Klaus Mikaelson [1/2]

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Nothing to you❞
Warning: Lenguaje joven/adulto.

La mansión Mikaelson nunca estaba en silencio, casi nunca. Elijah, alarmado, comenzó a buscar por los pasillos a Rebecka y al no encontrarla optó por buscar a Niklaus.

Comencé a subir las escaleras, siguiendo los débiles sonidos qué captaba con mi oído agudizado. Elijah me siguió y sin hacer ruido llegamos al lugar de donde provenían los sonidos: la habitación de Klaus.

Elijah giró la perilla con rapidez preparándose para cualquier ataque, sin embargo lo que vimos no lo dañó en nada, al contrario de a mí.

Klaus estaba con Caroline, se podría decir que se estaban devorando. Elijah carraspeó con fuerza y la rubia parecía avergonzada, su cara estaba roja y al pasar por mi lado no me miró a la cara.

Mi vista se dirigió al mayor de los Mikaelson quien miraba a Klaus con el ceño fruncido mientras me sostenía.

—¿Se puede saber que crees que hacías?—inquirió con voz dura.

—Oh, Elijah, no me vengas con tus discursos morales que no los necesito—gruñó el híbrido hacia el moreno—No me hables de moral cuando tú mismo quieres quitarle la novia a tu propio hermano.

Elijah apretó tan fuerte la mandíbula que pensé que se la rompería.

—¿Cómo pudiste hacerle eso a ella? Ella no se lo merece—exclamó y Niklaus rió.

—¿Ah, sí? ¿Dónde estaba la pequeña Annie cuando yo necesitaba de ella? ¿dónde estaba esta mañana cuando desperté?—replicó con furia—contigo, con nadie más que contigo.

—No seas estúpido, ella estaba conmigo sólo porque fuimos a caminar, por que ella necesitaba ser escuchada. Necesitaba hablar con alguien y tú nunca estás para ella—Elijah comenzaba a perder la paciencia con el rubio por lo que tomé su brazo.

—Claro, y como siempre tú, el honorable Elijah, no te costó ofrecerte—ambos seguían peleando como si yo no estuviera presente.

—Elijah, ¿podrías dejarme hablar con él? Por favor—pedí y él me miró inseguro, pero respetó mi petición. 

Elijah salió de la habitación y Klaus me miró con aburrimiento.

—No quiero tus dramas, Santana—se apresuró a decir, por lo que me tragué mis lágrimas.

No le iba a dar la satisfacción de verme herida y que a él no le importara.

—Sólo quiero que me respondas algo, ¿si seguías enamorado de Caroline por qué dejaste que llegáramos tan lejos? ¿Por qué dejaste que te ame?

—No pretendía que llegara tan lejos, sólo sucedió y no pude detenerlo—contestó él sin sentimientos en la voz—no quise detenerlo tampoco, lo admito. Me encantaba la idea de tenerte para mí. La pequeña y buena Santana, con el chico malo que quiso matar a su gemela.

—Todo este tiempo, esto nunca significó nada para ti—acepté con amargura—sólo jugaste conmigo.

—Oh, vamos, Santana. No es que te afectase mucho, de todas formas, tienes al gran Elijah detrás tuyo. Mendigando por tu amor—murmuró y me dedicó una mirada fría—Tú sabías como era, no te hagas la víctima ahora.

—Bueno, quizá fue mi culpa también, quizá no debí dejar mi corazón en tus manos—las lágrimas amenazaban con bajar y sólo rogaba en mi interior que fuera un sueño. Pero no lo era—tal vez, tomé la peor decisión de mi vida. Elena tenía razón, Damon, Stefan, Jeremy. Ellos tenían razón.

—Pero, tienes razón en algo Klaus, tengo a Elijah, a quien de verdad debí elegir. Elijah, el que sé que no será un error—respondí tratando de provocar una reacción en él, pero parecía que era de roca. Sin embargo, mis palabras tomaron forma incluso para mí y descubrí que lo dije por algo más que tratar, de una manera muy estúpida, que Klaus tenga celos. De verdad sentía mis palabras.

Sin decir nada más me retiré de su habitación y me permití lanzarme a los brazos de Elijah que me ofrecía su consuelo.

Estaba destrozada, sí, era claro, llegué a amar a Klaus o en realidad a sus mentiras. Pero no iba a rogarle, no iba a tirar lo poco que me quedaba de orgullo y dignidad. La que casi había perdido por completo al creerle y dejarlo jugar con mis sentimientos.

Aferrada al pecho de Elijah llegué a mi casa, a mi habitación. Fue entonces cuando me permití llorar y me prometí olvidar a Niklaus Mikaelson, iba a doler, iba a doler como el infierno pero lo iba a olvidar. Haría que mis sentimientos hacia él se convirtieran en los de suyos hacia mí; nulos.

Pero, no iba a dejarlo así, iba a hacerlo sufrir. Iba a hacer que se arrepintiera y que quién sufriera esta vez sería él. Iba a pagarle con la misma moneda.

Después de todo soy una Petrova.

Westview; MultifandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora