Capítulo 10: Un día soñe. . .

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Un día, un niño soñador imagino un mundo nuevo y justo. Donde él era el protagonista. Un joven lleno de lujos y aventuras.

Un día un niño soñador dejó de soñar. Pero dentro de su imaginación más profunda una pequeña florecilla aún con todo en contra floreció.

Un día esa pequeña florecilla logró conocer a su creador.

Tanto la florecilla como él pequeño soñador llegaron a sentir una extraña emoción. Un sentimiento extraño y a su vez nostálgico.

Él pequeño niño soñador sintio que estaba en casa, mientras la solicitaría florecilla aprendió al fin lo que significaba la palabra "compañía".

Ahora la pequeña florecilla se pregunta...

"¿Cuándo podrá encontrarse otra vez con su pequeño niño soñador?".

—En esta, o en la siguiente vida te esperare. Aún cuando mis raíces se llegarán a marchitan, y mis pétalos caer. El tiempo para mi no pasará en vano. Siempre y cuando tenga la oportunidad de volver a tocar tú mano.

Atte; Una pequeña flor olvidada. Dentro de un mundo lleno de fantasía tergiversada.

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Mu QingFang observó con tranquilidad el ya recurrente sueño. Memorias que debería de haber olvidado con el tiempo, pero aun surgían como olas en marea alta. Con uns extraña tranquilidad, digna de su posición, se levantó de su humilde cama, en un intento para despejar sus pensamientos y dolores internos.

Últimamente la situación en Cang Qiong se estaba volviendo demasiado complicada... Desde la llegada de "Shang QingHua" la secta entró en una aparente calma—solo los tontos creerían que todo estaría bien. Él no era tonto—. Sintiendo su rostro contraerse del enojo—o la decepción—se dispuso a atender a su no tan querido Shen-Shixiong.

Como ya era costumbre se peino con una simple cola de caballo, se colocó sus humildes túnicas de colores almendrados y se acomodó sus botas de  montaña—una gran inventó de parte de Shang QingHua, y una de las muchas cosas que jamás le darían crédito—. Con pasos elegantes, y a su vez pausados se encaminó a la habitación de al lado; no tenía el ánimo, ni las ganas de ir a su casa de bambú, descansar como todo ser humano normal, y después volver a la clínica. Simplemente no le salía rentable.

Además, conociendo la actitud de mierda de Luo Binghe, si algo peligroso le llegara a pasar a su Shixiong por estar lejos de él—cualquier cosa, aunque fuera minúscula—. Los platos rotos los pagaría él.

Realmente quería abstenerse de tratar más de lo necesario a su hermano marcial... Y bueno, él realmente comprendía en la situación en la que se encontraba. Cualquier error de juicio, cualquier medicamento o dosis equivocada podría costarle su cabeza, y toda su jodida montaña incluida. No tenía ganas de estar presente en otro funeral, no creía que su corazón se lo permitirá...

Avión ya no será parte de esta mierdaWhere stories live. Discover now