77 AD2

1.8K 183 57
                                    

Skyler

No sé por qué, pero sentí pánico cuando vi a Chase en mi ventana.

Bueno, sí sabía por qué sentía pánico, porque él podía tranquilamente malinterpretar todo lo que estaba pasando en esta habitación. Lo único que me faltaba ahora era que él pensara que pasaba algo entre Sam y yo. Juro que en este momento traía una gran molestia con Sam por meterse por mi ventana. Si el quería hablar conmigo, al menos, me podría haber enviado un mensaje de texto pidiendo que nos viéramos en algún sitio, pero esto de entrar por mi ventana, no era algo que se me hiciera correcto, no cuando su hermano y yo teníamos algo.

Chase nos observó a ambos un poco confundido, pero sus ojos se clavaron en los míos, como si estuviera haciéndome una pregunta con ellos. Me puse muy nerviosa y eso lo notó él y Sam, pero respiré profundo para estar tranquila y para darle una explicación que acabara con sus dudas.

—Sam ya se iba, Chase —aclaré, desviando mis ojos a Sam, quien volteó a verme. Sabía que Sam no se quería ir de aquí porque tenía más cosas para decirme, pero yo no quería escucharlas.

Con decir que le confesó a Blake sobre todo lo mío y las cosas que pasaron en el pasado porque ese día se encontraba llorando por mí, me decía mucho. Pero el que afirmara que estaba enamorado de mí todavía, era una daga al corazón. Lo peor es que yo no podía no sentirme culpable, porque simplemente la culpa aparecía allí, en el medio de mi pecho, en mi mente. Sé que no era responsable de lo que él sentía, porque eso era cuestión de él, pero qué complicado era recordar todas las cosas que pasaron. Los besos entre él y yo, las caricias, las miradas...

De eso yo sí era responsable.

Sentí por un momento que Sam me pedía con sus ojos que no lo echara, y ahí otra vez me sentí mal. Pero, él no se podía quedar aquí. Menos ahora que Chase había entrado a la habitación y nos estaba mirando como si pensara que aquí algo pasó entre Sam y yo. De verdad esperaba que esto no nos diera alguna consecuencia pronto. Todo estaba marchando demasiado bien como para que esto nos diera problemas a todos.

—Sí, ya me iba —asintió Sam, sin querer irse. Sí, lo podía ver en sus ojos. Él no se quería marchar de aquí. Pero otra no le quedaba. Era la única opción que tenía—. Pero, ¿vamos a poder hablar de esto pronto? En algún café, en 1980, quizá... ¿Podremos? —me preguntó.

—Lo vemos pronto. Ahora ve —mis palabras salieron calmadas porque no quería agarrármelas con él, más allá de que me encontraba furiosa con Sam.

Sam recorrió mi rostro por unos pocos segundos y afirmó con la cabeza, decepcionado por mi respuesta.

—Hasta pronto. Que descanses. Y espero que me puedas perdonar —pidió. Se dio la vuelta y caminó hasta la ventana, donde Chase, ya dentro del cuarto, lo miraba con atención—. Adiós, Chase —Sam se despidió, pero Chase no dijo nada. Seguramente estaba molesto.

Sam salió por la ventana y lo perdí de vista en cuestión de segundos.

—¿Me puedes explicar qué hacía él aquí? —Chase formuló la pregunta de una manera calmada, pero sabía que estaba incómodo con la situación. Era lógico.

—Sí, puedo explicarte. Y para que sepas, no es nada raro, así que ve quitando ideas erróneas de la mente para que no se malinterprete todo.

—Yo no puedo entrar a tu habitación por la ventana, pero ¿él puede?

Sus celos me hicieron rodar los ojos.

Que no se malinterprete, era bonito verlo un poco celoso, pero la pregunta estuvo de más. Sin embargo, ahí iba a ir yo a resolver su inquisición.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora