CAPÍTULO 33

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Agradecí que Kiona se hubiera preocupado por hacer comida. Moría de hambre, así que agradecí que el alfa hubiera previsto guardar comida para esos momentos. No entendía por qué Alan y yo no lo habíamos hecho cuando siempre solíamos ser un tanto precavidos. Supongo que la emoción nos había cerrado la mente y por eso no pensamos en lo que sucedería, aunque tampoco es como si hubiéramos podido prever lo que iba a pasar.

En la mesa estaba la familia de Kiona, incluso su hermana, también estaban los Lee, nadie más. Todos parecían estar a la expectativa de lo que iba a decir la ojiazul, pero ella se dedicó a sonreí y pedirnos comer. Yo no objeté, aunque también estuviera muriéndome de curiosidad.

Bien, podrían ser familias relativamente cercanas, pero creo que lo importante ahí era que la familia de Alan era la familia Beta. No parecía ser solo una reunión de familias amigas.

Belén sacó un tema ligero de conversación. Yo, sentada al lado de Alan, también participé de él. Kiona estaba bastante callada, bastante pensativa, pero ninguno quiso presionarla a que dijera algo.

Alan puso su mano en mi rodilla cuando dejé el plato limpio, haciéndome hacia atrás. Me miró divertido de que hubiera terminado antes que él, pero no dijo nada, solo se quedó hablando con los demás.

—¿Cómo están llevando estar separados? —preguntó la hermana de Kiona hacia Alan y yo. Nos miramos, yo un tanto incómoda por la pregunta, aunque a los demás también parecía interesarles la repuesta.

—No estamos separados —respondió Alan, poniendo su mano sobre la mía. Su alianza resplandeció bajo la luz de la lámpara de araña que colgaba de la mesa. Me ablandó el corazón que en ningún momento se la hubiera quitado, siempre la había llevado consigo, al igual que yo—. Estamos en una situación delicada, pero estamos juntos. Saldremos de esto como hemos salido de otras cosas.

Le sonreí, conmovida. Se escuchó un suspiro al otro lado de la mesa. Todos estando tan curiosos sobre la reunión, miramos a la dueña del suspiro: Kiona.

—Axel siempre pensó que ustedes lograrían organizar todo, murió con ese pensamiento. Creo que todos tenemos la esperanza de que así sea.

Me quedé en silencio. Me miré con Alan, un poco incómoda, por lo que él pasó su mano por mis hombros, tomando la oportunidad al tener su silla bastante cerca a la mía.

Rich se aclaró la garganta, levantándose. Desde que había sucedido lo de Axel, él tenía que apoyar su peso en un bastón gracias a una lesión en una de sus piernas. No estaba en su mejor momento. Belén le había comentado a Alan, quien a su vez me había comentado a mí, que posiblemente sus funciones de líder se verían reducidas solo a lo estratégico.

—En vista de que Kiona no se ha decidido por hablar y decir el por qué de esta reunión, haré un anuncio importante de una decisión que tomé junto a mi esposa. En vista de los acontecimientos y mi estado de salud, me retiraré del liderazgo. Sé que es un momento tenso y poco oportuno, pero en mi estado no podré defender a quienes estén bajo mi cargo, ni mucho menos pensar en estrategias cuando mi familia puede verse amenazada por mi estado.

Un silencio sepulcral se instaló en la mesa. Miré a cada uno de los integrantes allí, todos luciendo pensativos. Alan tenía su ceño fruncido y observaba a su líder, Kiona miraba la mesa con fijación; Adrián también miraba a Rich, pero alternaba su atención entre Alan y él. Los demás también parecían asimilar la noticia, mientras que yo intentaba comprender qué pasaría con la manada.

No pude evitar preguntar, sin saber que el silencio no se debía a la noticia, sino a que todos también pensaban en qué pasaría con el puesto de alfa teniendo en cuenta la situación de Kiona, la próxima en el liderazgo.

Lunas de plataWhere stories live. Discover now