Clark Kent

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Are you mine?
Warning: none.


Las luces del departamento estaban apagadas, pero aún así Clark podía escuchar el televisor y dos risas en el salón, ¿dos risas? Se suponía que Anneliese estaba sola, pero él escuchaba la voz de un hombre.

No podía ser nada malo, ¿verdad? Ella no haría nada que lo dañara.

Clark caminó con sigilo hasta el salón y llamó a su novia cuando ya podía ver.

—¡Clark!—respondió ella y él salió de su escondite cómo sí recién hubiera llegado—amor, mira, mi hermano vino a visitarnos.

Clark suspiró aliviado y saludó con un típico abrazo de hombres a su cuñado.

—Hola, Clark—sonrió Winn—es bueno verte, ¿cómo has estado?

—Bien, muy bien en realidad—respondió el hombre, mientras saludaba a su novia—¿Y tú? ¿Qué tal todo en National City?

—Bien, bueno, los malos, peleas, pero nada muy grave, Kara se encarga de eso—respondió el mayor de los Schott.

—Winn y yo hicimos comida italiana, ¿Quieres un poco?—preguntó Anneliese, llamando la atención de su novio.

—Por supuesto, debe estar buena—sonrió con dulzura y ella asintió para dirigirse a la cocina, mientras ambos hombres iban atrás de ella.

—Hace mucho que no venías—comentó el ojiazul y Winslow asintió.

—Sí, bueno, extrañaba a mi hermanita—contestó mientras le sonreía a Anne, pero luego tomó una postura más seria—además, tenía que saber si ella estaba bien.

Clark sabía a lo que se refería, lo de la pelea con Luthor, lo de Doomsday. Y como si eso no fuera suficiente, el malentendido con Lois.

—Oh, gracias por recordármelo, Winn—murmuró Anneliese haciendo gestos—Mataré a Kara y de paso no le volveré a contar nada.

Winslow le sonrió levemente e inhaló dramáticamente cuando Anne puso los tres platos llenos de comida en la mesa.

—Y extrañaba su deliciosa comida—balbuceó antes de llevarse un bocado a la boca.

La cena transcurrió tranquila, nadie más hizo referencias a la pelea que Anneliese y Clark habían tenido y a la supuesta infidelidad de este último.

—Bueno, yo me tengo que ir, hoy vuelvo a National City—anunció Winn y se acercó a abrazar a la pelinegra—cualquier cosa que necesites, incluso si es de madrugada, llámame, ¿bien?, yo estaré aquí para lo que requieras. Te amo, pequeña.

—Lo sé, Winnie—susurró ella, llamándolo por el apodo que le puso cuando tenía cinco años—Cuídate, por favor. Llámame cuando llegues a National City. Te amo, hermano.

Él sonrió y se separó de ella para luego mirar a Clark.

—¿Nos dejarías un momento?—preguntó y ella asintió.

—No seas tan malo, Winn—pidió en un susurro pero no pudo evitar que en sus labios apareciera una sonrisa.

Cuando Anneliese ya no estaba cerca y ambos hombres se cercioraron que había subido a la habitación, Winslow se giró hacia Clark.

—Lo sé—soltó de repente—lo sé todo, Mon-El me lo dijo. Sólo quiero saber si es verdad, y sabes a qué me refiero.

—No, no lo es—contestó Clark con firmeza—amo a Annie, Winn, amo a tu hermana cómo no tienes una idea. Jamás le haría daño, jamás permitiría que algo la dañara. No sería capaz de provocarle tal sufrimiento y no sabes cómo me dolió verla sufrir por algo que no era cierto.

Winslow lo miró con seriedad aún clara en sus ojos y luego soltó un suspiro.

—Mira, Clark—la voz de Schott era tan baja que casi era un susurro—ella ya ha pasado por eso, con Oliver, él eligió a Felicity. No sabes cuánto lloró por él, me dolía ver a mi hermana todas las mañanas con los ojos pequeños porque había llorado toda la noche. Sin embargo, ella no le guardó rencor a ninguno y es que ella es así, su corazón es el más puro que he visto en mi vida. Ella no merece sufrir de nuevo, y por lo mismo, así que te advierto de una vez, me agradas Clark, pero si la dañas, si vuelves a ser el culpable de su llanto, me olvidaré que eres Superman, que ella te ama y que eres el primo de Kara y te juro que no pararé hasta matarte—amenazó con voz mordaz al ojiazul—ella es lo más importante en mi vida y no voy a permitir que nadie, absolutamente nadie la lastime.

El ojiazul no respondió y sólo asintió hacia Winslow.

—Sé que suena ridículo el hecho que te amenace porque sólo soy un humano, pero creo que sabes perfectamente sobre la relación que existe entre Annie y Bruce Wayne, creo que no sería el único en buscarte si algo como eso llegara a pasar—continuó Winn.

—No te preocupes, Winslow, yo no la dañaré, prometo cuidarla con mi vida—juró Clark—sólo quiero verla feliz. Ella es mi vida, es lo que más amo en este mundo. Ella es mi mundo.

El mayor de los Schott asintió y se relajó para luego regalarle una ligera sonrisa de lado.

—Eso espero, te estoy confiando lo más preciado para mí—concluyó y se giró hacia la escalera—¡Enana, ya me voy!

Anneliese bajó corriendo las escaleras y se lanzó hacia su hermano, abrazándolo.

—Te voy a extrañar, quizás vaya a National City pronto—se despidió ella mientras bajaba de su encima—Saluda a todos por mí, ten cuidado. Oh, y saluda a Ray si lo ven.

Winn asintió mientras se encaminaba a la puerta al lado de Clark.

—Adiós, Clark, cuida de ella, por favor—se despidió.

—Adiós, Winn, lo haré, tranquilo—correspondió Clark—ten cuidado.

El ojiverde se fue y Clark se giró a Anneliese que estaba parada a un lado de la escalera.

—¿Ray?—preguntó con inquietud.

—¿Uh? Sí, Raymond Palmer, es un amigo que conocí en National. Es muy lindo, deberías conocerlo.

—¿Muy lindo?—volvió a inquirir Clark.

Ella asintió y se dirigió a la cocina a retirar los platos que habían dejado.

—Sí, es divertido y muy dulce, es uno de mis mejores amigos—sonrió mientras lavaba el último plato—pero, no hay nadie como Bruce.

Él pelinegro frunció el ceño, conociendo que Annelise lo decía de manera amical, pero los sentimientos de Bruce eran completamente distintos. 

—Así qué, ¿No hay nadie como Bruce Wayne, uh?

—Sí, nadie como él, ni como Ray, ni como Mon-El—contestó la chica ojiverde con burla—Si hubieran más como ellos créeme que las chicas serían afortunadas.

—¿No lo eres tú?

La voz del ojiazul estaba llena de inquietud, ella se giró con el ceño fruncido.

—¡Claro que sí, Clark! Solo que no es como es que quisiera que otras chicas quisieran a alguien como tú, tú eres mío—respondió en tono ligero, intentando apaciguar los sentimientos de su novio.

Él sonrió y asintió, mientras se acercaba y la abrazaba por la cintura.

—Annie, ¿Eres mía?—preguntó Clark.

—Completamente tuya. 

—Te amo—murmuró Clark sobre el oído de Anne.

—Yo también te amo, Clark—correspondió, mientras pasaba sus manos por su pecho.

—Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, Anne. Y prometo demostrártelo todos los días de mi vida.

Westview; MultifandomWhere stories live. Discover now