46 | AD2 | Parte 3

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Sam

Si algo me jodía inmensamente era tener que preocuparme por el bienestar de todos. Cada paso que dábamos tenía una traba: o las puertas estaban cerradas, o alguien aparecía anunciando la alerta roja o aparecían vampiros y nos atacaban. Lo que más me jodía es que esa estúpida niña estuviese en el búnker con nosotros, poniendo su vida en peligro, pero no podía negar que su seguridad me gustaba, y que fue increíble cómo lanzó y le quebró la cabeza al vampiro que intentaba matar a Mason. Sin embargo, ahora sus poderes no parecían funcionar, probablemente por los nervios.

—¡Mason, llévatela y busquen a Chase! —le grité, concentrándome en el nuevo vampiro que venía a matarnos.

Los vi correr y los vi desaparecer. Parte de mí sintió alivio, hasta que escuché un disparo y mi concentración se esfumó por un momento, haciéndome perder en el pasillo por el que Mason y Skyler habían desaparecido.

Nate y yo estábamos en aprietos. Los golpes que recibíamos eran duros. El tipo rubio me tomó del cuello de la remera y me lanzó contra la pared, dejándome sin aire de inmediato. Caí al suelo, escupiendo sangre, tomándome del pecho y viendo cómo a Nate le pasaba lo mismo. Ahora éramos tres contra dos, ellos nos superaban.

—¿En serio? ¿Eres parte de la comunidad de brujas? ¿Por qué no te largas de este pueblo de mierda y abandonas esta ridícula e hipócrita asociación?

—En todos lados es lo mismo, Sam —me respondió—. Aquí por lo menos me han aceptado.

Me levanté y me lancé sobre él, tirándolo al suelo y tomando su cuello para romperlo. Tuve la suficiente motivación para levantarme a pesar del dolor de los golpes, pues al ver a Nate siendo atacado y viendo sus expresiones de dolor, sentí tanta rabia que no me pude contener. Hacía mucho tiempo que no mataba a alguien, pero estaba tan frustrado, tan cansado, tan irritado y enojado, que cargué mi rabia en uno de esos vampiros y le arranqué el corazón, manchando toda mi mano con sangre.

—¡Él es mi hermano! —me gritó el último contrincante que nos quedaba, mirando lo que acababa de hacer.

También le arranqué el corazón a él.

—Y él es el mío —respondí, refiriéndome a Nate.

Nate, agitado sobre el suelo, estiró su brazo para que lo ayudara a levantarse. Eso hice.

—Te amo, Sam. Gracias por eso.

—No nos pongamos sentimentales —contesté, mirándolo.

Nate me sonrió.

Pensé que podría ir a buscar a Skyler y a Mason, que nuestro grupo volvería a unirse y que encontraríamos a Chase con los presentimientos de Skyler, pero fui un estúpido al creer eso: muchos brujos caminaban con paso firme hacia nosotros, venían desde la dirección en donde Mason y Skyler habían desaparecido. Todos hicieron ese molesto gesto con sus manos: cerraron sus puños, provocándonos ese jodido e insoportable dolor en la cabeza.

Solté maldiciones, solté tantas que me podía ir al infierno por las barbaridades que dejaba escapar de mi boca por toda la rabia que traía encima. Mi vista se nubló, pero no me iba a permitir desmayarme, no podía perder la consciencia ahora. Luché para no quedarme dormido, para que el dolor no me paralizara y tomé a Nate y tiré de él, dirigiéndole una mirada cómplice. Ambos nos tiramos al suelo fingiendo quedar desmayados para que los brujos dejaran de usar sus poderes, y estos terminaron creyéndose nuestro acto y pasaron por nuestro lado. Segundos después, cuando los últimos instantes de dolor se esfumaron del cuerpo de Nate y del mío, nos levantamos y atacamos a los brujos por las espaldas, asesinándolos a todos.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora