Capítulo 1: No es mi culpa, ¿Verdad?

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Shang QingHua apretó suavemente sus puños, no supo que decir después de los insultos consecutivos por parte de su hermano pepino. Usualmente él sería él primero en disculparse, en pedir una tregua por su propia estupidez, odiaba ver a su único amigo escupir fuego por la boca, le causaba un poco de malestar saber que él era la causa de los dolores de cabezas de los otros. Nunca le gustó sentirse de esa manera.

—¿Cómo es posible que no sepas que le gustas a Mobei-Jun?—Shen Yuan toco el punto sensible de su amigo—. ¿Acaso eres idiota?.

Otra vez… Una y otra vez le acusaron de idiota despistado. ¡Lo sentía!. Joder, claro que lo sentía.

Pero le daba rabia, no podía expresar sus propios pensamientos y dudas a otros por esta misma razón.

Shang QingHua esto, Shang QingHua lo otro. Siempre es su culpa.
Si algo le pasa a Shen Qingqiu es su culpa, si su hermano pepino se mete en problemas por sus propias decisiones es su culpa, si otros tienen problemas es culpa suya.

Una y otra vez, Shang QingHua aceptó toda la culpa de las acciones ajenas. Podía hacerlo, lo había hecho en su vida pasada y lo podría hacer en esta vida.

Si Shen Qingqiu hizo una estupidez, él con gusto le ayudaría a encontrar una solución, si la secta estaba en problemas financieros, él con gusto bajaría el presupuesto de su propio pico para hacer felices a sus demás hermanos marciales, si los demonios tenían problemas políticos entre ellos, él con gusto asumiría la responsabilidad en mantener la paz; tanto de sus subordinados, como al reino que servía. Él estaba dispuesto a sacrificar su cuerpo y alma con tal de mantener a salvo a los demás.

Lo demostró una y otra vez. Lo demostró cuando dejó miles de veces a un lado su miedo para proteger a su Rey, cuando encaró a Luo Binghe por su falta de tacto a la hora de tener sexo con su hermano pepino, cuando le enseñó de forma paciente a los demonios que no podían resolver todo a puños y golpes.

Lo demostró en más de una ocasión, tantas que perdió la cuenta, no tenía la necesidad de contar sus logros. Por qué para él eran insignificantes.

A nadie le importa de forma genuina, no les interesa si a dormido o comido bien, no les importan su propia salud… Y lo entendía.

Escribió él personaje de Shang QingHua como alguien olvidable, una persona que podría ser remplazada como un tornillo roto en un reloj en perfecto estado…

Las mismas palabras que escribió en el pasado le atormentan hasta el día de hoy. Lo sentía, joder. Claro que quería pedir disculpas a todos aquellos que resultaron heridos por su codicia por vivir.
Pero solo escribía, no llego a pensar que sus propias palabras cobrarían vida, que sus personajes serían de carne y hueso, ¿Cómo podría saberlo?...

Solo quería vivir, quería dejar de sentirse tan mierda.

—L-Lo siento—se disculpo, como solía hacerlo de joven, como solía hacerlo ante sus padres.

Bajo la cabeza, sus largos cabellos cubrieron parte de su redondo rostro. Él no tenía nada en esta vida, era su castigo bien merecido.
Lastimo a tantas personas de forma inconsciente, merecía la muerte… Pero era un cobarde, alguien que realmente no quería morir, le tenía miedo a la muerte.

No quería morir.

Él deseaba viajar, conocer el mundo que tanto esmeró puso en sus borradores. En las cosas que nadie logró leer, pero que logró amar con todo su corazón. Este mundo… Para su hermano pepino era una mierda, pero para él era un recordatorio de que logro sobrevivir la época más difícil de su vida.
Que no necesito a nadie, que pudo vivir bien en la soledad de su departamento.

Avión ya no será parte de esta mierdaOnde histórias criam vida. Descubra agora