Matt Murdock

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❝Cruel Summer❞
Warnings: angst, fluff, I guess.
Levemente basado en la canción de Taylor Swift.

Su corazón se detuvo en su pecho

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Su corazón se detuvo en su pecho.

Eso parecía hacer siempre que veía sonreír a Matt, al menos así había sido desde hace dos meses.

Incluso cuando esas sonrisas no estaban destinadas a ella, su corazón no podía evitar derretirse y una sonrisa encontraba lugar en su propio rostro.

Y estaba aterrada.

Sabía que se desencadenaría de eso.

Sabía que ya lo había hecho.

Enamorarse de nuevo no entraba en sus planes, no cuando hacia seis meses había salido de una situación de la cual no había salido muy favorecida.

Y perder la respiración cada vez que lo miraba.

No, no se lo podía permitir.

No iba a pasar por lo mismo.

Así que, se encontró alejándose de él,  cambiando sus largas charlas por excusas, las llamadas por casillas de voz.

Sabía que él no lo merecía, no era su culpa.

Pero la necesidad de proteger sus sentimientos eran más fuertes que las ganas de expresarle sus sentimientos con libertad.

Aunque Matt tenía planes diferentes.

Había notado la distancia que ella había puesto entre ellos, el cambio en su tono de voz, la variación en su pulso y como su calidez casi nunca lo rodeaba.

Y lo odiaba.

Así que el abogado hizo lo que mejor sabía, confrontarlo.

La castaña se levantó de su asiento y Matt siguió el movimiento con su cabeza, tenía prisa.

—Ah, dispuesta a abandonarnos, ya veo—bromeó Foggy, causando una risa por parte de la chica, la cual hizo que el pecho de Matt se sintiera cálido.

—No seas dramático, Foggs—replicó—Solo estoy agradecida de poder dormir más de cinco horas hoy.

El rubio soltó una exclamación, ofendido de la acusación de su amiga.

—No soy dramático.

—Sí lo eres—Matt intervino en la conversación, y pudo sentir la tensión en el cuerpo de la castaña.

Al igual que Foggy.

—Bueno, ya que tú nos abandonas primero, creo que yo también puedo abandonar el barco por hoy—mencionó el rubio tomando sus pertenencias—¿Crees que puedas llevar a Matty a casa? Gracias, eres la mejor. Adiós, tortolos.

Y sin esperar una respuesta por parte de la castaña, el ojiazul desapareció por la puerta.

Nerviosa, la ojimarrón cambió su peso de un pie al otro.

Había evitado estar en la misma habitación que Matt a solas de no ser estrictamente necesario toda la semana.

—Vamos, Matty—murmuró la chica.

Murdock asintió, con las palabras en la garganta.

No era el momento.

Ambos caminaron en silencio, sintiendo la cálida brisa de julio contra sus rostros.

Sin embargo, en el momento en el que cruzaron la puerta del departamento de Matt, el ambiente cambio.

Matt quería, no, necesitaba respuestas.

Y la iba conseguir.

—Bien, Matty, hogar, dulce hogar, nos vemos el lunes—la chica le lanzó una sonrisa apretada y él inclinó la cabeza.

—¿Por qué me estás evitando?—no había demanda en la voz de Matt, era simple curiosidad y preocupación—¿Hice algo que te molestó? Lo siento, no fue mi intención.

La chica sintió su pecho apretarse con dolor, él ni siquiera sabía que iba mal y se había disculpado sinceramente, sin importar si tenía la culpa o no.

Pero aún así no se atrevía a decirle lo que tenía guardado en su corazón.

—No, Matty, no hiciste nada, no te estoy evitando.

Movimiento tonto, mentirle a Matthew “polígrafo humano” Murdock.

—¿De verdad? ¿Sabes que sé cuándo estás mintiendo?

La castaña soltó un suspiro y sin querer enfrentar el tema, soltó el brazo de Matt.

—Buenas noches, Matt.

—No, sweetheart, por favor, dime qué va mal así puedo solucionarlo.

A Murdock ya no le importaba si la desesperación goteaba en su voz, no podía soportar la sensación de tenerla cerca y al mismo tiempo tan distante.

—Nada.

—No es verdad.

—No pasa nada, Matt, todo está bien.

—No te creo.

La castaña empezaba a perder la paciencia y lo miró fijamente.

A sus preciosos ojos avellana que no la miraban a ella, pero que la dejaban sin habla cada vez que los veía.

—Matt.

Por favor.

No quería seguir guardando secretos solo para mantenerlo.

¡Te amo! ¿No es la peor cosa que pudiste escuchar?—exclamó la chica.

El silencio reinó en el salón del departamento.

Hasta que ella lo miró atentamente.

Matt levantó la cabeza, sonriendo de costado.

En realidad, es la mejor.

Ella lo miró confundida y eso solo ensanchó la sonrisa del castaño.

Con su rostro en sus manos, Matt se acercó lentamente a ella.

—¿Puedo besarte?—preguntó y el corazón de ella se derritió complemente.

Con un asentimiento de su parte, Matt la besó de forma suave y cálida, mientras sus dedos acariciaban su mejilla.

Y otra vez.

Su corazón se detuvo en su pecho.

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