Ben Barnes

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“Tienes un mal día y Ben siempre está dispuesto a levantar tu ánimo”

La chica cerró la puerta detrás de ella, intentando no hacer mucho ruido mientras se quitaba perezosamente los zapatos y los dejaba tirados en el suelo, dejó su maletín a tientas y no tuvo la fuerza para terminar de desabrochar el abrigo

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La chica cerró la puerta detrás de ella, intentando no hacer mucho ruido mientras se quitaba perezosamente los zapatos y los dejaba tirados en el suelo, dejó su maletín a tientas y no tuvo la fuerza para terminar de desabrochar el abrigo.

Suspiró y presionó la cabeza contra la fría pared del recibidor, esperando que ese pequeño momento pueda ayudarle a recobrar fuerzas. 

No funcionó, claramente.

—¿Todo bien, querida? ¿Tuviste un mal día?—la voz suave de su novio la hizo saltar sobre su lugar levemente, no lo había oído llegar.

Su hermoso acento británico sonando como música para sus oídos, y la manera en la que la llamaba querida con ese acento y tono suave hacia que su corazón se sintiera un poco menos pesado.

La pelinegra giró para encontrar sus ojos, sentía su cuerpo pesado, la nariz fría por el terrible aguacero del exterior y sus ojos semi húmedos por la frustración.

Sí, sinceramente no era su mejor imagen pero no sentía una pizca de vergüenza o inquietud.

Ben era su lugar seguro.

El de ojos oscuros se acercó con una suave sonrisa y le ayudó a desabotonar su abrigo, mientras pasaba suavemente sus manos por sus brazos, en un gesto reconfortante.

—¿Te parece si te hago una taza de té y me cuentas todo mientras nos acurrucamos en el sofá?—preguntó y ella asintió rápidamente.

Tal y como lo prometió, Ben atrajo a la chica al sofá, dejando que ella se recueste en su pecho luego de beber el té.

La chica le contó todo su día con detalle, desde como estuvo a punto de caer de las escaleras en el trabajo, el pequeño altercado con una compañera, la demora en la entrega de los expedientes que necesitaba, hasta como tuvo que salir huyendo por la lluvia hacia su auto cuando había ido al puesto de flores que tanto le gustaba, que por cierto, estaba cerrado. 

Ben escuchó atentamente, prestando atención a cada detalle, mientras le brindaba suaves caricias, sus caricias sintiéndose como plumas sobre su piel.

—Lamento escuchar todo eso, debes estar exhausta, cariño, será mejor que descanses un poco antes de cenar—comentó el pelinegro luego de que la mujer entre sus brazos terminara de hablar—no te preocupes por eso, yo haré la cena.

La chica le sonrió, sin embargo, mantuvo sus brazos a su alrededor.

—Sinceramente, lo único que quiero es que te quedes conmigo, de este modo—murmuró ella tímidamente.

Cuando sentía mucha presión, estar con Ben era lo único que podía hacerla descansar.

El hombre asintió sonriendo y la apretó contra él con suavidad.

La chica colocó su rostro en el hueco de su cuello, apoyando su cabeza en su hombro, mientras él sobaba su espalda y dejaba besos en su frente y cabello.

Poco a poco, Ben empezó a tararear una canción y ella no tardó en reconocerla.

Put your head on my shoulder, whisper in my ear, baby—cantó Ben con suavidad mientras su mano libre acariciaba el cabello de la chica.

Ella sonrió y poco a poco empezó a dejarse llevar por el sueño.

Entre el coro y la siguente estrofa, la de ojos marrones escuchó algo que la haría dormir con una sonrisa.

—Duerme, querida, yo te cuido. Yo siempre estaré aquí.

Westview; MultifandomWhere stories live. Discover now