CAPÍTULO 40

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Tuve que aparecerme sin avisar y con un gran lobo detrás de mí. No le había puesto un nombre, hacerlo solo me complicaría lo que tenía que hacer en pocos días. Belén ya sabía que iría luego de que Alan saliera a trabajar. Necesitaba ver a Braham, aun en casa de los Lee porque seguía sin recuperar su fuerza por completo.

Trevor salía de la cocina con un plato en sus manos cuando me notó aparecer. Se sobresaltó, poniéndose a la defensiva por un instante antes de caer en cuenta de que era yo. Me reí un poco, deteniendo al lobo a mi lado para evitar que se fuera en contra de Trevor. Mi cuñado podía herirlo o matarlo con facilidad y yo necesitaba tenerlo con vida.

—Lo siento, ahora debo transportarme así porque nadie puede verme con un lobo detrás —me excusé, acariciando el pelaje un poco áspero del lobo.

—¿Por qué andas con un lobo? ¿Acaso no te basta con Alan? —Reí de nuevo.

—Es una larga historia. Subiré a ver a Braham, ¿dónde está Belén y Lotty?

—Charlotte no está y mi madre está arriba, si subes ya donde Braham quizá te la encuentres en el pasillo antes de que salga al hospital.

Asentí y me despedí con prisa. Cuando estaba subiendo las escaleras, me volví hacia Trevor.

—¿Alice está aquí? —pregunté, teniendo esa sospecha, la cual confirmó—. Dile que pasaré a saludarla antes de irme.

No esperé más respuesta que su asentimiento antes de subir. Así como había vaticinado Trevor, me encontré con Belén al entrar a la habitación. Ella me sonrió, parando su conversación con el ex vampiro sentado en la cama.

—Abril, que bonita mascota te conseguiste. —Por alguna razón me sentí sonrojar mientras una sonrisa avergonzada pendía de mis labios.

—No lo conseguí a propósito. Alan me llevó a que me relacionara un poco con alguna manada o algo, pero encontramos a este lobo y no dejó de seguirme... Todavía sigue haciéndolo, pero Hux aclaró que es por la magia de Serene... bueno, ahora mía. Al parecer, por ser tan vieja y haber sido traspasada por pocas generaciones, es fuerte para él la atracción hacia ella. Braham, te presento también a quien te dará su alma para que puedas recuperarte.

Mi amigo me miró escéptico.

—¿Me dará su alma? —La sonrisa en mis labios se perdió. Me acerqué a ellos, cautelosa.

—¿No lo sabes? Tendré que convertirte en un licántropo, Braham.

Se quedó en silencio antes de reírse.

—Justo le decía a Belén que es irónico todo esto que está pasando, ahora me dices que me convertirás en un licántropo, un ser que puede encontrar al amor de su vida y enlazarse a ella por la eternidad... Debes estar bromeando.

—Braham...

—No tiene sentido, gatita —me interrumpió. Suspiré, yendo hasta su lado y tomando su mano.

—Si lo dices por Faith, fue ella quien me dijo que debía convertirte, es algo que debe pasar, si todo sale bien y obtengo de nuevo el don de Serene de las almas... Para mañana está programado hacer lo de los guardianes, volverlos humanos. Si recupero el poder de Serene tendría que recuperar mis fuerzas para hacer lo tuyo, pero lo haríamos, así... quizás así podrías tener todo lo que deseas —susurré, sabiendo que me entendería a qué me refería con eso, a nuestra conversación de tiempo atrás, cuando admitía querer a alguien a su lado.

Los ojos grises de Braham se quedaron en los míos, serio y un tanto triste.

—Ella ya está con otra persona —susurró de vuelta.

Lunas de plataWhere stories live. Discover now