejor para mí que tenerlo a mi lado, protegiéndome e intentando hacer lo posible para salvarme. Me estaba enamorando más de él, los estaba amando, no entraban las dudas en esta ecuación, el resultado estaba sobre la mesa y era un corazón latente. Por más peligrosa que fuera lo que estábamos haciendo, tenía esperanzas de que esto entre nosotros funcionara.

Chase dejó caer su cuerpo encima de mí cuando sintió el orgasmo. Su miembro seguía dentro mío, pero no me molestaba en lo absoluto. Le acaricié el pelo y aproveché a quitarle los mechones de cabello que estaban pegoteados en su frente. A ambos nos cubría una fina capa de sudor después del acto, hacerlo con él me daba muchísimo calor, y eso que yo no hice el trabajo, me quedé debajo suyo porque era él quien quería encargarse de todo.

Nuestros corazones se encontraban muy acelerados, se podían escuchar gracias al silencio de la habitación. Esperaba que nadie hubiese escuchado nada de lo que pasó en mi cuarto porque sería una gran vergüenza. Aunque, si se hubieran dado cuenta, estoy segura de que rápidamente habrían hecho lo que fuera para detenernos.

—Chase, ¿alguna vez quisiste tener hijos? —pregunté en un susurro y luego solté el aire acumulado.

Chase rio.

Bueno, a eso no me lo esperaba.

—¿Tú me ves a mí con la paciencia suficiente como para criar a un niño? ¿Me ves cambiando pañales, comprando ropita, alimentando a alguien o limpiando vómito? No, gracias, prefiero castrarme yo solo antes de tener un niño.

—¡Oye! No seas así, eso es lo de menos, amas a tu hijo porque es tu hijo y punto. Lo demás, es lo de menos.

—¿A qué viene esa pregunta?

—No sé, estaba pensando en cómo sería mi vida si pudiera tener hijos. Nunca me vi muy maternal, la verdad, pero dicen que es bonito.

—Pero no te dejan dormir nunca —replicó—. Eso no es bonito.

Solté una risita.

—Ya, ya veo que tú eres cero paternal.

—Ahora sí, pero antes quizá pude haber deseado tener hijos. Pero las cosas desde que me convertí son distintas. No quisiera tener un hijo que tiene que pasar por el proceso de sed, es muy estresante tener hambre y ganas de matar a todo el mundo todo el tiempo —respondió. Bueno, él tenía un punto.

Atracción destructiva +18Where stories live. Discover now