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Sam

He recapacitado mucho mientras estuve fuera del pueblo. Viajé a muchísimos lugares, me llené de otras culturas, me divertí en fiestas con Blake, viví en tranquilidad, algo que no pasaba desde hace mucho. Por primera vez, no había nadie muerto en mi familia, Chase estaba vivo, enojado conmigo, pero vivo; mi madre era la misma de siempre y mis otros hermanos estaban a salvo. Lo único malo y pesado era el asunto de Skyler, quien rondó por meses en mi mente, pero ya no me permití martirizarme con ella y acepté que, si no me quería, no me rebajaría a ir tras de ella por su amor. Me parecía estúpido hacerlo cuando quedaba claro que prefería más a mi hermano. ¿Para qué luchar? Perdí la batalla apenas inició.

No era por cobardía, pero ya no quería seguir así, peleando por algo que me importaba, pero que sabía que jamás tendría. Yo quería un amor recíproco, algo fogoso proveniente de dos personas, no solo de mi parte. Estaba consciente de que yo no era una buena persona, hice cosas horribles, pero tenía sentimientos y cambié mucho a lo largo de los años: me merecía a alguien que me amara a la misma altura. Dolía tener que autoimponerme estas reglas, porque no llamarla o seguirla por el país tomó toda la fuerza que había dentro de mí y me dejó seco. Pero era para un bien mayor. Necesitaba mi paz mental y hacer las paces conmigo mismo para avanzar.

Y lo logré.

—Te veré después en casa —indicó Blake, haciendo una señal para que me baje del auto.

—No tienes que echarme, ya me voy —me bajé del auto—. Más vale que consigas buena comida para el sábado —advertí.

Con Blake decidimos mudarnos juntos al pueblo, a una casa recién hecha que estaba en venta. Él puso la mitad de la pasta y yo la otra. No era una opción para mí seguir viviendo con mi madre, que, por cierto, estaba enamoradísima de un hombre que conoció en la ciudad de Nueva York y él ahora vivía en la casa White. Ellos merecían su privacidad y yo iba a dárselas. Mi madre sufrió mucho cuando mi padre falleció y a eso se le sumaba que perdió a Chase también, pero ahora las cosas parecían reacomodarse bien y me dejaba tranquilo que ella pudiese avanzar de esta forma. Su novio, Trevor, también era un vampiro, incluso uno más viejo que todos nosotros, llevaba vivo casi doscientos años y era simpático y me agradaba. Pero si lastimaba a mi madre, sabía dónde podía encontrar a un hombre lobo, una estaca y dónde clavársela para que su muerte fuera más dolorosa.

Para el sábado, Blake decidió que sería buena idea hacer una fiesta para estrenar la casa, quería hacer algo grande, con buena comida, alcohol del bar de mis hermanos y buena música. Yo fui arrastrado por él y terminé accediendo para que me dejara en paz.

Dark's White's.

Miré el letrero del bar de mis hermanos, sin poder creerme cómo al fin los dos utilizaban bien nuestros millones. Un bar era una buena inversión. Tomé asiento en la barra y esperé que Zach o Nate aparecieran. También esperé que me atendieran para darme un trago.

—Buenas noches. ¿Qué te sirvo? —Reconocí su voz casi de inmediato, pero me faltó verle la cara para confirmar lo que ya hacía latir alocadamente mi corazón

No fui capaz de responder, me quedé sorprendido viendo lo cambiada que estaba: su pelo estaba más corto, hasta casi la mitad de su espalda, y ya no era lacio, era ondulado; su estatura era la misma, pero estaba un poco más delgada; sus labios llevaban brillo labial de color rosa claro, que resaltaba el hermoso marrón de sus ojos. Estaba preciosa y podía quedármela viendo embobado por horas, tengo que admitirlo. Me alegraba y amargaba a la misma vez el verla aquí, en el bar de mis hermanos, trabajando justo en el momento en que yo llegaba a visitar el rubro: era difícil no pensar en el pasado, pero también era lindo volver a tener, al menos, una conexión de miradas con ella después de tanto tiempo.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora