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Skyler

Cenar a solas con Chase era el plan perfecto para poder decirle todo lo que estuve guardándome dentro. La ola de nervios era inevitable, jamás pensé que debería decirle a Chase que estaba embarazada. Temía un poco por su reacción, yo sabía que él no quería ser padre, me lo dejó claro una vez, y no es que yo quisiese ser madre tampoco, pero no podía negar que algo de cariño le tenía a lo que crecía en mi vientre. Pero, aparte de eso, también era momento de decirle la verdad respecto a Sam, pues no me lo podía guardar por mucho tiempo, o la culpa terminaría carcomiéndome.

Yo elegía a Chase, sin discutirlo, me gustaba Sam y lo quería, pero él no era ni sería Chase, y sonaba horrible, pero así era la realidad. La noche anterior, Jason y yo dormimos poco, pues nos quedamos discutiendo el tema de decir la verdad sobre Sam. Anoche afirmé en voz alta que sí tenía sentimientos por Sam, pero que mi amor por él era más un querer que un amar. He estado tan confundida todo el tiempo, tan dolida por Chase, que me refugié sin querer en los brazos y en la boca de Sam, tal vez porque en el fondo, creía que ya no había vuelta atrás con Chase, tal vez porque algo en mí había dejado de tener esperanzas y estaba cansada de seguir luchando por algo que no parecía tener ningún fruto.

Medité todo en la tranquilidad de mi cuarto, con la compañía de Jason, quien me hacía preguntas para que respondiera, con el fin de quitar dudas de mi mente: "¿te imaginas amando
a Sam tanto como a Chase?" "¿Los besos de Sam te gustan tanto como los de Chase?" "¿Si tuvieras que elegir a uno para acompañarte el resto de tu vida, a quién elegirías?"

Chase dijo que esta noche no habría nadie en la casa, su madre iba a salir para dejarnos solos, al igual que todos sus hermanos. Así que eso significaba que Sam tampoco estaría, y que Chase también le había pedido que nos dejara solos para que tuviéramos privacidad. Me afectaba pensar que Sam aceptó irse de la casa con dolor.

Jason me trajo a casa de Chase, no sin darme estrictas órdenes de tres cuadras de largo para que me portara bien y que llamara en caso de alguna emergencia.

—¡Ven aquí! —me sonrió Chase en cuanto abrió la puerta, con ese brillo en sus ojos, esa calidez que antes tenía conmigo. Me envolvió con sus brazos, con fuerza, como si temiera perderme—. Tengo miles de cosas para decirte, pero optaré por priorizar un sincero lo siento y un honesto te amo.

—Chase, también siento todo lo que ha pasado y te he hecho —me disculpé, mientras el nombre de Sam rondaba por mi mente. Le estaba pidiendo perdón por meterme con su hermano, y ni siquiera le había dicho lo que hice. Esta noche todo podía salir bien o todo podía irse al carajo.

—Te eché de menos —besó el costado de mi cuello, provocándome cosquillas en todo el cuerpo.

—Ustedes dos me dan asco —la voz de Jason interrumpió el momento.

Rodé los ojos con una sonrisa y me di la vuelta para ver a mi amigo. Quería decirle algo, pero Chase se me adelantó.

—Bueno, veo que Harry Potter es quien te trajo a casa, amor.

Volví a rodar los ojos, mientras veía las miradas que Chase le lanzaba a Jason y las miradas que Jason le lanzaba a Chase.

—¿Ni siquiera siendo de la misma especie van a caerse bien? Ustedes dos nunca cambiarán —les llamé la atención.

—Es que por culpa de él ya no soy Harry Potter —se defendió mi amigo, mirándome mal.

—Ahora eres el nuevo Drácula —Chase siguió con sus burlas.

—Chase —le di un leve codazo para que se detuviera.

—Mejor me voy, no vaya a ser que me den ganas de buscar un hombre lobo, una estaca y matarte. —Jason encendió el coche, me pidió que me cuidara y se marchó.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora